Pioneros en el Espacio Exterior. Las Colecciones Literarias Clásicas de Ciencia Ficción en España. Reseña

Nombres como Enrique Sánchez Pascual, Luis García Lecha o Pascual Enguídanos puede que no suenen de nada a la mayoría de aficionados españoles a la ciencia ficción. Sin embargo, si cito a Alan Comet, Clark Carrados o George H. White, posiblemente afloren recuerdos de viejas lecturas de juventud. En el libro de Diábolo Ediciones Pioneros en el Espacio Exterior. Las Colecciones Literarias Clásicas de Ciencia Ficción en España, Javier Jiménez Barco rinde homenaje a la pléyade de escritores que contribuyeron a popularizar la novela fantacientífica en nuestro país. Para dar cohesión a la obra, el autor realiza un recorrido cronológico por las colecciones más señeras del citado género, desde sus albores a finales del siglo XIX hasta principios de los años 70 de la pasada centuria. En ese momento, el autor decide poner punto y final a su estudio, dejando la explosión de publicaciones de los setenta para un próximo libro.

La protociencia ficción española

Jiménez Barco, autor también de obras como Chicago-Marte por 15 Centavos y Terror Tales y los Pulps Bizarros, deja bien claro desde el comienzo del libro su objeto de estudio como su marco temporal: las colecciones de ciencia ficción editadas en España desde principios del siglo XX hasta 1969. El motivo es claro, ya que profundizar en las publicaciones fantacientíficas que surgieron en la España de los 70 habría implicado extender el libro más allá de los razonable. No obstante, para entender el auge de las colecciones de ciencia ficción españolas es preciso conocer su protohistoria, a lo que Jiménez Barco dedica el primer capítulo.

En esa primera parte del libro se citan novelas como El Anacrópete (1887), una de las primeras obras de viajes en el tiempo mediante una invención tecnológica. O las narraciones fantásticas de Nilo María Fabra (1843-1903), en las que trata la guerra futura o los viajes interplanetarios. Esta protociencia ficción no podía estar completa sin un personaje fundamental: el Coronel Ignotus. Puede que su estilo sea hoy en día considerado plúmbeo, pero sentó las bases de lo que llegaría poco después.

La ciencia ficción tras la Guerra Civil española

Tras este preámbulo, Javier Jiménez se centra en las colecciones de anticipación científica que aparecieron tras la Guerra Civil. Como Futuro, que abarcó poco más de una treintena de números entre 1953 y 1954. Su impulsor fue José Mallorquí Figuerola, autor de las populares novelas de El Coyote.

Además de incidir en los autores y en los vaivenes de las diversas publicaciones, el autor no olvida a los artistas que adornaron las portadas de estas modestas novelillas. Si bien muchas ilustraciones fusilaban descaradamente las de las revistas pulp americanas, otras son verdaderas obras de arte completamente originales. Ilustradores como Parera Ribas, Julio Ribera o Chacopino contribuyeron con su buen hacer a que las portadas de aquellos libros destacaran entre las publicaciones que se vendían en los kioscos.

Luchadores del Espacio es otra de las colecciones que tiene el honor de tener capítulo propio en el libro de Jiménez Barco. En ella vio la luz La Saga de los Aznar, una epopeya galáctica que, de haber sido escrita por un autor anglosajón, hoy sería todo un clásico. Su autor, Pascual Enguídanos Usach, firmaba sus novelas como George H. White, uno de los seudónimos más reconocidos por los amantes de la literatura de anticipación española.

Espacio - El Mundo Futuro, la colección de ciencia ficción más longeva

Capítulo propio merece la publicación Espacio - El Mundo Futuro, de Toray, editorial que muchos asociamos con los cuentos troquelados que leímos en nuestra niñez. Dicha colección se mantuvo en los kioscos durante 18 años, convirtiéndose en la más duradera de las publicaciones fantacientíficas españolas clásicas. Por ella desfilaron nombres como Clark Carrados, Louis G. Milk o Austin Tower, todos, por supuesto, seudónimos de autores patrios. 

Mención aparte merece el apartado visual de Pioneros en el Espacio Exterior. Las Colecciones Literarias Clásicas de Ciencia Ficción en España. La selección de portadas y la calidad de la reproducción son sobresalientes, sobre todo teniendo en cuenta el estado en el que deben estar los originales. Hojeando el libro uno se da cuenta de la extraordinaria calidad de aquellos artistas quienes, a cambio seguramente de un sueldo mísero, realizaban portadas dignas de ser enmarcadas. 

Los primeros autores de ciencia ficción anglosajones llegan a España

Leyendo la obra de Jiménez Barco uno se pregunta: ¿dónde están los autores anglosajones? No fue hasta 1955 cuando al editorial Edhasa desembarca en España con su mítica colección Nebulae. En ella, los lectores españoles tuvieron su primer acercamiento a obras de Robert A. Heinlein, Asimov, A. E. Van Vogt o Fredric Brown, entre otros. Dicha colección alternó escritores foráneos con nombres españoles, como Domingo Santos o Antonio Ribera, también traductor y pionero de la ufología en nuestro país.

El libro encara su final ahondando en la denominada por el autor "década prodigiosa de la ciencia ficción española". Durante los años 60, el estallido de las publicaciones de este tipo se hace más que evidente, y muchas editoriales que habían ignorado el género hasta entonces deciden apropiarse de él. Una de ellas fue la barcelonesa Cenit, germen de la posterior Vértice, cuya historia puedes descubrir en el libro Cuando Daredevil se Llamaba Dan Defensor, también de Diábolo Ediciones.

Tras este recorrido por casi un siglo de colecciones de ciencia ficción, el autor pone punto y final con un epílogo dedicado a la explosión de los años 70. Si bien no ahonda en el fenómeno, posiblemente de cara a un próximo libro, Jiménez Barco nos ofrece un primer vistazo a las primeras revistas de ciencia ficción, como Selecciones Géminis, Anticipación o la legendaria Nueva Dimensión.

Pioneros en el Espacio Exterior. Las Colecciones Literarias Clásicas de Ciencia Ficción en España es un más que completo recorrido por las publicaciones de anticipación científica publicadas hasta 1970. No obstante, a los aficionados nacidos en dicha década puede que muchas de las colecciones mencionadas ni siquiera les suenen. Tal eventualidad no impide que cualquier aficionado a la ciencia ficción, sobre todo si es estudioso del género, disfrute con los entresijos que el autor desvela en las páginas de su ensayo. Si a ello sumamos la cantidad y calidad de las reproducciones de aquellas añejas portadas, la obra de Jiménez Barco se erige como referente imprescindible para quienes quieran descubrir los orígenes de la ciencia ficción española, un género siempre injustamente denostado por estos lares.