Ya tenemos en nuestras manos el ejemplar cuarto de la serie Batman: Un Mal Día. En este caso, se centran en el personaje de Catwoman. G. Willow Wilson (Wonder Woman) y y Jamie McKelvie se encargan del guion y el dibujo, respectivamente. Os relatamos a continuación que puedes esperar de esta nueva entrega de la colección que publica ECC Ediciones.
LA REFERENCIA EN LA HISTORIA A TENER UN MAL DÍA
El tomo está absolutamente centrado en Catwoman y en, efectivamente, un mal día que sufrió en la infancia. Para ello, no se han tenido en cuenta viejos detalles de la continuidad, como que Selina Kyle se crio en las calles, o que su hermana era monja. La autora altera ese enfoque para poder adaptarlo más a una especie de discurso, algo simplista, acerca del acceso a la vivienda. ¿Tuvo ese mal día en concreto la culpa del destino elegido por Selina Kyle?
Batman: Un Mal Día – Catwoman se centra también mucho en los sentimientos y pensamientos de la antiheroína, y en una misión que para ella es personal, pero que termina siendo más importante de lo que ella misma cree. No hay mucha acción en este cómic, ya que el juego que plantea va por otra parte. Invita más a la reflexión, al doble juego, a las sorpresas... G. Willow Wilson ha querido desmarcarse de lo habitual y lo ha conseguido.
Tenemos a Batman en la historia, pero es más un cameo que una presencia activa. Al menos queda claro en qué estado está su relación con Catwoman en esta historia.
LO QUE DEJA BATMAN: UN MAL DÍA - CATWOMAN
El cómic se lee de una manera ágil, y capta tu interés por la manera en que va sorprendiendo. Funciona como historia autoconclusiva que lleva un mensaje. Que conectes o no con ese mensaje ya es cosa tuya.
Batman: Un Mal Día – Catwoman se diferencia de las historias previas de esta serie, como la centrada en El Pingüino, pero me ha resultado agradable. No es una obra maestra, pero sí una digna parte de esta colección que, para mi, destaca.
En cuanto al dibujo de Jamie McKelvie, recuerda al estilo que imperó hace unos años en los cómics, lejos de las anatomías perfectas que vemos a veces, ayudados de tecnología. Aquí, al menos eso parece, ha primado el trabajo manual y menos la tableta gráfica. No está mal, pero muchos estamos acostumbrados a otra espectacularidad en los cómics DC actuales.
Un tomo fácil de leer, que se te queda en la mente después de hacerlo, y que plantea más preguntas que respuestas no ya en el mundo de Gotham, sino en el de cada uno de nosotros.
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