Este viernes 21 de febrero se estrena en España El Callejón de las Almas Perdidas (Nightmare Alley), la última película del realizador mexicano Guillermo Del Toro (La Forma del Agua, Hellboy). La cinta cuenta con un sensacional reparto, con Bradley Cooper, Cate Blanchett y Willem Dafoe a la cabeza. Con un guion de Kim Morgan y el mismo Del Toro, el largometraje adapta la novela homónima de William Lindsay Gresham publicada en 1946, considerada un clásico del género negro. La obra fue llevada por primera vez al cine en 1947, con Tyrone Power como protagonista.
Para celebrar el estreno del film de Guillermo del Toro, Editorial Drakul, bajo su sello Likantro, ha reeditado Nightmare Alley. El Callejón de las Almas Perdidas, la novela gráfica que escribiera y dibujara el autor underground Spain Rodríguez. Amigo del gran Robert Crumb, Rodríguez falleció de cáncer en 2012, no sin antes legarnos multitud de cómics rompedores, como los de personaje Trashman, su biografía del Che Guevara o Nightmare Alley, toda una oda al género negro.
Nightmare Alley. La gestación de la novela gráfica
El cómic Nightmare Alley iba a incluirse en una colección de novelas gráficas dedicadas a versionar algunas de los mejores thrillers escritos por autores norteamericanos. El cómic de Spain Rodríguez debió ser la tercera entrega, pero, tras la cancelación de la colección, fue publicado por otra editorial. Gracias a Drakul, los lectores españoles tenemos la suerte de volver a disfrutar de esta interesante obra, ausente de las librerías desde 2009, año en que la editorial lanzó su primera edición en castellano.
Nightmare Alley es el cómic más extenso de la carrera de Spain Rodríguez. También podemos afirmar que es una de sus mejores obras. Cuando el autor recibió el encargo de trasladar a viñetas la novela de Gresham, decidió prescindir de lo ya realizado por el anterior guionista y escribir él mismo la adaptación. ¿El resultado? Una obra fascinante que combina a la perfección intriga, amargura y ciertos elementos cercanos al realismo mágico, como el freak show donde trabaja el protagonista al principio de la historia.
El Callejón de las Almas Perdidas de Stanton Carlisle
Estamos a finales de la década de los 40. Stanton Carlisle trabaja en una feria ambulante como ayudante de Zeena la Adivina. Stanton se convierte en amante de Zeena y, al mismo tiempo, aprovecha para que esta le instruya como mentalista. A la vez, conocemos otros compañeros de trabajo del protagonista, como el Comandante Mosquito, el hombre más pequeño del mundo, o Madeimoselle Electra, un personaje clave en el resto de la historia.
En esta primera pate del cómic, el autor se recrea con el retrato que hace de estas rarezas de feria. Gracias a su estilo, muy cercano al de su amigo Robert Crumb, Rodríguez capta a la perfección la sordidez de aquellas tremendas atracciones, fascinantes y repelentes a la vez, pero que atraían a tanto público ansioso por lo grotesco. Ya desde el principio queda claro que Stanton Carlisle no se va a conformar con aquella vida. Su primer paso es seducir a la adivina, con el fin de conocer sus trucos y los de su marido, un alcohólico. Después convencerá a Molly, la chica eléctrica, para dejar la feria y emprender junto a él un espectáculo de mentalismo.
En esta primera parte de la obra, Spain Rodríguez plasma con su peculiar estilo cómo los personajes intentan escapar de esa vida de cualquier modo posible. Cada uno prueba de distinta forma, pero Stanton destaca entre todos ellos por su ambición sin límites. De fondo, se tocan temas como el alcoholismo, la infidelidad, la corrupción policial o la hipocresía de la sociedad norteamericana.
En la segunda parte de Nightmare Alley, Stanton y Molly montan su propio espectáculo con cierto éxito. Sin embargo, Stanton quiere más, por lo que decide aprovechar la credulidad de los más adinerados para su propio beneficio. Aquí, el autor da un buen repaso a la clase alta norteamericana de la época, retratándolos como ingenuos, caprichosos y clasistas. Los acontecimientos se precipitarán cuando el protagonista conozca a Lilith Ritter, una psicóloga aún más ambiciosa y manipuladora que el propio Stanton.
La narrativa y el dibujo de Spain Rodríguez en Nightmare Alley
El apartado gráfico de El Callejón de las Almas Perdidas capta a la perfección el espíritu de la novela original de Gresham. Los diseños de los personajes son grotescos pero sin caer en la caricatura, con mujeres de curvas rotundas y tipos de mandíbula cuadrada. Se aprecia también el detallismo de Rodríguez, quien se nota que puso especial esmero en esta obra. No obstante, las transiciones no están del todo conseguidas, por lo que el lector poco atento puede perderse un poco con ciertos saltos temporales. El excelente entintado de sus dibujos acaba por redondear la obra de Rodríguez.
Otro detalle interesante de la narrativa de Spain Rodríguez es el uso de cuatro viñetas por página. Este esquema solo se rompe en alguna que otra página cuando la acción lo requiere. Los bocadillos, por su parte, son, en ocasiones, bastante abultados. Spain se esforzó por captar el espíritu de la obra original, un libro bastante extenso, lo que le obligó a incluir bastante texto en muchos de las viñetas. Para mí no es ningún problema, aunque puede chocar a lectores más jóvenes.
La edición de Drakul de Nightmare Alley contiene una introducción en la que se proporcionan numeroso datos tanto de la biografía del autor de la novela como de la gestación de la adaptación al cómic. William L. Gresham fue un escritor interesante cuya vida merecería su propia película. Nacido en 1909, Gresham fue cantante y miembro del partido comunista. Sus ideales lo llevaron incluso a alistarse a las brigadas internacionales que lucharon en el bando republicano en la Guerra Civil española. En España hizo amistad con un médico norteamericano, quien gustaba rememorar su trabajo en ferias ambulantes. De ahí surgieron muchas ideas que luego Gresham vertió en sus novelas. Gresham se quitó la vida en 1962, tras conocer que padecía un cáncer incurable.
¿Por qué leer Nightmare Alley?
Estamos ante un cómic con historia. No siempre tenemos la oportunidad de leer y disfrutar de obras así. Leyéndolo se aprecia cómo su autor puso especial interés en plasmar la esencia de la novela, adornándola con sus propias vivencias e ideología de izquierda. El retrato sórdido e inquietante de Stanton Carlisle y como intenta medrar en la sociedad americana de los 40 es, sin embargo, atemporal. Hoy en día ya no quedan circos de freaks como los de la novela de Gresham, ya que se han reconvertido en otro tipo de espectáculos. La televisión, las redes sociales, los medios en general albergan tantas o más rarezas que las ferias ambulantes de antaño. Y tantos o más arribistas y embaucadores que en la época en la que transcurre Nightmare Alley.
Si te gusta el cómic independiente, cargado de mensajes, Nightmare Alley es de obligada lectura. Va más allá del simple cómic underground. Es una obra sólida, hecha con cariño y, lo más importante, con alma, algo de lo que lamentablemente carecen muchos cómics de hoy en día.
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