Ya tenemos disponible en Filmin la miniserie de dos episodios llamada Honor. En ella, se cuenta el caso real de Banaz Mahmod, una chica que fue asesinada por su propia familia. Interpretada por Keeley Hawes, en apenas dos episodios de cuarenta y cinco minutos llegamos a conocer qué ocurrió y qué falló para que en el Reino Unido del siglo XXI pueda pasar algo así.
EN QUÉ SE CENTRA LA SERIE HONOR
Al durar sólo hora y media, bien podría pasar por una película para televisión. La serie consigue interesarnos y contarnos lo que le ocurrió a Banaz en tan poco tiempo. Para ello, evita adornos como la vida personal de la policía encargada del caso, Caroline. Nos presentan a Banaz y su vida en breves pinceladas que son suficientes para empatizar con la chica y sus circunstancias. Procedente de una familia inmigrante de Irak, ella abraza los valores occidentales, pero sus padres no. Esto implica que ellos deciden su matrimonio, eligiendo a un individuo que la maltrata. Cuando decide divorciarse e iniciar una relación con otro chico de ideas más avanzadas, ocurre el crimen.
LA TRAMA Y LOS PERSONAJES DE LA SERIE HONOR
Son bien representados, ya que evita estigmatizar a ningún colectivo. Hay personas fanáticas con unas costumbres surgidas donde había hambre y había que casar a los hijos rápido. Aunque eso no ocurra en Gran Bretaña, se aprovechan de esas costumbres para poder ejercer poder sobre otras personas. Pero aparecen otros individuos dentro del mismo colectivo que luchan contra esas viejas costumbres y prefieren avanzar. No olvidemos que fue un crimen real.
A pesar de que aparecen poco en pantalla, emociona especialmente el novio de Banaz. Su vulnerabilidad, soledad y sentimientos traspasan la pantalla. Así como la hermana de Banaz, mucho más rebelde que ella y también una víctima de quienes se creen con derecho a decidir sobre su vida.
Caroline hace un esfuerzo personal y profesional inconmensurable por Banaz |
0 Comentarios
Todos los comentarios son revisados antes de su publicación. Por favor, sé moderado e identifícate, nos gusta saber a quien nos dirigimos.