Doce años después del final de Star Trek: Enterprise, la última serie de ambientada en el universo creado por Gene Roddenberry, llega Star Trek: Discovery. La serie, producida por la CBS y emitida en Estados Unidos en su nueva plataforma de streaming All Access (aquí en España la emite Netflix), transcurre, más o menos, una década antes de los sucesos narrados en The Original Series, es decir, la que protagonizaran William Shatner y Leonard Nimoy. ¿Ha merecido la pena aguardar 12 años para ver de nuevo en televisión una serie de Star Trek? En principio parece que sí pero, como siempre, hay voces discrepantes.
Como fan de Star Trek no puedo estar más contento de tener de nuevo una serie ambientada en este particular universo, por tanto, mi opinión no debería ser muy objetiva. Sin embargo, voy a intentar serlo, analizando estos dos primeros episodios como si de cualquier otra nueva serie se tratara.
Leyendo las reacciones de la gente en diversos foros, como por ejemplo IMDb, llama la atención que prácticamente la totalidad de las opiniones acerca de los dos primeros capítulos han sido negativas o muy negativas. Hasta donde pude leer —y leí mucho—, los que habían dejado su opinión en dicha página se lamentaban principalmente de que Star Trek: Discovery sencillamente no era Star Trek... ¿Por qué?
La serie, creada por Bryan Fuller y Alex Kurtzman, se sitúa en la línea temporal del resto de shows televisivos, no en la de las películas reseteadas por J.J. Abrams en 2009. Por lo tanto, esto debería significar que son más "canon" que las tres películas que ya llevamos ambientadas en la nueva línea temporal surgida de los eventos narrados en el film de Abrams. Aún así, los trekkies americanos de toda la vida no parecen estar muy contentos con esta nueva serie. Las razones que dan son múltiples y variadas: que si los klingons no parecen klingons, que si el diseño de las naves, que si la tecnología, que si el tomo sombrío y poco optimista, alejado del espíritu con el que Roddenberry intentó impregnar su creación... En definitiva, una serie de fallos que constituyen casi una traición a los trekkies más que meros defectos subsanables conforme vaya avanzando la serie.
No debo ser un trekkie muy exigente cuando a mi estos dos primeros episodios, "El Saludo Vulcano" y "La Batalla de las Estrellas Binarias", sí me han gustado. Comprendo que los fans más acérrimos de Star Trek se sientan traicionados con un show que, en cierto modo, derriba ese optimismo casi naif marca de la casa. Desde casi el primer momento, Discovery nos deja claro que son otros tiempos y que, por tanto, es necesario un nuevo enfoque. Vivimos tiempos convulsos, pesimistas, y no podemos plantear unas historias en las que todos sean intachables e incapaces de la traición. De este modo, se explica el modo de actuar de algunos de los protagonistas de la nueva serie, decisiones insólitas en una forma de ver el mundo tan utópica como la de Star Trek.
Dejado claro que no estamos ante una serie de Star Trek al uso, analizar si merece la pena o no es más sencillo. Y sí, merece la pena. El retraso de su producción y su emisión en USA en una plataforma de pago como es CBS All Access parecían presagiar que estábamos ante un producto que no contaba con la confianza de la propia cadena. La fuga de Bryan Fuller, mente pensante detrás de joyas como Hannibal, no hizo más que echar más gasolina a un fuego que amenazaba con paralizar el estreno indefinidamente. Sin embargo, la serie me ha resultado mejor de lo esperado, con una producción notable y un casting que, aunque mejorable, no es del todo malo.
La serie, aunque notable en cuanto a producción, adolece de un casting demasiado reducido. Las series de Star Trek siempre han sido corales, precisamente ese ha sido uno de sus grandes atractivos, No se entiende el éxito de La Nueva Generación sin un reparto tan excepcional y carismático como el suyo, por no hablar de La Serie Original. En Discovery, en cambio, los protagonistas prácticamente se ven reducidos a tres: Sonequa Martin-Green como Michael Burnham (todo un guiño al nombre de uno de los personajes del piloto de Star Trek: TOS), el oficial científico Saru (Doug Jones), y Michelle Yeoh como la capitán de la USS Shenzhou Han Bo. Aunque en las escenas que comparten se nota cierta química entre los actores, se echa en falta más carisma. Por ejemplo, si tuviera que definir a Saru diría que es el perfecto "capullo", por muy alienígena que este sea, lo cual hace muy complicado conectar con dicho personaje.
Sonequa Martin-Green, por su parte, parece ser la que finalmente se convertirá en protagonista de la serie, visto lo visto en estos dos episodios. La ex-protagonista de The Walking Dead interpreta a un personaje que, para haber sido criado en Vulcano, se deja llevar demasiado por sus pasiones, tomando incluso decisiones abiertamente irresponsables, como por ejemplo explorar sola el extraño objeto hallado por la Shenzhou. La "Número Uno" es un personaje que, aunque tiene difícil encaje en el universo Star Trek tal y como lo conocemos, puede dar bastante juego, dependiendo, claro está, de cuánto la quieran los guionistas.
La serie pretende narrar el comienzo de las hostilidades de la Federación y el Imperio Klingon, un episodio de la historia de la saga no explorado ni en series ni películas. Para ello, los productores han decidido rediseñar (una vez más) el aspecto de esta raza guerrera, haciéndola más alienígena. Este cambio, obviamente, no ha gustado nada a los más trekkies. A mi, sinceramente, me ha dejado indiferente. Sin embargo, no deja de ser una incongruencia que, mientras en la serie original los klingons aparecen con un aspecto casi completamente humano, aquí sean aún más monstruosos que en La Próxima Generación. Recordemos que el cambio de aspecto de esta raza se explica en un par de episodios de esta serie, alteración que aparece por vez primera en Star Trek: The Motion Picture (1979). Claramente, existe una inconsistencia en el aspecto de los klingons que no se puede soslayar.
Otra de las inconsistencias de Star Trek: Discovery respecto a sucesos posteriores es su tecnología, claramente superior a la de series y películas ambientadas en esta misma línea temporal. ¿Recuerdas algún episodio de Star Trek en el que los personajes se comuniquen mediante hologramas? En Discovery vemos como el holograma de Sarek (estupendo James Frain, como siempre) se comunica con su ¿hija adoptiva? Michael (Sonequa). El aspecto del puente de la Shenzhou es también más moderno y amplio que el del Enterprise, aún siendo aquella nave más vieja. Comprendo que los creadores de la serie hayan intentado modernizar el look de la serie, adaptándolo a los nuevos tiempos, pero creo que deberían haber sido más cuidadosos con estos anacronismos que pueden pasar desapercibidos para el público en general pero no para un fan de la saga, incluso para los no muy "hardcore".
Dejando de lado esos fallos, y sin querer explayarme más, mi opinión sobre Star Trek: Discovery es positiva. Sin dejar con la boca abierta, la serie ha mostrado en estos dos primeros capítulos potencial suficiente para evolucionar hacia un producto de gran calidad que ofrezca eso que tanto escasea en las series de ciencia ficción: ciencia ficción. Destapar el lado oscuro del universo Star Trek no tiene por qué ser malo, ni tampoco elegir unos protagonistas que no tienen una brújula moral demasiado definida, ya que nuestro futuro, desgraciadamente, no es, y creo que nunca lo será, como Gene Roddenberry imaginó que sería.
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