Seguimos recorriendo esta segunda parte de la cuarta temporada de The Walking Dead. Si el capítulo pasado se centraba en qué había sido de Rick, Carl y Michonne tras el asalto a la prisión, ahora sabemos lo que ha sucedido con el resto (o lo que queda) del grupo. Pero como era previsible, se unen personajes al mismo que no parece que traigan buenas intenciones.
Este capítulo, aunque reconozco que me ha gustado menos que el anterior, no parece haber tenido más sentido que contarnos cuál es la situación de cada uno de los chicos y sentar las bases de los siguientes episodios. Por un lado, tenemos a un abatido Daryl junto a Beth, bastante más animada que él a seguir adelante. Daryl parece tener más bien ganas de que le muerda un zombie y acabar de una vez con esta pesadilla, sin muchas esperanzas de que haya sobrevivido nadie más. El agotamiento emocional resulta a veces peor que el físico y, para una adolescente, que yo pensaba que a estas alturas ya habría sido presa de algún zombie, es más fácil ser positiva.
UN DARYL PENSANDO SI NO SERÍA MEJOR QUEMARSE A LO BONZO... |
El que no tiene tiempo para depresiones es Tyreese. Con la guardería que lleva encima, incluida la hija de Lori, ya tiene apaño. La pequeña bastante tiene con no tener ni una vacuna puesta, como para encima no llorar. Si a eso sumamos las chiquilladas de Mika y Lizzie, los zombies casi que no le hacen falta para estar agobiadísimo. Pero, como ya avisamos, Carol aparece en el momento justo. Lo primero que hace es comprobar cómo reacciona Tyreese a su presencia, temerosa de que supiera por Rick el crimen que cometió con su novia. Dado que no la estrangula nada más verla, supone que es ignorante de lo que pasó y se une a la familia numerosa en busca de la nueva tierra prometido que les han indicado.
MAGGIE NO SE RESIGNA A PERDER A GLENN Y ESTÁ DISPUESTA A IR SOLA A POR EL |
Otro grupo es el formado por Maggie, Sasha y Bob. Casi pareciera que no pudiera haber un grupo separado con más de tres componentes. Maggie sólo piensa en buscar a Glenn, y arrastra a los otros dos hacia el autobús donde ella piensa que éste pudo intentar huir. Así tenemos el momento más emocionante en cuanto a zombies se refiere. No han faltado estos momentos esparcidos por el episodio, pero la sensación de verdadero peligro considero que era la del bus. Maggie desesperada por ver si alguno de los zombie-pasajeros era su novio ha sido el momento más memorable del episodio. Menos mal que decidieron acompañarla (bueno, Bob decide acompañarla, Sasha lo sigue más bien a él), porque si no habría terminado como una zombie más.
GLENN, AJENO A QUE LA PRISIÓN SE HA QUEDADO PRÁCTICAMENTE VACÍA... DE VIVOS |
Pero, a diferencia de lo que creía Maggie, Glenn estaba desmayado en la prisión todo el tiempo. Una vez despierto, comprueba que está todo infectado de zombies, y se une a la única viva que localiza, Tara. No es que le sirva para mucho más que para entererarse de que Hershel ha muerto y que la hermana de ésta también, porque sus habilidades militares, a pesar de su aspecto de chica dura, brillan por su ausencia. Con ellos llegamos a otro de los puntos donde pivotará esta segunda parte de la temporada: los nuevos personajes, empezando por el vistazo que le hemos dado por fin a Abraham.
Esperemos que los próximos episodios nos lleven hacia nuevos peligros y tramas mas allá de los grupos de zombies que se esconden tras cualquier seto. Tantos minigrupos separados no dan demasiado juego y a la larga puede aburrirnos, ya que la interacción entre ellos es parte esencial de la serie.
A pesar de todo, es un capítulo necesario, pues ya sabemos dónde está cada uno y hacia dónde pueden irse dirigiendo. Nos queda ver en los siguientes episodios hacia dónde van a dirigir la serie ahora que la prisión ha quedado definitivamente atrás. A esperar toca.
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