Venom es una de esas películas que la crítica, no se sabe muy bien por qué, decide demoler sin compasión utilizando los adjetivos de más grueso calibre que ofrecen los diccionarios de sinónimos online. No soy de leer críticas antes de acudir al cine a ver un estreno, pero el caso de Venom, con grandes titulares en los que se la tildaba de "desastrosa", "bochornosa", "ruina" o "ponzoñosa", entre otras lindezas, hizo que ya fuera bastante condicionado a verla. Dirigida por Ruben Fleischer (Bienvenidos a Zombieland, Gangster Squad. Brigada de Élite) y protagonizada por el británico Tom Hardy, esta producción de Sony aspiraba a ser la primera de una serie de películas ambientadas en el universo compartido de los personajes de Marvel que aún posee este estudio. ¿Veremos más películas protagonizadas por el simbiote? Posiblemente sí, pero no gracias a la crítica sino a la taquilla.
La película comienza con el accidente de una lanzadera espacial de la Fundación Vida, un conglomerado empresarial tecnológico liderado por el multimillonario Carlton Drake (Riz Ahmed). Tras estrellarse en Malasia, varios especímenes de un organismo alienígena son recuperados por el equipo de Drake con el fin de someterlos a experimentos de hibridación con humanos en la sede de la empresa en San Francisco. Es ahí donde entra en juego Eddie Brock (Tom Hardy), un presentador de televisión especializado en destapar chanchullos de empresas y políticos. Tras infiltrarse en los laboratorios de Drake, Brock es infectado con el simbiote, un suceso que pone patas arriba la vida del periodista.
Este es el punto de partida de una película que, aunque no es redonda (ni mucho menos), dista bastante de los apelativos peyorativos con los que ha sido calificada por críticos de toda condición. Pareciera como si las críticas de Venom ya estuvieran escritas desde mucho antes del estreno de la película, antes incluso de que los críticos asistieran a los pases de prensa. Pero ¿qué podemos destacar de Venom y qué podemos desechar?
Venom es una de esas películas que la crítica, no se sabe muy bien por qué, decide demoler sin compasión utilizando los adjetivos de más grueso calibre que ofrecen los diccionarios de sinónimos online
Comencemos con su elenco de actores, del que destacan Hardy, Michelle Williams como su novia Anne y Riz Ahmed como el magnate Carlton Drake. Lo confieso: Hardy nunca ha sido santo de mi devoción. Siempre he visto al actor londinense como un tipo con una clara inclinación por la sobreactuación y la teatralidad excesiva. Solo hay que verlo en The Dark Knight Rises o en Taboo, esa serie inclasificable de HBO que ya criticamos aquí. En Venom, Hardy no cambia, y sigue adoleciendo de esa sobreactuación de la que hablo, solo que multiplicada por dos, como corresponde a alguien con un parásito simbiote dentro de su cuerpo.
Sin embargo, no es Hardy el problema principal de la película. Tampoco lo es Michelle Williams, que interpreta a su exnovia, un personaje que, si lo eliminamos de la historia, poco iba a cambiar. Eso sí, la química entre ambos es casi inexistente, por no decir nula. Tampoco aporta demasiado el nuevo novio de Anne, el doctor Dan Lewis (Reid Scott), un personaje estereotipado que hemos visto en cientos de películas. Se salva de la quema Riz Ahmed, con una interpretación convincente, pero que no deja de ser el típico villano cargado de clichés que abunda tanto en este tipo de películas de superhéroes.
Entonces, ¿qué se salva de Venom? En primer lugar, la conexión entre el parásito alienígena y su huésped. Las escenas en las que ambos interactúan son convincentes y, salvo algunos inevitables chistes malos, las conversaciones que Brock entabla con Venom al menos no provocan que queramos arrancarnos los oídos. La completa identificación del simbiote con su huésped hace que el alienígena hable como un matón de barrio, algo que choca en un principio pero que la película se encarga de explicar, lo que no es poco.
Sin embargo, ciertas escenas ponen de manifiesto que mucho material se ha quedado en la mesa de montaje. Este es uno de los principales problemas de Venom. Por ejemplo, no se explica suficientemente por qué Venom está dispuesto a enfrentarse contra los de su propia especie. Es un doble salto mortal argumental que es resuelto con un par de planos y unas frases sueltas. El propio Hardy ha declarado que algunas de las mejores escenas han sido eliminadas, posiblemente de cara a una hipotética clasificación para público adulto, lo que la habría dañado en taquilla.
El final de la cinta, un tanto abrupto, no ayuda a hacer de Venom una buena película de un personaje Marvel. Es ahí donde se nota también la tijera del montador. De hecho, el enfrentamiento final tampoco es que esté demasiado bien resuelto, con escenas caóticas, poca iluminación y donde era fácil perder de vista quién era el villano y quién el antihéroe. Tampoco ayuda que la última escena de la película (donde aparece Stan Lee) incluya un giro que no concuerda con lo que hemos visto en la confrontación final, evidenciando una vez más que mucho metraje importante se ha quedado en la mesa de edición.
Ciertas escenas ponen de manifiesto que mucho material se ha quedado en la mesa de montaje
Las críticas más furibundas también han cargado contra los efectos especiales, tachándolos de desfasados y baratos. Sin embargo, a mí me han resultado convincentes para lo que había que mostrar en pantalla. No olvidemos que el presupuesto de Venom oscila entre los 100 y los 116 millones de dólares... Sin embargo, sí es verdad que tampoco lucen mucho y que las escenas en las que aparece el simbiote transcurren casi siempre de noche.
Puede que Venom no sea la película Marvel del año, pero tampoco merece el desprecio absoluto al que se está viendo sometida por buena parte de la crítica especializada, como puedes comprobar aquí. Lo lamentable es que buena parte de la crítica "amateur" se esté dejando arrastrar por los grandes medios solo para ganar clicks colocando en sus titulares adjetivos de grueso calibre como los que mencioné al principio.
En definitiva, Venom no pasará a la historia como una de las mejores películas de superhéroes, pero tampoco es una mala película. Se nota que el producto final no es el que, posiblemente, el realizador quería, pero tampoco estamos ante un desastre como claman algunos. La primera escena post-créditos (hay dos) plantea ya la posibilidad de una secuela, algo que, teniendo en cuenta lo que lleva recaudado ya en todo el mundo (más de 205 millones de dólares), es bastante probable.
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