Tras los años uno de Batgirl, Robin y Nightwing, se planteó hacer lo mismo con los Jóvenes Titanes. A pesar de que los sidekicks de los superhéroes llevan formando grupo desde los años sesenta, una actualización de aquello podía tener cierto sentido. Dado que Jóvenes Titanes: Año Uno, que ahora publica ECC Ediciones, es de 2008, nada de lo que vimos entonces se puede utilizar mucho. Sin embargo, sí respetan a los miembros originales del grupo, obviando personajes más populares aunque posteriores como Raven o Starfire. ¿Cumple esta historia con la misión que se le supone?
Lo primero que destaca del tomo es que está dirigido a todos los públicos, especialmente el juvenil. De hecho, la guionista, Amy Wolfram, ha trabajado en la serie animada de los Jóvenes Titanes. Los chicos son casi niños, así que debemos olvidarnos de Los Titanes de Wolfman y Pérez, ya que su tono era más adulto. Esta historia recurre a los integrantes originales, como Dick Grayson, Donna Troy, Speedy o Kid Flash. De hecho, al comenzar la historia no forman grupo alguno. Sencillamente, son jovencitos que se desahogan entre sí de tener control tanto parental (quienes los tienen) como de sus héroes. Y lo hacen con la tecnología que tienen a su disposición, los chats. Es curioso que en tan pocos años, ya que el cómic es del año 2008, se haya quedado tan desfasado. Actualmente se comunicarían por móvil. Qué le vamos a hacer, no es culpa de quien lo escribe, sino de cómo avanzan los tiempos, que es una barbaridad. Es el problema de usar cosas muy actuales en los cómics, que historias más recientes se sienten más antiguas que otras que tienen décadas a sus espaldas.
Esta historia recurre a los integrantes originales, como Dick Grayson, Donna Troy, Speedy o Kid Flash
El caso que deben resolver reconozco que no es de lo más original que podemos leer: ayudar a sus mentores porque estos pierden el control. Hubiera agradecido algo más de originalidad en ese sentido. La historia se ve salpicada por momentos propios de la adolescencia, como amoríos, celos o inseguridades. No estamos ante chicos que se oculten al gran público, sino que son estrellas conocidas y hasta se muestran en los medios de comunicación. Repito que la audiencia que pretende alcanzar este cómic es juvenil, así que no busquéis mucho sentido en este aspecto. Tampoco a algunas elecciones de vestuario. Se respetan algunos romances que se desarrollaron en las primeras etapas de estos chicos, que no se vieron por ejemplo en la época de Marv Wolfman y George Pérez, ya que faltaban integrantes de esa época. Es por eso que a los lectores clásicos nos gusta la presencia de Aqualad o Speedy.
LA FALTA DE MÚSCULOS Y DE LIBERTAD MARCA ESTE ÉPOCA DE LOS TITANES |
En cuanto al dibujo, es cartoon, pero muy bonito. El precioso colorido también ayuda a ello. No es el habitual en un cómic de superhéroes, pero en este caso funciona. Dado que no hay violencia ni escenas cruentas, este dibujo está más que justificado.
No estamos ante ningún clásico, y me temo que no llega a la calidad de, por ejemplo, la excelente Robin Año Uno. Entra más dentro de la curiosidad o el coleccionismo el tener esta obra que solo por ser seguidor de los Titanes. De todas formas, si os gusta la colección de Superhijos, seguramente disfrutaréis de este tomo a pesar de su falta de ambición o aspiraciones de trascendencia. Se lee en un pis pas, es muy entretenido y cumple con lo que se le pide. No es poco.
0 Comentarios
Todos los comentarios son revisados antes de su publicación. Por favor, sé moderado e identifícate, nos gusta saber a quien nos dirigimos.