SUPERMAN: RENACIMIENTO, #1. LA CRITICA

Con la llegada de Renacimiento por fin a nuestro país (he sido paciente y no he caído en la tentación de adelantarme), Superman es una de las colecciones que me planteaba tantear para ver si me enganchaba. El equipo Gleason-Tomasi me fascinó en Batman y Robin, pero nunca es una garantía al 100 % un gran trabajo anterior para que el siguiente también lo sea. Y más, si cambiamos de personaje. Advierto que me he enfrentado a este número sin haber leído nada de lo anterior, mas allá de cruzarme con el nuevo Superman en Grayson (y no me gustó nada la versión que vi del personaje, que parecía Conner Kent). ¿Convence esta visión de Superman?

Dijo mi vendedor de cómics habitual (¿hay una palabra específica para ellos, como librero?) que en un sólo número no me podría hacer una opinión. Se equivoca. La misión de un número uno es convencerte de que vayas a por el número dos; no están los bolsillos para segundas oportunidades gratuitas. Y vaya si este cómic lo consigue. Algunas detalles me los pierdo porque, como ya he dicho, no sigo la historia. Sin embargo, el retrato que veo de Superman y su familia es arrebatador.

Tomasi (con la ayuda de Gleason al guión) vuelve a demostrar que sabe de lo que habla cuando retrata el comportamiento de un chico preadolescente. Se agradece enormemente ver crecer a los héroes, y convertirse en padres como les sucede a quienes seguimos sus aventuras mes a mes. Y acaso ¿le pega a alguno más ser padre de familia que a Superman?

En este número doble de 48 páginas se cierra la etapa anterior, y con ella al Superman de esa era. No he profundizado mucho en ello, así que algunos detalles se me escapan, pero tampoco me importan. Lo relevante, el nuevo comienzo, es lo que viene después. Y en unas pocas escenas familiares donde no encontramos acción propiamente dicha, sino la vida cotidiana y los problemas que enfrenta el hijo de Superman, Jon, a mi personalmente me han capturado. Deseando estoy que empiecen sus aventuras con Damian en Super Sons.

JON TIENE QUE LIDIAR CON SUS SUPERPODERES Y NO SE LE DA MUY BIEN TODAVÍA

Se intuye la acción venidera, y los amigos importantes, pero no tiene miedo Tomasi en plantear una historia sin prisas, sin tener que meter acción porque eso es de lo que muchos suponen que van los cómics de superhéroes. Se traza perfectamente el día a día de este Superman, su papel de padre y esposo de Lois Lane. Cómo ha podido tener un hijo ya es algo que debemos dejar en la maravillosa bruma de la credulidad comiquera. El chico es un encanto, así que nos lo quedamos.

El dibujo a cargo de Gleason es un poco más evolucionado del que vimos en Batman y Robin pero sigue siendo muy reconocible. Sigue con sus ojos grandes y una gran expresividad en sus caras. No es el dibujante que os va a dar a los personajes más bellos, pero sí los más creíbles.

En fin, que me temo que esta vez si que voy a tener que dejarle un hueco a Superman en la zona de las grapas semanales. Y que dure.