Sorprende la poca difusión que he visto en los medios de esta producción de Amazon Prime que tiene como protagonista y productora ejecutiva ni más ni menos que a Julia Roberts. Homecoming, cuya primera temporada está compuesta por diez episodios de una media hora, trata el tema de los soldados norteamericanos que deben retornar a la vida civil. Basada en un podcast del mismo nombre, Heidi Bergman (Roberts) es una terapeuta que, aparentemente, atiende a estos chicos. A pesar de que el tema no me interesaba mucho, le di una oportunidad y me enganchó para verla entera. Os resumo las virtudes que lo han hecho posible.
Los misterios se van presentando, que no desvelando, ya desde el primer capítulo. Heidi tiene sesiones con un chico, Walter (Stefan James), que parece ser la clave de lo que sucederá después. Entre ambos se establece una química especial, pero bastante plausible. Las sesiones entre ellos son muy creíbles, siendo esta la gran fortaleza de la serie para atraparnos: sus diálogos. Las reacciones tan naturales que tienen los personajes suplen que no estamos ante ninguna superproducción. Heidi hablando con su jefe, Colin (Bobby Cannavale), retrata una situación con la que cualquier trabajador bienintencionado se puede identificar.
El comportamiento y reflexiones de los chicos están también a la altura. Esto es algo bastante difícil de lograr en una serie pero, sin duda, Homecoming lo ha conseguido. Además, da que pensar en cuanto a los sistemas utilizados en terapias de inserción, resultando algunas verdaderas bobadas que provocan la risa del espectador por lo común que resultan esas ideas en tantos ámbitos sin que nadie cuestione su estupidez.
El comportamiento y reflexiones de los chicos están también a la altura. Esto es algo bastante difícil de lograr en una serie pero, sin duda, Homecoming lo ha conseguido. Además, da que pensar en cuanto a los sistemas utilizados en terapias de inserción, resultando algunas verdaderas bobadas que provocan la risa del espectador por lo común que resultan esas ideas en tantos ámbitos sin que nadie cuestione su estupidez.
LA RELACIÓN TERAPEUTA-PACIENTE ES CLAVE EN HOMECOMING |
La atmósfera que recrea la serie es de un ocre que lo impregna todo. Además, observaréis que algunas partes de la misma hacen que el aspecto de la pantalla se estreche, lo cual tendrá su explicación. La serie va planteando distintos saltos temporales, soltando piezas de un puzzle que sólo podrá visualizarse completo al final. Sin desvelaros nada, consigue tener un misterio justificado y razonable. Esto es otro punto a favor, ya que muchas plantean un misterio sin que luego la explicación, si la dan, tenga sentido.
Los secundarios están muy bien escogidos. Al ya mencionado Cannavale (Ant-Man) se le une un viejo conocido de Boardwalk Empire, Shea Whigman en el papel de Thomas Carrasco. El burócrata gris pero íntegro, no es que lo haya inventado esta serie, pero pocas veces se le ha definido tan bien. Eso sí, no sabemos nada de su vida personal, si la tiene, ni nos importa. Curiosamente, la pareja del personaje de Roberts, Anthony, es el mismo actor protagonista de la película La Boda De Mi Mejor Amigo (1997), Dermot Mulroney. Se suma Sissy Spacek (Castle Rock) como Ellen, la madre de Heidi.
THOMAS SABE QUE SU TRABAJO TIENE MÁS IMPORTANCIA DE LA QUE LE DAN SUS SUPERIORES |
El personaje de Heidi tiene una construcción fantástica, gracias tanto a lo bien escrita que está como a la grandísima interpretación de Julia Roberts. Dicen las actrices de cine que tener tanto tiempo para poder desarrollar un personaje como en una serie es todo un lujo. En este caso el lujo es también para los espectadores, viendo a la camaleónica actriz representar semejante papel y los matices que le aporta. Lejos del histerismo que otras intérpretes habrían representado, ella nunca se sale del registro. Se merece el esfuerzo de la versión original.
Homecoming no juega a los grandes momentos de tensión, sino que la va soltando en pequeñas dosis. Para ello, se ayuda de una banda sonora que, si bien no es original, ya que son canciones de otras producciones, funciona estupendamente. A la vez, le da bastante personalidad, pues se distingue así de otras series.
No todo es perfecto en Homecoming. Diría que hay un exceso de redención en algunos personajes, y que difícilmente la decisión que toma Heidi no hubiera sido frenada por otras personas. Sin embargo, esto ya es una cuestión de gustos. Quizás algún episodio menos habría evitado cierta sensación de parón a mitad de la serie. Pero, como ya indicamos en Instagram, la serie se merece un ocho para mi a pesar de estos puntos.
Seguramente, la temática militar ha hecho que esta serie no haya tenido la repercusión en medios que merece. Tampoco una mayor promoción (no he visto ninguna) le habría venido mal. Ya hay confirmada una segunda temporada, aunque esta primera sea autoconclusiva.
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