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Dead To Me , Muertos Para Mí, de Netflix. Crítica de la serie

Se estaba destacando mucho en medios esta estreno de Netflix, protagonizado por Christina Applegate (Matrimonio con Hijos), como toda una sorpresa. Dado que sus episodios solo duraban media hora, algo que tantas veces reclamamos a Netflix, me animé con ella. Sin embargo, una vez terminada, debo decir que no merece tanta alabanza como está recibiendo. ¿A qué se debe esta impresión?

Dead To Me , Muertos Para Mí

Antes que nada, considero que debemos acuñar un nombre para definir esas series que, sencillamente, van de la vida de las personas. Erróneamente, se llama "comedia" a todo, cuando en estas se da por sentado que vas a reirte, cuando no es el caso. Quizás "serie cotidiana" encajaría más con esta producción. Jen (Christina Applegate) acaba de perder a su marido por culpa de un conductor que se dio a la fuga. En terapia conoce a Judy (Linda Cardellini), con la que hace estupendas migas, y en la que se apoya enormemente en unos momentos tan duros. Poco a poco, vamos descubriendo el por qué de esa aparente amistad casual, y la realidad de ambas mujeres, llenas de problemas como la vida de cualquiera.

Si bien las dos mujeres protagonistas son las mejor perfiladas de la serie, del resto no podemos decir lo mismo. La pareja de Judy, Steve (James Marsden) está al servicio de una historia que cada vez se torna más inverosímil. Es imposible que ese hombre hubiera dejado tantos cabos sueltos en la posición que está. Tampoco la suegra de Jen va más allá del cliché de madre política odiosa que no disimula el rencor hacia su nuera, cuando estos temas suelen ser mucho más sutiles.

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A pesar de ser sólo 10 episodios de media hora, se hacen algo pesados. Sobran unos pocos, y si he finalizado la serie es más por cabezonería que porque merezca la pena. Poco a poco se van desgranando tópicos y momentos más propios de un telefilm que de una serie que va a alguna parte o pretende aportar algo. No lo hace, al contrario: va de más a menos a lo largo de los episodios. Los personajes masculinos salen bastante mal parados, y las decisiones que van tomando las mujeres poco se ajustan a la verosimilitud. A pesar de lo dicho de los personajes secundarios, sí destacaría el papel de Abe, el inolvidable Lou Grant que da alegría que siga en activo. Es de lo más emotivo.

La pareja de Judy, Steve (James Marsden) está al servicio de una historia que cada vez se torna más inverosímil


Salvando algunos momentos bien llevados sobre el duelo de la protagonista, y el estrés de Judy, el resto no merece demasiado la pena. Menos si tienes que dedicarle cinco horas de tu vida para saber el final. Por ejemplo, los hijos de Jen dan bastante menos problemas de lo que lo hacen los hijos a su edad, y no se profundiza mucho, ni se sabe, de cómo afecta a los pequeños lo que ha ocurrido con su padre. Entiendo que la serie no es un estudio psicológico sobre nada, pero se puede hacer bastante mejor. Los personajes casuales que van apareciendo y que son claves para la trama son demasiado forzados. Y, por supuesto, un final acorde con lo políticamente correcto, lo único que podría haber salvado la serie.

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Es posible que hagan una segunda temporada, pero no seré yo quien la vea. Hay muchas mejores series que ver antes que esta, que son capaces de aportar algo más que ideas trilladas y soluciones fáciles. Sólo se me ocurre recomendarla si queréis una serie de fondo que no necesite mucha atención y os permita hacer otras actividades. Si no, de verdad que hay mucho, muchísimo que ver mejor que esto.

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