Uno de los fenómenos sociales más curiosos del siglo XX fue, sin duda alguna, el de las pin-ups. Estas chicas, con una imagen que destilaba a la vez inocencia y seducción, se convirtieron en objeto de deseo de varias generaciones. Su reinado comienza en los años 20, aunque no es hasta la II Guerra Mundial cuando se convierten en un fenómeno de masas. En el libro de Diábolo Ediciones Beautiful Women. Pin-Ups y Bombshells Inolvidables, Guillem Medina Gallardo nos presenta un auténtico catálogo de bellezas. Desde exuberantes estrellas del celuloide como Jane Russell a habituales de las revistas masculinas, como la inolvidable Bettie Page, en este libro están las más famosas, que no todas, pin-ups de la historia.
El autor de este bonito libro ha seguido, para su selección de pin-ups y bombshells (¡cuidado, no son lo mismo!) un criterio más o menos cronológico. El viaje comienza en los años 20 y 30 del pasado siglo, una época plagada de rutilantes estrellas del Séptimo Arte, con actrices como Jean Harlow, de efímera vida, Louise Brooks o Gloria Swanson. Son las flappers: chicas alegres, bellas e independientes, verdaderas pioneras de la liberación de la mujer, por mucho que a algun@s les cueste reconocerlo.
Cada capítulo del libro está adornado con bellísimas fotos de gran calidad, como las de las diosas del cine mudo, las primeras pin-ups de la historia. Una obra como esta no podía descuidar su apartado gráfico, y Diábolo Ediciones, como ya es costumbre, ha demostrado contar con un excelente equipo de maquetación. Tanto las fotografías en glorioso blanco y negro de aquellas primeras modelos y actrices como las imágenes en color han sido elegidas con el mejor de los gustos.
LAS PIN-UPS DE LOS AÑOS 30 Y 40
Nos adentramos en los años 30, con nombres como Betty Grable, la chica de las piernas de oro, la volcánica Rita Hayworth, o las diversas estrellas latinas que intentaron acercar las producciones de Hollywood al público de habla hispana. En los 40, la moda del posado siguió encandilando tanto a los hombres... y a muchas mujeres, por qué no decirlo. Ava Gardner, el animal más bello del mundo, Elizabeth Taylor o Paulette Goddard fueron algunas de las pin-ups más prominentes.
Tal era la cantidad de pin-ups y bombshells de estos años que al autor del libro, sabiamente, ha decidido insertar cada varios capítulos uno temático. Así, a lo largo de la obra, se recogen algunas de las temáticas favoritas de los fotógrafos de pin-ups: Halloween, Acción de Gracias, Cuatro de Julio, Navidad, el invierno y el verano. Chicas con tacones montadas en una escoba o amenazando con un hacha a un pobre pavo son algunas de las poses absurdas que debían adoptar en sus sesiones de fotos.
MARILYN MONROE LO CAMBIA TODO
El auge de Marilyn Monroe como icono erótico condujo a una eclosión de imitadoras. Las más célebres fueron la exuberante Jayne Mansfield, de trágico final, Mamie Van Doren o Diana Dors, una actriz británica de la que Scarlett Johansson es su vivo retrato. Las pin-ups habían evolucionado y convertido en bombshells, auténticas bombas sexuales que no necesitaban enseñar demasiado para encandilar al personal. ¿Su secreto? Sus rotundas y contundentes formas, un ideal estético que, lamentablemente, no es el que más prima en la actualidad.
Dejamos atrás los capítulos dedicados a las maggioratas italianas, como Sophia Loren o Gina Lollobrigida, y volvemos a Hollywood, con artistas como Jane Russell, famosa por el volumen de su busto, la exótica Bella Darvi o las hermanas Gabor, Zsa y Eva. Cómo no, la modelo que ocupa el capítulo central del libro es Bettie Page, la quintaesencia de la pin-up clásica, inspiración de miles de artistas gráficos de todo el mundo. No era la más guapa, ni la de mejor cuerpo, pero sí la que encarnaba al epítome de pin-up que a todos nos viene a la mente cuando oímos este término.
LAS PIN-UPS DE LOS AÑOS 60 Y 70
Nos acercamos a los años 60 y las pin-ups evolucionan. Las poses y actitudes de las modelos comienzan a bordear peligrosamente el mal gusto. El glamour de los años 40 y 50 se diluye, dando paso a pin-ups que cada vez enseñan más y encandilan menos. Sin embargo, entre tanta mediocridad, surgen las excepciones: Julie Newmar, la primera Catwoman televisiva, Kim Novak, o la felliniana Anita Ekberg, entre otras bellezas.
Nuestra máquina del tiempo se detiene ahora en los 70, años en los que despuntaron iconos eróticos como Raquel Welch, Brigitte Bardot o la lánguida Jean Seberg. También dedica el autor capítulos a estrellas como Ursula Andress, primera chica Bond, Jane Fonda o la británica Joan Collins, una actriz que, curiosamente, gozaría de más popularidad en su madurez, gracias a series de televisión como Dinastía (1981-1989). Por supuesto, el autor no podía finalizar su libro sin incluir un pequeño (e insuficiente, en mi opinión) apartado dedicado a las scream queens de la productora Hammer Films. Desde aquí, aliento a Guillem Medina y a Diábolo Ediciones a preparar un nuevo libro, pero esta vez dedicado enteramente a las actrices más sexys de la Hammer Films. No me equivoco en augurar que sería todo un éxito de ventas.
Guillem Medina, autor de libros sobre cultura popular tan interesantes como Siempre Quise Ser Uno de los Cinco o El Destape en el Quiosco, reseñados aquí, vuelve a demostrar que está especialmente dotado para el estudio de lo vintage. Lo antiguo vuelve a ser moderno gracias a autores como este, capaces de dar una pátina de barniz a conceptos tan pasados de moda como las pin-ups o las estrellas del destape de la transición.
Nostálgicos incurables, amantes de las curvas, obsesos de la belleza natural y sin filtros, para ellos está escrito Beautiful Women: Pin-Ups y Bombshells Inolvidables, un libro imprescindible para entender la evolución de los gustos estéticos y sexuales de varias generaciones.
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