Una de las novelas gráficas más celebradas de los últimos años es, sin duda, Los Picapiedra. Editado anteriormente en un formato que no gustó a muchos fans, el reducido o jibarizado, ECC Ediciones ha decidido finalmente publicarlo como una novela gráfica al uso. La obra de Mark Russell reinventa unos personajes de Hanna-Barbera tremendamente populares para darnos su visión de multitud de temas. Analizamos qué puedes encontrar en la obra.
LOS PICAPIEDRA TELEVISIVOS Y LOS DEL CÓMIC
Los Picapiedra (The Flintstones) siguen siendo conocidos incluso para generaciones que nunca se los encontraron en la televisión. Esta popularidad abre camino a productos como este cómic. Aunque ya aviso que si esperas algo parecido a los dibujos animados de Hanna-Barbera, obviamente estás en un error. Russell nos muestra a los personajes que tanto conocemos, pero de una manera diferente. Pedro Picapiedra es un veterano de guerra, igual que Pablo Mármol. Tenemos a Vilma y a Betty, y a sus hijos. No falta Dino, siendo su llegada a la familia uno de los momentos más divertidos del tomo. Es lógico y normal que el aspecto de todos ellos sea más bonito y estilizado, especialmente con los bonitos diseños de Steve Pugh.
Lo que sí tienes que saber es que Los Picapiedra son un vehículo para las muchas reflexiones sociales de Russell. A través de sus doce números, todos autoconclusivos, se explaya en un tema filosófico tras otro. El autor pensaba que tendría que terminar su cómic en el número seis, de manera que cerrar cada grapa era una forma de asegurarse que no dejaba nada a medias.
No es demasiado original Russell en sus reflexiones, pero entendemos que ha querido elegir grandes temas de siempre. La obra es de 2017 y 2018, así que ya tenía tiempo de reírse bastante más del narcisismo actual y del postureo social. Algunas de sus reflexiones son más propias de la sociedad norteamericana. En Europa no sufrimos un consumismo compulsivo de manera generalizada como sí puede ocurrir en USA. A nivel personal, echo de menos temas más mundanos y no tan trascendentes. Ya hemos visto muchas reflexiones sobre la religión, pero el día a día del ciudadano medio se aleja mucho de lo que retratan los medios.
Los personajes son algo esquemáticos, siendo la sociedad que representan la verdadera protagonista de Los Picapiedra. En unas ocasiones acierta más, en otras menos, pero en general estamos ante una obra bastante más profunda que la media.
EL DIBUJO Y LA EDICIÓN DE LOS PICAPIEDRA
Esta edición de Los Picapiedra de Mark Russell viene a completar la petición de tantos fans decepcionados por la edición reducida que había sido publicada en 2018. No podrán quejarse ahora. A los doce números, se les añaden jugosos extras: todas las portadas, bocetos de los personajes, y sobre todo, un número especial de Booster Gold junto a Los Picapiedra. En él, el famoso héroe —o lo que sea— viaja a través del tiempo y se encuentra con ellos. Tiene gracia, la verdad, aunque el dibujante es Rick Leonardi. Me gustaba mucho hace años, pero creo que no ha evolucionado su estilo y se nota algo anticuado hoy día.
En cuanto al dibujo de Steve Pugh, se merece un apartado aparte. Al igual que cuando leemos un Mortadelo de Ibáñez, cada viñeta necesita su tiempo para descubrir historias paralelas que puede haber en segundo plano. Como en la serie televisiva, muchos de los electrodomésticos e inventos prehistóricos son animales domesticados. Pero atención a estos, pues, independientemente de los protagonistas principales, son muy capaces de robar el show. Para mí es lo mejor de la obra, y lo que la hace realmente especial. Esto no sería posible sin la gran imaginación de Pugh y su talento mostrándonos un mundo muchísimo más evolucionado que la Piedradura que conocimos de la mano de la serie animada de Hanna-Barbera.
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