Todos los aficionados al universo Star Trek esperaban con ansias el estreno de la segunda temporada de Picard, sobre todo por el anuncio del regreso de varios de los personajes más icónicos de The Next Generation, como Guinan (Whoopi Goldberg) o la Reina Borg (Annie Wersching). Pero el que ha levantado más expectación ha sido Q, quien vuelve a estar encarnado por John de Lancie en uno de sus papeles más memorables. El omnipotente ser del Continuo Q vuelve a poner en un aprieto a Picard y su sus amigos, esta vez en una aventura que recuerda poderosamente a la película Star Trek: Misión Salvar la Tierra (1986).
EL CONFLICTO Q, LAS SECRET WARS DEL UNIVERSO STAR TREK
Q también es el protagonista del cómic Star Trek: El Conflicto Q, editado por Drakul Editorial, el cual recoge la miniserie americana de seis números Star Trek: The Q Conflict, editada por IDW. Con guion de Scott y David Tipton y dibujos de David Messina, El Conflicto Q supone la enésima prueba a la que es sometido Picard, solo que esta vez tendrá que afrontarla junto a las tripulaciones más famosas de la saga. A él se le unirán la Capitana Janeway y los tripulantes de la Voyager, Benjamin Sisko, de la estación Espacio Profundo Nueve, así como James T. Kirk y su equipo de la Enterprise.
Extraños fenómenos cósmicos, como una inusual acumulación de supernovas, amenazan al espacio de la Federación, provocando incluso la evacuación de planetas enteros. Los sucesos resultan ser los daños colaterales de una contienda entre el Continuo Q y un grupo de seres omnipotentes, entre los que destacan los Metrones, Trelane, el Escudero de Gothos y los Organianos. Para Q solo existe una solución al conflicto: las cuatro tripulaciones más importantes de la historia de la Federación deben competir entre ellas en diversas pruebas. De negarse, las consecuencias podrían ser fatales para todo el cosmos.
No es la primera vez que algunos de los personajes coinciden, como por ejemplo, Tuvok y Sulu, su antiguo capitán. Otros, en cambio, se topan por vez primera, algo que provoca suspicacias en algunos casos, como los recelos de Kirk hacia el klingon Worf, una especie con la que la Federación continúa en guerra en su época.
Es un cómic que, aparte de la épica espacial que podemos esperar, tiene momentos en los que los diálogos e interacciones entre los personajes tienen su importancia. A ello ayudan los dibujos del italiano David Messina, que logran captar con bastante fidelidad no solo el aspecto de los actores que todos conocemos, sino también sus expresiones faciales. No obstante, se nota que el dibujante se ha esforzado más en plasmar con fidelidad los capitanes y Q, y algo menos el resto de personajes. De hecho, algunos de ellos nombran a los otros para que podamos identificar de quienes se trata. El número cuatro está dibujado por Silvia Califano, quien también hace un buen trabajo. Atento a las portadas alternativas de George Caltsoudas que incluye la edición de Drakul, realizadas al más puro estilo olímpico soviético.
STAR TREK: EL CONFLICTO Q Y LA CONTINUIDAD DE LA SAGA
Leyendo Star Trek: El Conflicto Q se nota que los hermanos Tipton se conocen al dedillo el canon de la saga. Cualquier aficionado a Star Trek sabe lo fácil que es cometer fallos en este tipo de historias, sobre todo cuando se mezclan personajes de diferentes épocas. No obstante, Scott y David Tipton superan con nota el reto, encajando todas las piezas en su lugar. Sin embargo, y al contrario de lo que sucede en el cómic Star Trek Picard. Countdown, la historia que se nos narra en El Conflicto Q no parece ser canon.
Si hubiera que poner alguna pega a Star Trek: El Conflicto Q, estaría relacionada con la cantidad de personajes que intervienen. Meter a cuatro tripulaciones completas en una misma historia, aunque sea de seis números, siempre te obligará a centrarte en un grupo reducido y obviar a los demás. Es lo que ocurre en este cómic, con algunos personajes casi de atrezzo (¿qué pinta Quark en este fregado?). Además, el foco está centrado, sobre todo, en Picard, lo que resta mucho protagonismo a otros personajes importantes, como Kirk o Spock.
En definitiva, estamos ante una historia entretenida y escrita con el respeto y la coherencia que se le exigen a los cómics de Star Trek. Hay que alabar a la pareja de guionistas el esfuerzo por encajar a cuatro tripulaciones tan diferentes y que esa amalgama no haga aguas por todos lados. Incluso el trekkie más experimentado tendrá dificultades para hallar algún fallo de continuidad. ¡Los he buscado y no hay! Por otro lado, hay que decir que no hay que ser un fanático de la saga para disfrutar de este cómic, aunque si lo eres la experiencia será mucho más grata.
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