Tengo un amigo que es jefe de cocina de un importante hotel. Hace poco, me comentó el bochorno que le produjo que un afamado chef presentara a un concurso profesional un plato que era poco más que un mazacote de mantequilla. La fama de dicho cocinero le protegió de que el tribunal le expresara con claridad el ridículo que estaba haciendo. Esta anécdota es extrapolable a la sensación que he tenido viendo el primer capítulo de la nueva apuesta de Amazon Prime Video, The Romanoffs, y a sus benévolas primeras críticas. El creador, guionista, director y productor ejecutivo de esta serie es, ni más ni menos, que Matthew Weiner, el arquitecto de Mad Men. Me encuentro entre los más rendidos admiradores de esa serie, cuyos blurays reinan en mi estantería. No obstante, he visto las suficientes series y películas como para saber que un trabajo anterior no garantiza nada respecto al siguiente. Ni para bien, ni para mal. Sin embargo, ni dando nada por sentado estaba preparado para lo que he visto. Cuando lleguen los spoilers, avisaré.
Los ocho capítulos independientes que conforman The Romanoffs tienen en común que lo protagonizan supuestos herederos de la última familia imperial rusa. De hecho, el capítulo comienza con una torpe representación del fusilamiento de éstos. Después, nos trasladamos a París, donde conocemos a los verdaderos protagonistas.
Anushka (Marthe Keller) es una vieja parisina de alta alcurnia venida a menos, que tiene en propiedad un espacioso piso en París. Esa es la razón de que tenga a su sobrino americano, Greg, (Aaron Eckhart) pendiente de ella. Pero no nos confundamos, él es un buenazo, la mala malísima es su novia, Sophie (Louise Bourgoin). Esto no es spoiler, todo queda meridianamente claro para todos sin la sutileza que marcan este tipo de relaciones. La planicie de los personajes que aparecen es pasmosa. La más trabajada, Anushka, que podría haber sido divertida, no pasa de ser desagradable. Además, resulta absurdo pretender que un hombre bien entrado en la cuarentena no tenga más proyecto vital que esperar a heredar un piso de alguien que a simple vista puede durar diez o quince años más.
Anushka (Marthe Keller) es una vieja parisina de alta alcurnia venida a menos, que tiene en propiedad un espacioso piso en París. Esa es la razón de que tenga a su sobrino americano, Greg, (Aaron Eckhart) pendiente de ella. Pero no nos confundamos, él es un buenazo, la mala malísima es su novia, Sophie (Louise Bourgoin). Esto no es spoiler, todo queda meridianamente claro para todos sin la sutileza que marcan este tipo de relaciones. La planicie de los personajes que aparecen es pasmosa. La más trabajada, Anushka, que podría haber sido divertida, no pasa de ser desagradable. Además, resulta absurdo pretender que un hombre bien entrado en la cuarentena no tenga más proyecto vital que esperar a heredar un piso de alguien que a simple vista puede durar diez o quince años más.
En cuanto a la asistente árabe, Hajar (Inès Melab), es la típica chica buena de toda la vida. Lo que podría haber sido una relación divertida entre Anushka y ella sencillamente es una oportunidad perdida que cae en todos los tópicos de una manera aburrida. Además, para ser tan arisca Anushka, enseguida confía en la joven, por no hablar de lo que sucede un poco más adelante.
UN PISO COMO ESE NECESITA UN EJÉRCITO DE LIMPIADORAS, NO UNA ASISTENTE |
El único mérito atribuible a este episodio es rodar en París y que todo lo que vemos sea feo. No hay mimo alguno en lo que vemos, cualquier teleserie de sobremesa puede presumir técnicamente de tener mejor factura que este tedioso episodio. Los diálogos describen a personajes planos como mesas, relaciones mal representadas y ninguna virtud para enganchar al televidente. Os garantizo que cualquier telefilm europeo de esos en los que una cincuentona se debate entre tres pretendientes ricos y guapos, tiene más solvencia, ritmo y credibilidad que este despropósito. He dejado a la mitad películas y episodios que superaban a ésta en todo.
Se me ocurren varias teorías para semejante descalabro, desde mi humilde posición de espectador. Una es que el equipo tras Mad Men era excelente a todos los niveles, y el mérito ha recaído en Weiner por la lógica de que nos hablan del creador o director, no del iluminador o diseñador de vestuario. Otra, que se esté vengando de alguien porque no quisiera hacer esta serie y le obligara algún contrato. Y otra más, que quisiera irse de viaje mientras rodaba la serie. El segundo episodio se desarrolla en un lujoso crucero, no digo más. Si todo lo sometió a esta premisa, es normal que no haya salido nada digno de contar. De ahí que cambie de protagonistas y de ubicación en cada episodio, y haya intentado encajar eso sin pensar en lo importante: qué nos puede aportar su historia.
El único mérito atribuible a este episodio es rodar en París y que todo lo que vemos sea feo
Se me ocurren varias teorías para semejante descalabro, desde mi humilde posición de espectador. Una es que el equipo tras Mad Men era excelente a todos los niveles, y el mérito ha recaído en Weiner por la lógica de que nos hablan del creador o director, no del iluminador o diseñador de vestuario. Otra, que se esté vengando de alguien porque no quisiera hacer esta serie y le obligara algún contrato. Y otra más, que quisiera irse de viaje mientras rodaba la serie. El segundo episodio se desarrolla en un lujoso crucero, no digo más. Si todo lo sometió a esta premisa, es normal que no haya salido nada digno de contar. De ahí que cambie de protagonistas y de ubicación en cada episodio, y haya intentado encajar eso sin pensar en lo importante: qué nos puede aportar su historia.
