Diábolo Ediciones ha publicado el sexto volumen de su Biblioteca de Cómics de Terror de los Años 50, en esta ocasión dedicado a los fantasmas. Esta colección antológica recoge algunos de los mejores cómics de terror pre-Comics Code, es decir, antes de que las editoras norteamericanas se impusieran una autocensura para poder sobrevivir en aquellos años tan paranoicos. Tras los zombis, las momias y las criaturas del pantano, los espectros son los protagonistas de una nueva entrega de esta sensacional colección, la cual recoge lo más granado de los cómics pulp de horror norteamericanos de los años 50.
El tomo incluye dieciocho relatos, uno más que la edición original de IDW Publishing. El último relato, La maldición del ouanga, ha sido seleccionado especialmente para los lectores españoles. Pero antes de lanzarse a la lectura de estas inquietantes historias es preciso adquirir cierta perspectiva. A ello contribuye el prólogo del volumen, encargado al guionista John Rozum. Rozum, guionista de colecciones de cómics como Scooby Doo, Superman o Expediente X, hace un repaso de los fantasmas en la literatura y su importancia en el género de terror. Sin duda, unas reflexiones que permiten degustar mejor las truculentas historias que siguen a continuación.
LA GRAN VARIEDAD DE CÓMICS DE HORROR EN LA AMÉRICA DE LOS 50
La primera historia, Yo, Fantasma, se publicó originalmente en la revista Adventures into Darkness (1953). Esta publicación, como otras muchas de su época, apenas alcanzó los diez números. Eran tiempos en los que los editores estaban continuamente cambiando los nombres de sus colecciones con el fin de llamar la atención de nuevos lectores. El número diez de esta colección, al que pertenece esta historia, contó con importantes dibujantes, como Ross Andru, George Roussos o Rocco Mastroserio.
La siguiente historia, Venganza (Mysterious Adventures #19, abril de 1954), contiene uno de los clichés del género: el fantasma vengador. A los lápices, Ross Andru, quien años después sería el co-creador del personaje de Marvel The Punisher. En Los espectros rondan la torre maldita, un traidor recibe finalmente su castigo de parte de los espectrales habitantes de la Torre de Londres.
En El fantasma perseguido aparecen algunos elementos que cabría encuadrar en la ciencia ficción. De hecho, los entes que atormentan a la pareja protagonista son seres extradimensionales, más que meros espectros. El relato apareció en el número 26 de Adventures into the Unknown, una publicación que supo vadear los ataques de la censura, alcanzando la friolera de 174 números, de 1948 a 1967.
LOS FANTASMAS VENGATIVOS, UN CLICHÉ DE LOS CÓMICS PULP DE LOS 50
Journey into Fear fue otra de las publicaciones de corta vida que no pudo con la ola de conservadurismo que azotó los cómics norteamericanos de mediados de los 50. De su número 14 (julio de 1953) proviene la historia Jurado de muertos vivientes, una deliciosa historia en la que el villano es, precisamente, un juez. ¿Quizás un funesto vaticinio de la censura que afectaría a estas publicaciones a partir de la instauración del Comics Code Authority en 1954?
Tras la espeluznante La mujer sonriente (Weird Horrors #5, diciembre de 1952), el volumen de Diábolo Ediciones nos ofrece la historia Sesión de terror. Esta historia trata más sobre posesiones diabólicas que sobre fantasmas, pero resulta en todo caso igual de inquietante. Apareció en una de las publicaciones de la editorial Fawcett Comics, This magazine is haunted, la cual alcanzaría solo los catorce números.
La siguiente historia del volumen, Espíritu de humo no superaría hoy en día la censura antitabaco, ya que el fantasma protagonista solo aparecía al quemar cierta variedad de tabaco. En Si un cuerpo mata a otro (Fantastic Fears, #9, octubre de 1954) la acción se traslada de Estados Unidos a la vieja Escocia en una nueva versión sangrienta de Romeo y Julieta. Una historia truculenta de venganza dibujada con especial maestría por Iger Shop.
Los tipos sin escrúpulos eran otra constante en estas historias. En El deseo mortal, un aviador, movido por la codicia, paga con la muerte a sus rescatadores. Obviamente, el final es el esperado. En El fantasma del teatro Abbey, espléndidamente dibujado por Bob Forgione (habitual en las publicaciones de Atlas Comics, precursora de Marvel), la villana vuelve a ser una mujer, otra constante en estos cómics. No se puede decir que en estas historias no hubiera igualdad entre ambos sexos: tan malvadas eran ellas como ellos.
No sería adecuado reseñar aquí todos los relatos incluidos en este maravilloso tomo, me extendería demasiado. Tan solo decir que todos y cada uno de ellos son de gran calidad, incluso teniendo en cuenta que algunos no contaban con un dibujante acreditado. Las historias, en general, no son tampoco lo ingenuas que podría parecer, siendo algunas bastante retorcidas y perturbadoras.
Pone fin al volumen un breve epílogo a cargo de Steve Banes, editor de la colección americana. En el emotivo texto, Banes nos cuenta su postura ante lo sobrenatural y cómo su padre, fallecido prematuramente cuando él era muy pequeño, siempre estuvo ahí sirviendo de inspiración. Ponen la guinda al tomo una colección de portadas de las colecciones de donde han sido extraídas las historias.
El volumen Fantasmas: Biblioteca de Cómics de Terror de los Años 50 está editado con el buen hacer habitual de Diábolo Ediciones. Editado en gran formato y tapa dura, se ha utilizado un papel especial que imita el aspecto que tendrían el de aquellos vetustos cómics de horror. Sin duda, un volumen imprescindible para amantes de este tipo de cómics, los pulps, un género que muy pocas editoriales en España se han atrevido a publicar. Demos gracias a Diábolo Ediciones por poner a disposición del lector español estas horrendas y, a la vez, encantadoras historias.
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