Acaba de lanzarse la colección completa de los cómics de Blueberry de la mano de Planeta DeAgostini, el clásico de los años 60 del personaje del Oeste americano creación del guionista belga Charlier. Jean Giraud, el celebérrimo Moebius, es uno de los principales encargados de dar forma a este clásico del noveno arte que volvemos a tener disponible en una edición de coleccionista. Tras haber leído los 3 primeros álbumes, Fort Navajo, Tormenta en el Oeste y Águila Solitaria, os dejamos con la reseña.
Estamos ante un cómic europeo y las diferencias con el americano son notables. Es bueno recordar que hubo un tiempo en el que el Western estaba tan de moda como hoy día los superhéroes. Novelas baratas del tema se amontonaban en las librerías y kioscos para clientes ávidos que, en muchos casos, ni tenían una televisión en casa. Giraud no era ajeno a esta moda y se convirtió en un apasionado del tema, siendo sus primeros dibujos vaqueros e indios. El primer tomo nos presenta al Teniente Blueberry, un antihéroe del Oeste que, lejos de la perfección, no deja de ser alguien noble y digno de confianza. Sin embargo, el exquisito plantel de secundarios tienen tanto o más protagonismo que quien da nombre a la colección.
El nivel de detalle e información que se acumula en la obra es impresionante, pudiendo avergonzar a buena parte de las producciones hollywoodienses sobre el tema. Estos primeros tomos nos muestran un Oeste duro, conflictivo, donde el peligro está a la vuelta de la esquina y las comodidades no se ven por ninguna parte. Mucho desierto y poco Saloon, al menos de momento. Esto impregna de realidad cuanto leemos, algo importante ya que, posiblemente, es lo que más podemos apreciar en un cómic de este tipo. Gracias a esto, aprendemos sobre el verdadero Oeste y encontramos un tipo de aventuras que no puede ofrecernos ningún otro género. Gracias a la calidad de estas historias han transcendido décadas de la manera que lo han hecho.
CADA TOMO ESTÁ EXQUISITAMENTE EDITADO |
Los diálogos son densos y descriptivos, definiendo tanto a los distintos personajes que aparecen en la obra como el mundo en el que viven. Es por tanto necesario hacer aclaraciones en notas a pie de página, lo cual se agradece bastante. Así distinguimos a unos indios de otros, y a buena parte de los que integran el Oeste americano.
Las historias no son autoconclusivas, sino que se van continuando de uno a otro volumen, teniendo que coger rápidamente el tomo que sigue para saber qué sucede. La diferencia respecto a otras ediciones no reside solo en la belleza de los tomos editados en tela. Cada uno trae al final una impagable información sobre los autores y la obra.
En cuanto al dibujo, qué podemos decir del gran maestro. Giraud, buscando la inspiración para su Teniente Blueberry, se fija en la nariz rota del famoso actor Jean-Paul Belmondo, icono del cine francés de los 60. El estilo de Giraud, alejado del utilizado por su alter ego Moebius para sus álbumes de ciencia ficción, se basa en las composiciones cinematográficas, algo inherente al género del western, creando una narrativa visual ágil y trepidante. Estamos ante un Giraud joven, pero no precisamente en los inicios de su carrera —vendió su primer trabajo a los 17 años— demostrando gran maestría en el dibujo de rostros, totalmente individualizados, figuras humanas y animales y, sobre todo, sus espléndidos paisajes.
El dibujo de Giraud de estos tres primeros álbumes Es aún muy similar al del dibujante Jijé, la primera opción de Charlier para Blueberry, algo que cambiaría a partir del álbum El Jinete Perdido (1968), cómic en el cual el artista francés ya comenzó a dejar evidente un cambio en su estilo. Precisamente tras su regreso de México, país que influyó grandemente en su forma de entender el dibujo.
Estamos ante una oportunidad única de hacerse con una colección que sirva para rememorar aquella época a quienes disfrutaron cuando el género estaba en auge, y para que aquellos que no jugamos a indios y vaqueros, que podamos descubrir por qué emocionó a tantas generaciones.
Podéis encontrar más información de esta magnífica colección en este enlace.
Las historias no son autoconclusivas, sino que se van continuando de uno a otro volumen, teniendo que coger rápidamente el tomo que sigue para saber qué sucede. La diferencia respecto a otras ediciones no reside solo en la belleza de los tomos editados en tela. Cada uno trae al final una impagable información sobre los autores y la obra.
ORIGINAL DE GIRAUD PERTENECIENTE AL ÁLBUM "FORT NAVAJO" |
En cuanto al dibujo, qué podemos decir del gran maestro. Giraud, buscando la inspiración para su Teniente Blueberry, se fija en la nariz rota del famoso actor Jean-Paul Belmondo, icono del cine francés de los 60. El estilo de Giraud, alejado del utilizado por su alter ego Moebius para sus álbumes de ciencia ficción, se basa en las composiciones cinematográficas, algo inherente al género del western, creando una narrativa visual ágil y trepidante. Estamos ante un Giraud joven, pero no precisamente en los inicios de su carrera —vendió su primer trabajo a los 17 años— demostrando gran maestría en el dibujo de rostros, totalmente individualizados, figuras humanas y animales y, sobre todo, sus espléndidos paisajes.
El dibujo de Giraud de estos tres primeros álbumes Es aún muy similar al del dibujante Jijé, la primera opción de Charlier para Blueberry, algo que cambiaría a partir del álbum El Jinete Perdido (1968), cómic en el cual el artista francés ya comenzó a dejar evidente un cambio en su estilo. Precisamente tras su regreso de México, país que influyó grandemente en su forma de entender el dibujo.
Estamos ante una oportunidad única de hacerse con una colección que sirva para rememorar aquella época a quienes disfrutaron cuando el género estaba en auge, y para que aquellos que no jugamos a indios y vaqueros, que podamos descubrir por qué emocionó a tantas generaciones.
Podéis encontrar más información de esta magnífica colección en este enlace.
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