Todos conocemos al mallorquín Guillem March por su brillante trabajo como dibujante en diversas cabeceras de Batman. En esta ocasión, se ha animado, como tantos otros dibujantes, a hacerse cargo también del guion. Analizamos en este artículo lo que ofrece Batman: Pigmalión, una aventura autoconclusiva ambientada en los primeros años del Caballero Oscuro.
QUÉ OFRECE LA HISTORIA BATMAN: PIGMALIÓN
La idea de un Batman amnésico no es nueva. Son muchos años a sus espaldas y es un recurso bastante provechoso. Ya lo vimos por ejemplo en Joker: Volverse Cuerdo, o en la saga de Scott Snyder. Aquí, aparece desconcertado, recogido por una madre separada y su hija de unos diez años de edad. Ambas son fans del murciélago que, aunque no parece recordar quién es, ellas lo tienen claro viendo el uniforme que portaba al recogerlo inconsciente.
Poco a poco y de manera natural, Batman va confiando en la mujer y su hija, formando una especie de familia. Sin embargo, las sorpresas están a la vuelta de la esquina, y más con la presencia de aliados como Catwoman o el Comisario Gordon.
Poco más se debe desvelar en una obra que cumple a la perfección su función. Entretiene, se lee con avidez y despista por su portada. Esperaba encontrarme algo parecido a Carrie Kelly o que recordara a Batman: El Regreso del Caballero Oscuro, pero no van por ahí los tiros. No lo necesita. Cuando los dibujantes se animan a ser guionistas, no siempre aciertan. No todos pueden ser Alan Davis. En este caso, March demuestra conocer de sobra al personaje en cuyo mundo tantas veces ha incursionado. No pretende reinventarlo, sino que hace honor a lo que todo lector de Batman da por sentado.
EL DIBUJO DE GUILLEM MARCH
No estamos ante una de las obras en las que Guillem March prima la belleza del dibujo. Recuerdo obras suyas más estilizadas. Sin embargo, sí estamos ante un arte efectivo aunque más recio de lo habitual. A ello contribuye el borde negro grueso de los dibujos y los tonos oscuros que predominan a lo largo de Batman: Pigmalión.
EL EXTRA: DEADMAN EN FELIZ SAN VALENTÍN
Como suele ocurrir en estos tomos, se incluye una pequeña historia que se nos escapó a los lectores españoles. Es una breve reflexión acerca del acoso escolar de la mano de Deadman. Lejos de las simplezas en las que recientemente se tratan estos temas, Paul Dini demostró en su excelente cómic autobiográfico Noche Oscura: Una Historia Verídica de Batman, que sabe perfectamente de lo que habla. Apenas ocho páginas son más que suficientes para que empaticemos y nos llegue esta historia con la que no es difícil identificarse. No hay en esta ocasión portadas alternativas, aunque a mí no me disgustan.
Si os gustan las historias de Batman autoconclusivas, pero que a la vez aportan algo y se quedan en la memoria, Batman: Pigmalión os va a gustar.
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