NO CONOZCO A MI HIJA PORQUE TENGO MUCHO TRABAJO
Pero entonces nos plantan la más que previsible escena final en la que, ¡oh sorpresa!, Augustine habla por fin con su ignorada hija, Sully (Felicity Jones). Apoteósico.
LA NAVE ESPACIAL NO SABE NADA DE LO QUE OCURRE EN LA TIERRA
Los problemas de conexión de la nave vienen bien para la película, pero no tienen ningún sentido. Me recordaba a la radio de mi abuelo que había que sacarla al balcón para que cogiera la señal con la antena. Porque esa es la tecnología que tiene la nave de 2049, no digital como la que disfrutamos desde hace años. Por eso y no por otra cosa no saben lo ocurrido en la Tierra, ya que el apocalipsis no ha sido inmediato, sino que tiempo para mensajes ha habido.
NO SE NOS HA DADO BIEN CUIDAR DE LA TIERRA, NI EXPLICAR LO QUE HA PASADO
Un apocalipsis ha liquidado la vida en la Tierra, pero no nos explican cuál. Anda que no pueden elegir cosas: un líder loco que se ha liado a tirar bombas atómicas, una serie de fallos en cadena en distintas centrales nucleares... Parece una información relevante para alguien que vuelve del espacio y no sabe nada. Pero Augustine no tiene ese criterio. Ni ese ni ningún otro. Así que nos quedamos sin saber qué ha liquidado la vida en la Tierra. Prefiere frases poéticas que ir a los hechos. Pues muy bien.
Miedo me dan las decisiones de estos dos... |
SOY UN ASTRONAUTA ENTRENADO... PERO ME DA MAREO EL ESPACIO
Hay más tripulantes en cualquier avión de Ryan Air, que ya es decir, que en esta nave espacial que vuelve del planeta K-23. Contamos la friolera de cinco personas. Además, una de las astronautas vomita ante la idea de salir al espacio. Ridículo a todas luces. Quien se marea viendo sangre no se hace cirujano, porque sencillamente no puede. Ni un miope está de controlador aéreo. Pero aquí la coherencia y la lógica están bien lejos de estar presentes. Se supone que el vuelo es antes de la extinción, no después, donde no habría donde elegir.
TODO LO QUE CONOZCO HA DESAPARECIDO, PERO ME DA LO MISMO
Un grupo de humanos viaja durante dos años por el espacio, y al volver descubren que la Tierra es inhabitable. Absolutamente todo, y cuantos conocen ha perecido. Uno diría que un shock sería lo lógico, la incredulidad, el dolor, el abismo que se abre ante ellos ante lo peor que se puede vivir... Pero no. Las clases de meditación en la nave deben ser insuperables, pues aquí nadie parece alterarse ante lo ocurrido. Ni una lagrimita, oiga. ¿De dónde han sacado a estos astronautas? Da idea del paupérrimo nivel del guión de la película.
VUELVO A LA TIERRA A UN SUICIDIO ASEGURADO
Uno de los astronautas ve un mensaje grabado de su mujer hablando del final al que se enfrentan. No cabe duda de que toda su familia ha fallecido, como el resto del planeta. Hay un satélite del planeta Júpiter, el K-23, donde la vida es posible y la Humanidad puede tener una oportunidad para salir adelante ¿Qué decide el astronauta, dar la vuelta y contribuir a que continúe la especie humana o aterrizar en la Tierra para tener una muerte horrible y sin sentido?
Obviamente, el segundo plan. Y no sólo eso, sino que es tan buena su elección que otro tripulante de la nave se apunta sin dudarlo. Nos lo visten como una decisión heroica, admirable, de gran sacrificio por la familia. Pero es una americanada como hace tiempo no veía una.
Por ir tras los muertos, y tras la muerte, dejan solos a una pareja, estando ella embarazada, que seguro necesitarán ayuda. Como mínimo en el parto de Sully. Sus conocimientos son imprescindibles, tanto en el manejo de la nave como en sacar adelante la colonia de K-23. Ni por su hijo es capaz Sully de cantarles las cuarenta ante la decisión más estúpida tomada en el Universo, casi le falta aplaudir. Otro ejemplo del aleccionamiento en el que están cayendo muchas películas recientes.
¿Tú aprobaste aquel cursillo de matrón, no? |
EL TIMO DE LA NIÑA Y LAS ALUCINACIONES TANGIBLES
Nos engañan al principio de la película con una niña perdida que creemos que es la que encuentra Augustine. Pero finalmente, ¡oh sorpresa!, es una alucinación de la hija que no quiso conocer. Los guisantes volando suponemos que venían en el pack de la visión. Y los platos de más sobre la mesa. Normal que no se diera cuenta, menuda alucinación. Al menos en El Sexto Sentido (1999) las cosas cuadraban en retrospectiva, aquí te quedas con cara de tonto.
Era completamente innecesario, pero nuevamente vuelven a caer en la adoctrinación. Augustine expiando los pecados. Hoy día, si un padre no atiende a su hija, se va a los tribunales y punto. Y repito, que es un padre que no representa peligro alguno. Absurdo todo.
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