Con los cómics de la Liga de la Justicia muchas veces he tenido la sensación de que o bien los disfruto mucho, o todo lo contrario. En ocasiones, me resulta confusa la interacción de personajes, y la eterna amenaza alienígena mundial que deben resolver se me hace muy repetitiva. El tomo que recopila la obra de Mark Waid, recientemente editado por ECC Ediciones, debo decir que se aleja totalmente de este caso, siendo una de las historias que más he disfrutado de este autor, hasta el punto de que para mi, la mejor Liga de la Justicia es la de Waid. Os explico por qué.
El cómic, escrito en 1998, supone una nueva forma de contar cómo se formó la Liga de la Justicia. De los muchos miembros que han formado parte de La Liga a lo largo de los años, como La Cazadora o Barda, Waid acierta en elegir a los miembros que presenta en el tomo. Los afortunados son Flash, Green Lantern, Aquaman, Canario Negro y El Detective Marciano. A pesar de que aparezca en la portada, Batman no interviene apenas en la historia. En contra de lo que muchos parecen pensar, Batman no es para nada imprescindible para construir una buena historia de la Liga de la Justicia.
Waid aprovecha para presentarnos a una incipiente Dinah Lance, con las inseguridades de su edad y muy alejada aún de la pareja que formará en el futuro con Green Arrow. Conocemos que su pelo en realidad es negro, y lo que supone ser la única chica en un grupo de hombres, tonteos incluidos. También a través de ella sabemos algo de la ya retirada Sociedad de la Justicia, lo que amplía mucho el marco de un grupo que muchas veces, no parece tener más frontera que La Atalaya.
Waid aprovecha para presentarnos a una incipiente Dinah Lance, con las inseguridades de su edad y muy alejada aún de la pareja que formará en el futuro con Green Arrow. Conocemos que su pelo en realidad es negro, y lo que supone ser la única chica en un grupo de hombres, tonteos incluidos. También a través de ella sabemos algo de la ya retirada Sociedad de la Justicia, lo que amplía mucho el marco de un grupo que muchas veces, no parece tener más frontera que La Atalaya.
PUES SI, PODEMOS TENER LIGA DE LA JUSTICIA SIN BATMAN, SIN SUPERMAN Y SIN WONDER WOMAN |
Waid no muestra héroes perfectos, sino un grupo de chicos inseguros, con choque de caracteres, que sospechan los unos de los otros, pero que a la vez saben que son la única oportunidad para que la Tierra sobreviva. Las fricciones entre ellos dan lugar a momentos realmente divertidos, algo no muy común. Como veis, no falta la casi inevitable amenaza alienígena, pero Waid lo transforma en una lucha emocionante, divertida y trepidante.
A lo largo de los 12 números que componen el tomo nos da tiempo en profundizar en los personajes, sus vidas personales y profesionales, de una manera cuidada y pensada. Waid no recurre a tópicos, sino que aporta momentos interesantes tanto para los villanos como para los héroes. Los medios de comunicación también cumple su parte en la historia, algo que se suele obviar en un acontecimiento tan importante como ataques alienígenas o supertipos enfrentándolos. Tampoco faltan misterios e incógnitas que deberemos ir descubriendo poco a poco.
El dibujo, a manos de Barry Kitson, hoy día está muy superado, ya que se centra mucho en los personajes y muy poco en los fondos, por no decir que directamente ni los dibuja. No es un genio de la expresividad tampoco, pero hay que reconocer que para lo que necesita la historia cumple con su cometido.
En definitiva, un excelente cómic que he disfrutado muchísimo. De hecho, he leído otras obras de Waid, incluidas en el coleccionable de La Liga de la Justicia de Morrison y, aunque sean historias autoconclusivas, mantienen el ritmo, la diversión y la frescura. Un excelente cómic que reivindica a la JLA como uno de los grupos superheróicos más versátiles e interesantes del mundo de los cómics cuando se saben tratar.
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