Dentro del amplio abanico de estrenos de series televisivas, Hulu se ha destacado por esta propuesta distópica. En un futuro donde la contaminación ha liquidado la fertilidad de la mayoría de la población. Auspiciado por este panorama, un grupo religioso extremista se ha hecho con el poder en Estados Unidos y tiene sometida a la población. Aquellas que aún son capaces de concebir son secuestradas y obligadas a servir de sirvientas y úteros vivientes al servicio de sus señores.
La efectiva Elisabeth Moss, la inolvidable Peggy de Mad Men, es la gran protagonista de esta historia. Debe ser difícil embarcarte en otra serie después de haber sido protagonista de la que es considerada por muchos la mejor serie de la historia. De momento, parece que no se ha equivocado.
El piloto entra pronto en el centro de la historia y atisbamos algo del pasado a través de flashbacks en los que vemos la vida cotidiana de algunas de las protagonistas. June es raptada rápidamente por los integristas y separada de su marido y su hijo, con los que formaba una familia interracial.
La serie transmite con gran acierto la sensación de asfixia que vive la protagonista. Vestida con un hábito religioso, vive al servicio de una pareja que no puede tener hijos propios. Especialmente dura es la escena en la que el marido tiene relaciones con ella ante la presencia de su esposa, intentando darle una apariencia de conformidad con la situación. Sin mostrar absolutamente nada fuera de lugar, estando los tres vestidos, y huyendo de cualquier violencia, la expresión de June al ser penetrada por el hombre de la casa describe a la perfección el nivel de resignación al que ha llegado en su nueva situación.
June no comulga con lo que está viviendo ni es ningún tipo de conversa, sólo es una chica que trata de sobrevivir sin llamar la atención de los tiranos. El precio a pagar por aquellos que muestran la menor rebeldía queda bastante claro en el episodio. Lo mismo con aquellos que en su vida anterior se salían del tiesto, mandados a las colonias. Se atisban estas como un lugar terrorífico donde la muerte y el sufrimiento son seguras a causa de la catástrofe ecológica que ha llevado a esta situación.
June no sabe en quien confiar, y obviamente no cuenta con el beneplácito de la señora de la casa, a pesar de su impecable comportamiento. Poco a poco parece tejer una red de confianza, aunque está por ver que realmente sea el caso. Al ser mujeres que han tenido una vida occidental, es más difícil de creer que estén de acuerdo en este nuevo régimen por convicción y no por obligación. Ya se irá viendo.
POR DESGRACIA, ESTA ESCENA ES BASTANTE REAL EN ALGUNAS PARTES DEL MUNDO |
La estética es muy bella sin que para nada sea una serie cara en apariencia. El buen gusto reina en la escenografía, sobre la que cae gran parte de la transmisión de la historia. Es imposible no recordar la novela de George Orwell 1984 con esta serie: la sensación de que estás eternamente vigilado y hay que formar parte de la masa sin demostrar ningún tipo de identidad.
Muy interesante la propuesta de esta serie, donde no sólo nos interesa saber qué será de la protagonista, con la que es facilísimo empatizar. Todo lo que rodea a esta nueva sociedad en un país tan relacionado con las libertades como Estados Unidos es intrigante. Reconozco que es una serie triste y que nadie nos garantiza que tenga que terminar bien, para que estéis avisados que risas no vais a echar ninguna. No he leído el libro de Margaret Atwood pero aquellos que lo han hecho celebran la adaptación. Sin embargo, considero que es altamente recomendable, especialmente en estos tiempos en los que en vez de avanzar, pareciera que vamos hacia atrás y ninguna posibilidad de este tipo parece ya una locura.
Una gran carta de presentación de la que estaremos pendiente en las próximos semanas.
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