Uno de los problemas de los reboots cinematográficos no es, como muchos piensan, el hecho en si de realizar de nuevo un film antiguo con distintos actores y, en la mayoría de las ocasiones, con una historia distinta. No, el problema no es ese. El problema es, y ha ocurrido con los Cazafantasmas de Paul Feig, tener que luchar contra la nostalgia, pero no una nostalgia basada en la absurda creencia que cualquier película pasada fue mejor, nada de eso. En esta ocasión, la nostalgia se basa en el hecho objetivo de que el film de Ivan Reitman de 1984 es prácticamente insuperable por cualquier otro film que intente contar una historia similar. Y si a ello le añadimos la mediocridad del nuevo film y que este copia en gran parte la historia del film original, podemos decir que las comparaciones no son odiosas, sino lo siguiente.
Las malas vibraciones con el film de Paul Feig ya comenzaron cuando su tráiler se convirtió en uno de los que más "no me gusta" consiguió en YouTube. Añadamos unas generosas raciones de controversia acerca del elenco femenino del film, algunos comentarios misóginos por aquí y por allá y tendremos el caldo de cultivo perfecto para que el reboot de la franquicia Cazafantasmas nazca gafado. El estreno de la película, aunque no ha sido tan desastroso como parecía que iba a ser, tampoco es que haya sido un éxito ya que, si bien director y actores han firmado para dos películas más, se ve con pesimismo la posibilidad de una secuela.
Cazafantasmas acarrea varios problemas que la convierten en una cinta insatisfactoria y fallida. En primer lugar tenemos el problema de que es un reboot y no una secuela, como debería haber sido. Los problemas de Sony a la hora de contar con los actores originales para realizar una tercera entrega de la saga hicieron que se decantaran por un reinicio con un casting casi exclusivamente femenino. Lo ideal hubiera sido al equipo original cediendo el testigo a las nuevas aspirantes a Cazafantasmas pero, debido a un largo proceso de obstáculos en el desarrollo de este tercer film de la franquicia, esto no ha podido ocurrir... a medias.
Y digo a medias porque la práctica totalidad del elenco original está presente en la película en forma de cameos, con las excepciones de Harold Ramis, fallecido en 2014 y Rick Moranis, el primero presente eso sí en forma de busto en una de las primeras escenas del filme. Mientras que la mayoría de las veces los cameos de viejos personajes suelen ser bienvenidos y a menudo saben a muy poco, en Cazafantasmas ocurre lo contrario. Ni el personaje que interpreta en un par de escenas Bill Murray, ni el fugaz vistazo a Dan Aykroyd como taxista, ni Ernie Hudson como encargado de una funeraria (y Sigourney Weaver en los créditos finales) pueden satisfacer al fan de la franquicia. Son cameos aleatorios sin conexión a sus personajes del film de Reitman, pues estamos ante un reboot/remake, no una secuela, lo que no quita que hayan resultado absolutamente insatisfactorios y poco elaborados.
El incomprensible éxito en Estados Unidos de comedias zafias y horteras como La boda de mi Mejor Amiga (2011) o Cuerpos Especiales (2013), hicieron que Paul Feig, director de ambas, fuera el elegido para encabezar la nueva película de los Cazafantasmas. Este realizador ha optado para su película un tono de comedia burda, muy en boga hoy en día, en el que muchos de los chistes que sufre el espectador apenas hacen enarcar una ceja. Todos los personajes masculinos del film, sin excepción, son idiotas, torpes y retratados en general, con un enfoque bastante negativo, en especial el personaje que interpreta Chris Hemsworth, un papel que nada tiene que ver con el que encarnara Annie Potts en el film original.
De las cuatro protagonistas quizás la peor, tanto en interpretación como en la calidad de sus chistes y muecas, sea Melissa McCarthy, actriz fetiche de Feig. Los chistes son, no nos engañemos, bastante malos la mayoría (el del logo con tetas es de vergüenza ajena) y he visto mejores gags en algunos vídeos del zapping. Kristen Wiig lo hace un poco mejor que McCarthy, aunque el personaje abusa de los chistes en torno al bello recepcionista que interpreta Hemsworth, mientras que Leslie Jones no deja de encarnar el típico cliché de afroamericana que hemos visto en infinidad de comedias. Hay que destacar, eso sí, el papel que hace Kate McKinnon, la Dra. Jillian Holtzmann, el equivalente al Dr. Egon del film original. De las cuatro protagonistas, es la más carismática y extravagante, y algunas de sus muecas son lo mejor de la película.
En cuanto a la trama, como ya he dicho, calca básicamente el esquema del film de Ivan Reitman, de principio a fin. Obviamente, el film no aporta nada a la mitología de la saga ya que es una mera copia actualizada de la cinta de 1984. Katie Dippold y Paul Feig, perpetradores del guión, lo han tenido fácil para escribir una historia a la que solo han tenido que cambiar el sexo a los personajes e introducir unos cuantos chistes malos. Ni siquiera se salva el villano, un tipo anodido que, nadie sabe como ni nos tratan de explicar, es capaz de construir un portal capaz de abrir la dimensión de ultratumba. Y ese es solo uno de los agujeros de guión de Cazafantasmas, como el de la financiación de los costosos equipos, las contradicciones en el modo de erradicar los espíritus, etc, etc.
Tampoco aportan nada los efectos visuales, completamente realizados mediante CGI, y en la mayoría de las ocasiones con los protagonistas interactuando como pueden con una gran pantalla verde. Se hubiera echado de menos algo de creatividad en la forma de plasmar los espíritus, verdaderas copias digitales de los que vimos en las dos primeras películas... pero con menos gracia.
Y como colofón, un final facilón y poco trabajado, con unos guionistas y un director ya sin ideas. Es curiosa la escena, por ejemplo, en la que el personaje de Chris Hemsworth, poseído por un ente sobrenatural, obliga a la policía y el ejército a posar para empezar un baile a lo "Thriller". Lo insólito es que la escena no se remata y no vemos a la tropa bailando hasta los títulos de crédito, cuando la película ya ha terminado. ¿Para qué entonces ese gesto? Otro agujero de guión o un tijeretazo en la sala de montaje.
En definitiva, Cazafantasmas entretiene, pero no porque sea una cualidad intrínseca de su historia, sino porque el espectador se pasa el metraje esperando ver si la película es capaz de ofrecer algo innovador a la saga. Lamentablemente no es así, y Cazafantasmas queda en eso, una comedia ramplona plagada de chistes mediocres tirando a malos en la que, no se sabe muy bien por qué, los personajes masculinos son el objeto de todas las burlas. Una oportunidad perdida para Sony de revitalizar una gran franquicia con mucho potencial, malgastada por un realizador inadecuado, un guión nada original y unos actores que hacen lo que pueden para salvar el barco del naufragio.
0 Comentarios
Todos los comentarios son revisados antes de su publicación. Por favor, sé moderado e identifícate, nos gusta saber a quien nos dirigimos.