Los dinosaurios son criaturas que siempre han fascinado al hombre. Bien por su tamaño colosal, bien por el misterio que rodea su desaparición, estos «lagartos terribles» siempre han ocupado un lugar destacado en nuestras fantasías. Desde que los primeros fósiles fueran descubiertos en 1840 por el científico británico Richard Owen, los dinosaurios han protagonizado novelas, relatos, películas y series de televisión. En pocas palabras, se han convertido en una parte importante de nuestra cultura popular.
Octavio López Sanjuán, autor de ¿A Quién Vas a Llamar? La Historia de Los Cazafantasmas (Tyrannosaurus Books, 2015), obra que ya reseñamos aquí, vuelve a uno de sus temas fetiche: los dinosaurios. Tras la publicación, hace unos años, del libro Cinezoico: El Dinosaurio a Través de la Historia del Cine, este autor alicantino pone al día toda la información de aquel ensayo, ampliándola y dándole una nueva perspectiva. ¿El resultado? Hace un Millón de Años: Todo el Cine de Dinosaurios (1914-1987), un libro ameno, exhaustivo, profusamente ilustrado y bellamente editado, como es habitual en los libros sobre cultura popular de Diábolo Ediciones.
El libro se divide en dieciocho capítulos y un índice final de películas, una útil aportación que no es todo lo habitual que debiera ser en esta clase de obras. Este índice ayuda a realizar búsquedas de las películas, series y cortos en los que el dinosaurio, de un modo u otro, es el protagonista. El libro comienza, como no, en la prehistoria del cine, cuando el sonido aún no había hecho su irrupción en las salas de proyección. De aquellos años, la brontosaurus animada Gertie, fue el principal exponente.
Adornado con una cantidad ingente de fotografías, pósters, fotogramas y arte conceptual, el texto de Sanjuán va ahondando en cómo los dinosaurios cautivaron a los espectadores de aquellos primeros años del siglo XX. Muy pronto, los reptiles gigantes pasan de la animación a la imagen real, de la mano de pioneros de la técnica stop motion como Willis o'Brien o Marcel Delgado. El Mundo Perdido (1925) sería uno de los primeros blockbusters del cine jurásico. Sanjuán, además, da un repaso a los diversos remakes y versiones de la famosa novela de Arthur Conan Doyle que se han estrenado hasta la actualidad.
Tras El Mundo Perdido, el autor se detiene en la génesis, desarrollo y repercusiones de uno de los títulos más míticos de la historia del cine: King Kong (1933). En esta parte del libro, Sanjuán nos descubre proyectos inconclusos tan maravillosos como Creation (1931), muchas de cuyas ideas se reciclaron para el film del gorila gigante. Tras el éxito de King Kong, rápidamente llega la secuela, El Hijo de Kong (1933), un film menor que no alcanzaría la relevancia ni la calidad de su magno predecesor.
El autor también dedica un capítulo a los dinosaurios animados de la factoría Disney, en concreto su película Fantasía (1940). Pero también desentierra fósiles de la animación como la olvidada película italiana Allegro Non Troppo (1976), del animador Bruno Bozzetto, conocido por los aficionados españoles por sus dibujos animados del Señor Rossi.
Pero a quien el autor dedica más páginas de su obra es al dibujante, escultor y animador norteamericano Ray Harryhausen. Admirador y discípulo de Willis O'Brien, el mago de la stop motion comenzó su carrera trabajando en films como El Gran Gorila (1949) o El Monstruo de Tiempos Remotos (1953). En capítulos posteriores, el autor volverá a tratar extensamente la figura de Harryhausen, analizando películas como El Valle de Gwangi (1969) o Hace un Millón de Años (1966).
Sanjuán trata también en su libro el monstruo más famoso de Japón: Godzilla. Aunque no se trata exactamente de un dinosaurio, merece la pena figurar en este fascinante repertorio de reptiles cinematográficos. Tras el kaiju nipón, Sanjuán nos descubre películas y cineastas tan desconocidos como Karel Zeman y su Unknown Island (1948), o curiosidades como la cinta checa Viaje a la Prehistoria (1955). Películas olvidadas que merecen un redescubrimiento por parte de los aficionados al fantástico.
Tras repasar las diversas adaptaciones de las obras de Julio Verne en las que aparecen dinosaurios, como la reivindicable Viaje al Centro de la Tierra (1976), de Juan Piquer Simón, Sanjuán da un giro y se centra en producciones más desenfadadas. Comedias y películas familiares con los dinosaurios como protagonistas acaparan esta parte del libro. Debemos destacar la película Cavernícola (1981), una comedia prehistórica con Ringo Starr como protagonista. Una rareza que merece la pena recuperar en el cincuenta aniversario de la separación de los Beatles.
No podía dejar de mencionar el capítulo dedicado a las producciones británicas sobre dinosaurios, como Hace un Millón de Años (1966) o Cuando los Dinosaurios Dominaban la Tierra (1970), cinta esta última homenajeada por Spielberg en una escena de su Parque Jurásico (1993). Ambas películas—de la mítica productora Hammer— fueron las últimas grandes producciones en utilizar la técnica de la stop motion para animar dinosaurios.
En la última parte del libro, el autor ahonda en las razones por las que la animación stop motion cae en desuso. Los estudios prefieren técnicas más rápidas, como las marionetas o actores enfundados en pesados disfraces. El perfeccionamiento de los efectos especiales en películas como Star Wars (1977) hizo que el público cambiara de gustos y preferencias, dando de lado a los tradicionales reptiles prehistóricos animados fotograma a fotograma. Películas como la modesta pero interesante El Planeta de los Dinosaurios (1977) o The Crater Lake Monster (1977) fueron de las últimas en animar sus criaturas con esta técnica.
Con un afán casi enciclopédico, Octavio López Sanjuán nos ha descubierto en su libro películas olvidadas, cortometrajes perdidos y muchas, muchas especies de dinosaurios, la mayoría representadas en la gran pantalla con poca o nula fidelidad. Hace un Millón de Años: Todo el Cine de Dinosaurios (1914-1987) se lee casi de una sentada, a pesar del denso aluvión de datos, anécdotas y curiosidades que nos ofrece en sus 280 páginas. Las ilustraciones, exquisitamente escogidas y reproducidas son otro de los valores añadidos de este apasionante ensayo. El final del libro es algo abrupto, y deja la sensación en el lector de que a la obra le falta algo. ¿Quizás una segunda parte con los producciones realizadas con la tecnología digital? Estaremos atentos.
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