Una de las etapas más negras para el mundo del cómic fue, sin duda alguna, la segunda mitad de la década de los años 50 del pasado siglo. Hasta entonces, y desde el final de la II Guerra Mundial, las estanterías de los quioscos, tiendas y supermercados de toda Norteamérica rebosaban con infinidad de publicaciones de las más variopintas temáticas: romance, detectives, ciencia ficción, crímenes y, por supuesto, terror. Los superhéroes estaban en declive y los editores debían explorar otras opciones. Sin embargo, este florecimiento tuvo un abrupto final que coincidió con la publicación, en 1954, del infame libro La seducción de los inocentes, del psiquiatra germano-norteamericano Fredric Wertham.
Con su colección Biblioteca de Cómics de Terror de los Años 50, Diábolo Ediciones nos brinda la oportunidad de echar un vistazo a cómo eran los cómics que se publicaban en la América de finales de los 40 y principios de los 50. Editada en asociación con IDW Publishing y su sello Yoe Books, esta colección es un recopilatorio temático de algunos de los temas recurrentes en aquellos cómics: momias, ritos vudú, romances de ultratumba y, por supuesto, zombies.
El tomo Biblioteca de Cómics de Terror de los Años 50: Zombis contiene algunas de las mejores historias de muertos vivientes de las publicaciones de la época. Colecciones tan emblemáticas como Adventures into the Unknown, Web of Evil o Dark Mysteries están representadas con historias repletas de cadáveres, aparecidos y algún que otro impostor. Como bien advierte el editor americano Steve Banes en el prólogo de la obra, no son los zombies a los que estamos acostumbrados, lentos, renqueantes y descerebrados. Son, en cambio, muertos vivientes que, en la mayoría de ocasiones, se comportan casi del mismo modo que cuando estaban vivos.
El volumen incluye un extenso prólogo de los editores americanos, Craig Yoe y Steve Banes. En el mismo se nos pone en antecedentes acerca del período histórico en el que florecieron (y murieron) aquellas maravillosas publicaciones. La estrechez mental de Wertham, el rancio conservadurismo de las asociaciones laicas y religiosas americanas, más el empeño de la justicia norteamericana en culpabilizar a los cómics de terror y crímenes de la delincuencia juvenil fueron los clavos del ataúd de esta, hasta ese momento, floreciente industria editorial. Para sobrevivir solo quedó una opción: la autocensura en forma del famoso Comics Code Authority, que tan familiar es para todos los aficionados al tebeo clásico.
En cuanto al contenido del volumen, Yoe y Banes han realizado una selección en la que han intentado incluir una muestra de cada uno de los subgéneros del cómic de zombies. Zombies vengativos, muertos que no son conscientes de su condición, piratas zombies, amores mortales, zombies falsos, zombies mohosos... Todos estos subgéneros del más amplio género zombie están representados en los perturbadores relatos escogidos para esta recopilación.
Teniendo en cuenta la época en la que fueron publicadas, las truculentas historias de zombies de esta edición siguen despertando inquietud en el lector. Puede que alguna sea demasiado inocentona, pero en general casi todas rezuman bastante mala baba. En cuanto al dibujo, podemos encontrar historias dibujadas por artistas tan notables como Gene Colan, Reed Crandall, o Wally Wood, verdaderos maestros del cómic. El resto de artistas son menos conocidos, aunque no por ello de menos calidad. Jack Cole, Lou Cameron, Bob Powell o Howard Nostrand son algunos de esos dibujantes, representantes de una época, la Golden Age, que pocos aficionados al cómic conocen de verdad.
El volumen incluye además dos historias en blanco y negro en las que se puede observar con más detalle la maestría tanto del dibujante como del entintador. En más de una ocasión, el proceso de coloreado por cuatricromía no dejaba apreciar el cómic tal y como había sido concebido por el artista. Aquí tenemos la ocasión de valorar el espléndido trabajo que realizaban los dibujantes de estas colecciones, muy superiores en algunos casos a lo que podemos ver en muchos cómics actuales. Se agradecen, por otra parte, las portadas incluidas en el tomo, ejemplo de hasta qué punto los editores de la época eran capaces de traspasar con creces la frontera de lo políticamente correcto para atrapar lectores.
La presente edición ha tratado de respetar tanto el coloreado original como la calidad del papel, un factor importantísimo a la hora de reproducir fielmente cómics tan antiguos. Esto es algo que muchas editoriales actuales no tienen demasiado en cuenta al publicar este tipo de material pero que los aficionados al cómic clásico estamos cansados de demandar. Desgraciadamente, es bastante habitual ver editadas clásicos de la historieta con un color y un papel que no son los más adecuados, desvirtuando en gran medida el original. En esta ocasión, debemos agradecer tanto a los editores americanos como a Diábolo Ediciones el especial esmero que han puesto en esta colección de cómics clásicos de terror.
La selección no incluye ninguna historia de las publicaciones de EC Comics, uno de los sellos editoriales más importantes de la época... y el que más sufrió por la marea represiva que invadió la sociedad norteamericana de mediados de los 50. Esta ausencia se debe, simplemente, a que los derechos sobre el material pertenecen actualmente a otra editorial norteamericana distinta a IDW Publishing.
En definitiva, estamos ante un volumen imprescindible para los amantes del cómic añejo, en concreto las colecciones de horror y ciencia ficción pre-comics code. Puede que el estilo de dibujo o la banalidad de algunas historias eche para atrás a lectores que nunca se hayan acercado a los cómics de la Golden Age. Este volumen está pensado para aquellos lectores que sepan apreciar el sabor y la calidad de la historieta clásica, un estilo de hacer cómics que, con toda seguridad, ya no volverá nunca más.
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