Tras la larga etapa de Charles Soule al frente de Daredevil, que ya analizaremos más adelante, nos llega el relevo de la mano de Chip Zdarsky. El primer cambio es el paso de tomo a grapa mensual. Zdarsky tiene que salvar la papeleta que dejó Soule, con su ocurrencia de matar a Daredevil. Por supuesto, estamos ante una de las muertes más breves que recuerdo del universo de los superhéroes, y mira que hay competencia. ¿Qué nos ha planteado Zdarsky en este primer arco a cargo del cuernecitos?
Como ya hemos dicho, Daredevil es rápidamente resucitado para pasar a la acción. Encontramos a Matt Murdock en un bar de ligoteo con una atractiva chica. Lo malo de la escena es que esta no lo reconoce, a pesar de estar frente al exalcalde de Nueva York. Si alguien con la pinta de Matt Murdock hubiera tocado la alcaldía de Nueva York, guapetón y ciego, habría sido noticia hasta en Pekín. Esto es un fallo que Zdarsky no ha tenido en cuenta. Por otra parte, intenta respetar lo visto en la etapa previa, no notándose un salto descomunal de una a otra en cuanto a la historia. Otra cosa es el estilo, que sí ha cambiado.
La idea central que plantea Zdarsky para el personaje es si ser Daredevil es una adicción o una decisión libre. A pesar de estar aparentemente en las últimas físicamente hablando, sigue haciendo lo de siempre sin pararse a descansar. La acción que vemos y la situación física que describen es incompatible. La vida laboral que tanto mimó Soule en la etapa anterior y tan didáctica resultó, aquí desaparece. Nada hay aparte de ser Daredevil y su lucha suicida dadas su estado de salud. Ese aspecto no me ha gustado, pero si el autor lo ha considerado necesario para su arco, tampoco pasa nada. Ya veremos más adelante qué hace con la vida profesional de Matt Murdock. Es pronto para juzgar eso en su primer arco completo.
Es innegable que Zdarsky se inspira en la serie televisiva de Netflix en sus guiones. La contante aparición de la iglesia como referente para Matt en busca de una respuesta se hace algo cansina. Es cierto que Daredevil siempre ha tenido ese toque distintivo de la culpabilidad del catolicismo, pero aquí la estética es la de la serie. No hay más que mirar uno de los trajes que aparecen.
LAS PORTADAS DEL ARGENTINO JULIÁN TOTINO SON BRUTALMENTE BUENAS |
Daredevil comete, aparentemente, un delito sin proponérselo ¿Ha sido él o hay una conspiración detrás para atacarle? Nuevamente, el tipo de acción es adecuada para una serie televisiva, pero no es fiel al lenguaje propio de los cómics. Eso sí, resulta muy espectacular.
Los personajes que aparecen están estereotipados. Es el caso del encuentro entre Matt y el Castigador, que copia en su aspecto al actor John Bernthal que lo interpretó en televisión. El eterno debate «yo mato porque es lo más efectivo» y «yo no mato porque está mal» me parece que ya está más que visto. Este debate ya se ha hecho antes y mejor. Mucho mejor.
La incorporación de Cole North, el enésimo policía honesto hasta la médula que viene de Chicago —¿inspirado en el Batman: Año Uno de Frank Miller?— es una oportunidad perdida de presentarnos a un personaje gris. Pero es que nada en este cómic parece gris. Es tan genérico que, salvo algún momento puntual como cuando está con Kingpin, no es muy interesante. Por cierto, este último sin la habitual sutileza del personaje.
Las apariciones de otros personajes Marvel las veo fuera de lugar. Reconozco que el único personaje que sigo con regularidad de la Casa de las Ideas es Daredevil. Pero si los que aparecen se dedican a decir y hacer lo poco que vemos en esta historia, hago bien en no seguir la actualidad de esos otros personajes.
La historia va avanzando con un Murdock perseguido, en situaciones límites que va solventando con apariciones inesperadas o una solidaridad poco creíble en estos tiempos de quienes más deben obedecer ordenes.
UN TRAJE COMO EL DE LA SERIE,, AJENO A LOS ORÍGENES AMARILLOS DEL PERSONAJE |
El estilo del dibujo en cambio me ha gustado mucho: es moderno y dinámico. Eso sí, nuevamente los planos son más propios de una película que de un cómic. Le reprocharía que Matt tiene un aspecto demasiado juvenil para la carga emocional que nos quieren representar; también haber copiado el físico de los actores televisivos, que no se reduce al caso antes mencionado. Imagino que esto es más una imposición de la editorial para captar lectores entre los espectadores de la serie que una decisión del dibujante. Igualmente no me gusta. Pero eso ya es cuestión de gustos. Marco Checchetto es un grandísimo artista, y el colorista Sunny Gho también hace un trabajo asombroso.
A pesar de lo bueno de este arco, para un lector clásico de cómics como yo, sabe a poco. Muy descafeinado, con un Matt Murdock poco definido y pareciendo un héroe genérico y más torturado de la cuenta sin que transmita bien el por qué. Esperaré a las próximas historias de Chip Zdarsky para ver si se hace con el personaje. No obstante, soy consciente de la buena acogida entre el público de esta primera historia. Quizás ellos sí quieren leer algo que recuerde a un procedimental. De hecho, como guion de la serie funcionaría, ya que deben prescindir de la fantasía que es ver a un hombre sin superfuerza saltando edificios, en cuerdas de la ropa, o columpiándose sin que sepamos como. Pero esa es la magia de los cómics. O era.
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