Como conclusión antes de spoilers, diré lo siguiente. No os fiéis de esas críticas que no hacen más que mencionar a Weiner y no a la calidad de lo que han visto, imputando virtudes a The Romanoffs que tenía Mad Men. Este primer episodio es tan malo que cuesta de asimilar y, como en el ejemplo de la mantequilla intragable, la objetividad se pierde con la admiración y el miedo a parecer demasiado tonto para entenderlo. Que un paseo junto al Sena me recuerde a donde yo vivo es un disparate. Da muestra de la poca gana con la que se ha hecho esta serie a pesar de durar unos eternos e innecesarios 97 minutos. En cuanto al nexo de los Romanoffs, define tanto lo que vemos como si se tratara de gente unida porque sus nombres empiezan por la letra A. De verdad que nada aquí tiene sentido. Para hacer esto, mejor no hacer nada, y dedicarse a otra cosa. Como irse de viaje por placer con los muchos millones ganados. Empiezo con los spoilers.
Una persona como Anushka suele tener mucho moscarrón alrededor viendo que puede trincar, familia o no. Seguramente, su sobrino tendría bastante competencia. Para ser Anushka tan intolerante y racista, qué pronto le regala un piso a Hajar. Enseguida la respeta, cuando la chica tampoco ha hecho nada más que aguantarla y callar como haríamos casi todos en su lugar. Lo políticamente correcto campa a sus anchas y, por supuesto, la chica de origen árabe es la más buena y decente.
En cambio, el retrato de la novia francesa de Greg, Sophie, es bien diferente. Resulta insoportable en grado máximo: habla en serio de asesinar a la tía, detesta a los niños, maneja al novio, chantajea con el sexo.. .está ahí para que la odiemos. Encima es idiota ¿Pensaba que no se iba a enterar Anushka de lo que hizo con el teléfono de Greg? ¿Cómo de tonto llega a ser este hombre que no mira ni su móvil en días? Al menos en los culebrones te hacen reir con las malas, que suelen molestarse en disimular sus intenciones. De remate, Sophie es una ladrona, y con testigos. Un regalito, vamos. En cambio, el pobre Greg es todo corazón, aunque no tiene más actividad que esperar a que se muera su tía y heredar, y mientras vivir en el hotel de su novia. Un amor.
GREG, DE BRAGUETAZO EN BRAGUETAZO |
Una persona como Anushka suele tener mucho moscarrón alrededor viendo que puede trincar, familia o no. Seguramente, su sobrino tendría bastante competencia. Para ser Anushka tan intolerante y racista, qué pronto le regala un piso a Hajar. Enseguida la respeta, cuando la chica tampoco ha hecho nada más que aguantarla y callar como haríamos casi todos en su lugar. Lo políticamente correcto campa a sus anchas y, por supuesto, la chica de origen árabe es la más buena y decente.
En cambio, el retrato de la novia francesa de Greg, Sophie, es bien diferente. Resulta insoportable en grado máximo: habla en serio de asesinar a la tía, detesta a los niños, maneja al novio, chantajea con el sexo.. .está ahí para que la odiemos. Encima es idiota ¿Pensaba que no se iba a enterar Anushka de lo que hizo con el teléfono de Greg? ¿Cómo de tonto llega a ser este hombre que no mira ni su móvil en días? Al menos en los culebrones te hacen reir con las malas, que suelen molestarse en disimular sus intenciones. De remate, Sophie es una ladrona, y con testigos. Un regalito, vamos. En cambio, el pobre Greg es todo corazón, aunque no tiene más actividad que esperar a que se muera su tía y heredar, y mientras vivir en el hotel de su novia. Un amor.
No os fiéis de esas críticas que no hacen más que mencionar a Weiner y no a la calidad de lo que han visto, imputando virtudes a The Romanoffs que tenía Mad Men
El romance que surge entre Hajar y Greg es tan forzado como disparatado. La caída en las escaleras era tan previsible que me costó creer lo que había visto. Daría risa hasta en la más lamentable serie juvenil. He leído críticas que hablan de la maestría de Weiner retratando la crisis de la mediana edad. Pues nada, el consejo aquí es acostarse con una chica que tenga la mitad de tu edad y que conozcas de hablar un rato vaguedades tomando una pizza. De camino, no tomes precauciones y la dejas embarazada. El resultado es mirar juntos por la ventana amorosamente mientras crece la barriga, y te mantiene tu tía. Todo un retrato de cómo funcionan las relaciones humanas... en otra galaxia. De verdad que no doy crédito.
Ver un retrato aquí de algo más que la carencia absoluta de ideas es ser muy fan y muy generoso. Es complicado decir de una vaca sagrada como Matthew Weiner que esto no pasaría el test de calidad ni para una serie de YouTube rodada en casa. Y más cuando su nombre no para de aparecer en los títulos de créditos. La curiosidad me hace ver el siguiente capítulo, a ver si consigue que sea tan asombrosamente malo como el primero. Aunque dudo que haya mucho más que ver que el barco del crucero. A no ser que, como han hecho con París, lo hagan parecer el barco de Chanquete. Ya os contaré.
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