La devoción que en casa tenemos a la actriz Anna Torv desde Fringe nos animó a ver la miniserie australiana The Newsreader, disponible en las plataformas Filmin y Movistar. A lo largo de seis episodios, conoceremos el día a día de una emisora nacional de televisión australiana en 1986. Fue un año que dio mucho juego informativo, a lo que se suma lo que se cuece tras las cámaras y los problemas personales de unos y otros, con la perspectiva que dan los más de treinta años que han transcurrido desde entonces ¿Merece la pena esta aventura?
LA INTERACCIÓN ENTRE LOS PROTAGONISTAS DE THE NEWSREADER
Centrado en la presentadora Helen Norville (Anna Torv), vivimos el ascenso del joven Dale Jennings (Sam Reid), un chico inseguro con secretos y ambiciones, con la que termina viviendo una extraña relación. A esto, añadir la decadencia de Geoff Walters (Robert Taylor), el viejo periodista que quiere eternizar su papel. A pesar de la gran actuación de Torv, su personaje tiene tantos rincones ocultos que nos cuesta empatizar con ella. No vemos que sea tan complicada como nos la venden. Hubiera sido mejor saber algo más aparte de que la cámara la quiere, y mucho.
Poco a poco nos muestran las relaciones de poder entre Dale y Helen, así como los secundarios que manejan los hilos tras las cámaras. También hay algunos personajes secundarios muy simpáticos con una evolución bastante interesante. Es el cuadro completo, y no solo los protagonistas, los que hacen de The Newsreader una serie a tener en cuenta si te gustan las historias de periodistas.
LA ELECCIÓN DE 1986 COMO EJE EN THE NEWSREADER
Tal y como se adivina por el título, Anna Torv interpreta a una exitosa presentadora de un noticiero australiano. Comparte dicha tarea con el veterano locutor Geoff Walters. Estamos en 1986, lo cual da un significado extra a dicho papel. Es conocido, venerado y respetado por un país que no duda de que la verdad es lo que cuenta. Un poder que contará, y mucho, a la hora querer presentar el telediario. Pero lo verdaderamente interesante no ocurre frente a las cámaras, sino tras ellas. Una lucha de egos, poder y criterios desfilan ante nosotros junto a los puntos álgidos del año 1986.
Y no es un año casual. Si lo viviste, recordarás acontecimientos globales como la explosión del transbordador espacial Challenger (también tratada hace poco en la serie This Is Us), la boda del príncipe Andrés de Inglaterra, la visibilización del SIDA... y las luchas a muerte por las exclusivas.
LA IMPOSIBILIDAD DE RETRATAR LOS VERDADEROS AÑOS 80 DEL SIGLO XX
Los años 80 del pasado siglo tuvieron una personalidad muy marcada. Y no me refiero sólo en el pelo de quienes la vivieron, que también. Era algo en el aire, que resulta realmente difícil copiar en estos tiempos. En The Newsreader lo intentan, pero no lo consiguen. Se nota demasiado que es una pulcra serie intentando representar un pasado que no fue así. La actual corrección política impide mostrar lo que realmente era un ambiente de trabajo en los 80: bromas de mal gusto a todas horas, comentarios ofensivos de todo tipo, falta de límites en muchos aspectos... Os invito a ver cualquier película rodada en esa época de temática trabajadora: la ordinariez era irrepetible. Por no hablar de la vestimenta, infinitamente más colorida, exagerada y vistosa que la mostrada en la serie.
A pesar de lo anterior, estamos ante una serie elegante, original por lo que nos muestra de un país tan lejano como Australia, pero tan cercano en otras cuestiones. No muestra grandes altibajos, jugando con los tiempos y la sutileza. Aunque la temática la comparta con la norteamericana The Newsroom, es diferente a esta. Si te va una serie tranquila, cuidada, pero histórica a su manera, dale una oportunidad.
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