A veces, los héroes de los cómics se hacen tan enormemente poderosos que las historias que protagonizan dejan de suscitar interés y emoción entre los lectores. El caso más paradigmático es el de Superman, aunque ha habido otros personajes que han sufrido recorte de superpoderes con mayor o menor acierto. El cómic que tengo entre las manos, el tomo Grandes Autores de Superman: Denny O'Neil y Curt Swan - Kryptonita Nunca Más, de ECC Ediciones, es un ejemplo de cómo llevar a cabo la citada tarea por un guionista y un dibujante excepcionales: Dennis O'Neil y Curt Swan.
A principios de 1971, Denny O'Neil aterriza en la colección de Superman con un objetivo claro: hacer al último hijo de Krypton menos poderoso. Hasta entonces, las historias de Superman habían caído casi en el absurdo, con un superhéroe omnipotente capaz de lanzar planetas fuera de su órbita, entre otras increíbles proezas. Hasta enero de 1971, fecha en la que O'Neil desembarca en la colección de Superman, las únicas debilidades del personaje eran la kryptonita y los soles rojos, algo que quitaba mucha emoción a las historias.
A través de nueve números O'Neil desarrolla su plan, que no era otro que hacer de Superman un tipo más vulnerable, menos poderoso y, por tanto, más interesante para los lectores. A la vez, daría más juego a los guionistas para elaborar mejores y más interesantes argumentos. La idea de O'Neil, resumida en el título del volumen, era eliminar a la kryptonita de la ecuación, de tal forma que esta no fuese utilizada como comodín cada vez que había que establecer una amenaza para el héroe que pudiese dañarle realmente.
Con la ayuda del dibujante Curt Swan, artista casi exclusivo de las colecciones del Hombre de Acero desde inicios de la década de los 50 hasta mediados de los 80, O'Neil desarrolló un arco argumental innovador, mezclando con habilidad el tono clásico de la colección cabecera del personaje con sus rompedoras ideas. El resultado son unos números irrepetibles, una puesta al día comparable a la que, años más tarde, realizaría John Byrne con su miniserie El Hombre de Acero en 1986.
Como si de una aventura clásica se tratara —recordemos que estamos en 1971 y el tono de estos cómics era muy ligero— O'Neil pone al héroe en una serie de situaciones que le conducirán a su propia redefinición. De esta forma, mientras disfrutamos de historias aparentemente intrascendentes que podrían ser encuadradas en las de la Edad de Oro de los cómics DC, el guionista va deslizando poco a poco una subtrama que desembocará en la renovación de un personaje del calibre de Superman.
En definitiva, estamos ante un cómic de Superman fundamental para todo aquellos seguidores del personaje que quieran entender esta etapa. La etapa de O'Neil a cargo de la colección del kryptoniano no duró mucho, pero estableció la senda de cómo debía hacerse la renovación de un superhéroe y el replanteamiento de sus historias y personajes.
Por otro lado, Curt Swan, con su impresionante dominio del personaje y sus evidentes capacidades como artista, ayudó a que los lectores, acostumbrados a sus excelentes viñetas, digirieran mejor la innovadora propuesta de renovación de O'Neil. Llama la atención que la extensa obra de un artista de la talla de Curt Swan no haya sido reeditada como se merece. Los tomos recopilatorios de las colecciones de Superman que dibujó en las décadas de los 60, 70 y 80 solo se encuentran en inglés, en ocasiones a precios prohibitivos, y no todo lo bien editadas que merecen. Desde aquí hago un llamamiento a ECC Ediciones, responsable de editar el material de DC Comics en España, a recuperar la obra de Swan, un artista que contribuyó en gran medida a definir el aspecto de uno de los mayores iconos de la cultura popular del siglo XX.
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