Esta nueva serie de HBO se adentra en el mundo de los jugadores de fútbol americano una vez han terminado su carrera deportiva. El protagonista, Dwayne The Rock Johnson, vive precisamente esa circunstancia: tener que reinventarse una vez que llega el fin de los contratos multimillonarios y enfocar su vida de una manera productiva. Algo que no resulta fácil ni para él ni para su entorno. ¿Estamos ante un producto que sólo interesa al público norteamericano o es posible disfrutarla aunque, como éste que os escribe, no distingáis el béisbol del rugby?
Pues afortunadamente, este primer episodio resulta de lo más asequible para el público profano en estos temas. Una prueba más de que lo importante en una serie no es lo que nos cuenten, sino cómo lo cuenten. Spencer Strassmore (Johnson) empieza a descubrir que puede sacar rentabilidad de sus contactos de su época de deportista de élite. Junto a él, descubrimos una serie de amigos en las más variadas circunstancias. Sin embargo, sus problemas son extrapolables a lo que se sabe de los jóvenes que triunfan rápido y no saben lidiar con tanto dinero y éxito, pudiendo ser más una maldición que otra cosa. Al ser algo universal, es fácil empatizar con ellos y sus problemas: jóvenes estrellas caídas en desgracia (amantes, bancarrotas, peleas...), y el ritmo de lo que vemos y la gracia y naturalidad de los diálogos y los personajes hacen muy interesante el capítulo. De hecho, en menos de media hora me ha provocado la risa unas cuantas veces, lo cual se agradece. Y más cuando supuestas comedias del canal como Toguetherness no lo consiguieron ni una sola vez. Y mira que lo intentaron...
LA PODEROSA PRESENCIA DE THE ROCK ES LA FUERZA DE LA SERIE |
A diferencia de otras producciones centradas en el mundo del deporte (soporté media hora de Moneyball y aún arrastro secuelas de semejante tostón) nos ahorran detalles técnicos sólo para expertos. Nos muestran personajes del mundillo que son inevitables para dar credibilidad a lo que nos están contando, pero se identifican perfectamente. Es más, se centran mucho más en la parte empresarial y cómo ésta está bastante por encima de los triunfos deportivos. Curiosamente, del que menos sabemos de su vida personal, es precisamente de Spencer. Se nos muestra como alguien realmente sensato y con la cabeza en su sitio, aunque se intuye que también tendrá sus problemas.
Poco más se puede pedir para un capítulo de 28 minutos, mas allá de los elementos propios de las series que merecen la pena de HBO, que últimamente no son muchas. No os dejéis llevar por los prejuicios de tener una temática tan norteamericana,y dadle una oportunidad. A mi de momento me ha enganchado. Esperemos seguir así los 10 episodios de la primera temporada.
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