Si buscáis por la web listas de las mejores historias de Batman, o de El Joker, El Hombre Que Ríe suele estar presente. La editorial ECC vuelve a ponerla a nuestra disposición tras varias ediciones agotadas. Para ser una obra publicada originariamente en 2005, se ha colocado rápidamente entre los clásicos del murciélago. ¿Qué nos cuenta su guionista, Ed Brubaker, en esta historia que narra su versión del primer enfrentamiento entre Batman y El Joker? Seguid leyendo para la crítica completa.
Unos crímenes atroces parecen estar sacudiendo Gotham. El Capitán Gordon se siente superado por lo que ve. Su relación con Batman está comenzando, pero ya gozan de una gran confianza entre ellos. También se hace mención a la aparición de otros héroes, mostrando el comienzo de una época desconocida con gente con superpoderes. Brubaker utiliza mucho el recurso del pensamiento en los personajes. Esto es algo en bastante desuso en cómics actuales, o muy simplificado si lo hacen. Se nota que quiere hacer algo al estilo clásico. No se lee con rapidez aunque la historia en sí sean unas sesenta y cuatro páginas.
El Batman de Ed Brubaker es de los más obsesivos y detectivescos, y esta en concreto es una historia bastante dura. Por un lado, el joven detective se ve superado por un asesino que no parece tener un comportamiento que se ajuste a un patrón. Esta falta de experiencia de Batman es una de las posibles causas que Brubaker plantea como origen del Joker.
La elección del título, El Hombre que Ríe, el mismo que la película que inspiró la creación del personaje, no es casual. Además, Brubaker se esfuerza en señalar hasta qué punto la existencia de Batman es muy responsable de la creación de El Joker. Vuelve aquí la teoría de si no hace más mal que bien las actividades nocturnas de Bruce Wayne. Quizás sea esta de las obras más cínicas de Batman, a lo que ayuda el entramado político que tiene cierta presencia en la historia, aunque esto no es nada nuevo en los cómics del detective.
Brubaker también se inspira en esta primera aparición en la película Batman, de Tim Burton. Su Joker es aterrador y omnipresente, pero poco divertido. Bruce Wayne aparece, y es parte de la trama en su papel de playboy, pero aquí no tiene aún desarrollada su vida personal, siendo apenas una máscara de Batman.
La elección del título, El Hombre que Ríe, el mismo que la película que inspiró la creación del personaje, no es casual. Además, Brubaker se esfuerza en señalar hasta qué punto la existencia de Batman es muy responsable de la creación de El Joker. Vuelve aquí la teoría de si no hace más mal que bien las actividades nocturnas de Bruce Wayne. Quizás sea esta de las obras más cínicas de Batman, a lo que ayuda el entramado político que tiene cierta presencia en la historia, aunque esto no es nada nuevo en los cómics del detective.
FALTA ROBIN, PERO ALFRED NO |
Brubaker también se inspira en esta primera aparición en la película Batman, de Tim Burton. Su Joker es aterrador y omnipresente, pero poco divertido. Bruce Wayne aparece, y es parte de la trama en su papel de playboy, pero aquí no tiene aún desarrollada su vida personal, siendo apenas una máscara de Batman.
Si antes dijimos que Brubaker se inspiró en la película de Burton de 1989, en esta obra encontramos un momento que probablemente inspiró The Dark Knight, de Christopher Nolan. En concreto, se trata del reclutamiento como esbirros de enfermos mentales por parte del Joker.
La desesperación, la inexperiencia y la falta de un Robin que lo atempere hace que Bruce esté dispuesto a tomar decisiones extremas para resolver el caso. Podríamos decir que es una verdadera heredera del Año Uno, de Frank Miller, a la que respeta bastante, salvo un detalle que solo los más expertos podrán detectar.
El dibujo de Doug Mahnke intenta ser clásico, pero a mí no me ha fascinado demasiado. Tonos oscuros y ocres predominan en la historia. Por momentos está bastante bien, pero en otros creo que otro dibujante habría sido más adecuado. El tomo se completa con el cómic Batman: Gotham Knights #41, a modo de complemento curioso.
Este cómic se merece estar entre las historias autoconclusivas más relevantes de Batman, cumpliendo con lo que solemos obtener de Ed Brubaker: un Batman frío, obsesionado, detectivesco y muy solitario. No sorprende que se agoten continuamente las ediciones de esta historia.
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