De la mano de Amazon Prime Video nos llega A Very English Scandal, una reciente coproducción de la BBC en exclusiva para dicha plataforma. A través de tres episodios, nos cuentan la rocambolesca historia que hubo tras el escándalo del líder del partido liberal, Jeremy Thorpe, y su oculta relación homosexual. Al igual que ocurre en España, y seguramente en todos los países, la realidad política es tan sorprendente que no necesita adornos para sorprender al espectador. Así que, basándose en el libro de Jeremy Preston, publicado en 2016, Stephen Frears, el afamado director de cine, se embarca en esta producción histórica. Son tantas las virtudes que he encontrado en esta miniserie que no puedo dejar de recomendarla.
EL GUION Y LA DIRECCIÓN
La historia de por sí es bastante sorprendente, pero eso por sí solo no basta. Hay que darle unos diálogos y situaciones que te interesen. Y vaya si lo hacen. Con un oficio fascinante, las conversaciones van avanzando la acción, sin el más mínimo relleno. El desarrollo de la trama es dinámico y detallado. Es más, al finalizar, hubiera deseado que me contaran más cosas, de cualquiera de los protagonistas. Pero de esta manera. Ese parlamento británico es una mina. La clave del éxito está en lo identificables que nos resultan los intérpretes. Todo lo que hacen nos resulta plausible y dentro de la lógica de cada uno.LAS INTERPRETACIONES
En la medida en que os sea posible, ved la serie en versión original. Si no, os perderéis mucho de las impactantes actuaciones de todos los que intervienen en ella. La fama de los actores británicos se demuestra aquí de donde viene. Todos están perfectos, pero destaco a los tres más importantes:
- Hugh Grant, avejentado para su papel, se convierte en Jeremy Thorpe, un político maquiavélico con una personalidad fascinante. Si bien en el parlamento defiende ideas sociales y compasivas, se guarda esa cara para los demás. En privado, todo está sometido a alcanzar el poder, de una manera tan natural que nunca detestas al personaje. Dado que su partido, el liberal, es el eterno perdedor, sabe que sólo una coalición le dará el mando.
- Ben Whishaw es su amante, Norman Scott. Éste va evolucionando y construyendo su personalidad cada vez con más seguridad. En otras manos, podría haber sido una interpretación histérica, pero Whishaw se adueña del papel, transmitiendo cada matiz magistralmente. Además, resulta divertido reconocer en él el típico chico con suerte, con carambolas a su favor de todo tipo.
- Alex Jennings es aquí Peter Bessell, uno de mis secundarios favoritos de todos los tiempos. Encarna el perfecto ejemplo de inglés impasible que esconde secretos y traiciones. Tiene la facultad de caer en contradicciones con la mayor naturalidad. Es clave en la historia y protagonista de las conversaciones más hilarantes, despachadas con una impagable flema inglesa.
LO DIVERTIDA Y DINÁMICA QUE RESULTA
La serie engancha desde el principio, pero encima va siendo cada vez más hilarante a medida que va desarrollando acontecimientos. Cuando investigas, resulta que lo que vemos ocurrió en su mayor parte. Tienes que estar atento, pero no cae en enredos complicados ya que, todo lo que vemos, tiene la verosimilitud de que ha ocurrido. Es más, dejaron fuera hechos tan rocambolescos que ni en una telecomedia se habrían mostrado por inverosímiles. Uno de los momentos finales más sorprendentes, aunque lo creas exagerado, te lo muestran en imágenes reales durante los créditos. Impactante.LA AMBIENTACIÓN
Todo en esta serie alcanza el sobresaliente y la época representada, también. En exteriores, interiores, vestuario, todo te lleva a esas décadas de los 60 y 70. Un detalle cuidado que falla en otras producciones, donde muestran a la gente con la mentalidad actual. Tampoco escatiman en escenarios exteriores ni interiores, dando a la historia todo aquello que necesite. Un lujo que se transmite en pantalla.INFORMA SIN ADOCTRINAR
Stephen Frears, a sus 77 años, vivió los hechos y ha dejado una lección magistral para los que no lo hicimos. Sin necesidad de pancartas, el solo retrato objetivo de lo que implicaba ser homosexual en Gran Bretaña en una época en la que era delito conciencia más que muchas protestas. También nos habla de la eterna lucha entre la ley, la justicia y el establishment, que continúa hoy día como si apenas hubiera pasado el tiempo. La soledad, las decisiones personales que toman los implicados, los claroscuros de todos... Una valiente propuesta que merece toda la atención.
A diferencia de recientes tomaduras de pelo como The Romanoffs (puedes leer mi crítica en este enlace), aquí tenemos una pequeña obra de arte. Si os preocupa que la serie no os vaya a interesar porque habla de política británica, os garantizo que os atrapará en cuanto le deis una oportunidad.
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