La oferta de las distintas plataformas incluye producciones cómicas. La definición de Comedians In Cars Getting Coffe no está clara. A no ser que capricho de estrella que ha alcanzado la cima y hace lo que le apetece valga. Jerry Seinfeld rechazó ochenta millones de dólares de los años noventa por renovar su serie, Seinfeld. Prefirió volver a los escenarios como cómico y hacer proyectos más personales. Como esta propuesta, adquirida por Netflix en sus últimas temporadas y que podemos disfrutar al completo. Os resumo por qué hacerlo.
LO SENCILLO DE LA PROPUESTA DE COMEDIANS IN CARS GETTING COFFE
El título no puede ser más diáfano. Comedians in cars getting coffe va de cómicos que se montan en un coche y van a tomar café. El coche lo conduce Jerry Seinfeld, mientras va charlando con su invitado. El cómico va cambiando de coche cada programa, intentando que se acerque a la personalidad de su copiloto. Suelen ser bastante bonitos y exclusivos, y cuenta interesantes anécdotas sobre el vehículo. Alguna tartana aparece, pero pocas.
Tras esto, Seinfeld recoge al invitado y toman café en alguna bonita cafetería del lugar. En estos tiempos de restricciones da verdadera envidia algo tan mundano. La edición es tan ágil y todo se ve tan natural que te hace sentir como si fueras el tercer invitado.
LAS INCONTABLES ANÉCDOTAS DEL SHOW
He visto todos los episodios, y puedo asegurar que en todos ellos hay algo que merece la pena. No importa que no te suene el entrevistado. Eso no significa que no sea una estrella en su país de origen o en USA. Y los cómicos pertenecen a un colectivo especial. Especialmente los más mayores, han vivido épocas fantásticas que no volverán. Como bien dice el propio Seinfeld, los noventa fueron la última década con personalidad. No sólo son divertidas, sino que pueden aportar mucho en todos los aspectos de la vida.
Eddie Murphy, un cómico retirado con su familia que no puede evitar ser divertidísimo |
LOS INVITADOS EN COMEDIANS IN CARS GETTING COFFE
El cielo es el límite. Desde Obama ejerciendo de presidente a Jerry Lewis poco antes de morir. Jim Carrey, Will Ferrell, Eddie Murphy... o prácticamente todos los presentadores de late-shows norteamericanos. Como Jay Leno, que por cierto creo recordar que es el único que no toma café. Alguno hay que no es cómico y se nota al ser los menos divertidos, como el actor austríaco Christoph Waltz (Spectre, Alita). Otros repiten, como el hilarante británico Ricky Gervais (After Life). Jerry conoce su mundo y a sus compañeros de profesión y no teme mostrarse tal y como es. Os recomiendo no iros a aquellos que conozcáis, porque hay grandes sorpresas de invitados que os pueden resultar ajenos.
VALORAR Y ENTENDER LA PROFESIÓN DE CÓMICO
En España siempre se ha sentido un poco a desprecio hacia la profesión de cómico. Yo siempre he sido de la opinión contraria. Tal y como recalca Seinfeld, muchos cómicos han terminado siendo actores de prestigio: Tom Hanks, Jim Carrey, Jamie Fox... Pero ningún actor ha hecho el recorrido contrario de transformarse en un cómico solvente. Tampoco es algo que pueda aprenderse en una academia, como recalcan en otra divertidísima anécdota. Es un don, que sin duda hay que trabajarlo, pero que parece ser innato.
Cómicos consagrados cuentan sus miserias, de cómo fueron abucheados por un público ingrato, o se quedaron solos en medio de una actuación porque se iba la gente. Y para quienes consideran algo menor el hacer reír, que se pregunten cómo ganan fortunas si tan sencillo resulta. Que lo intenten a ver qué les sale. Las críticas al imperio de lo políticamente correcto están presentes, ya que para un cómico son unos corsés que limitan su arte.
Jamie Foxx, un actor consagrado que comenzó como cómico |
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