BATMAN: FUEGO CRUZADO, DE AZZARELLO Y BERMEJO. LA CRITICA

Este número tiene por protagonistas a dos personajes de cómics diferentes. Por un lado, a Batman, que no necesita presentación, y por otro a Deathblow, de la cantera de Wildstorm y bastante menos conocido. La excusa que nos presenta Azzarello para que ambos coincidan, es mezclar el pasado de Batman, preparándose para su papel definitivo de justiciero de Gotham, y el de este personaje, mediante una amistad mantenida en el tiempo.

La historia tiene de base la persecución de un tipo que maneja el fuego a su antojo, que vende su habilidad al mejor postor sin importarle, aparentemente, lo que tenga que hacer o a quien tenga que eliminar. Poco podemos añadir de la trama, ya que esta llena de giros y sorpresas, a través de saltos temporales. Es evidente que algo hay que inventar para que estos dos personajes se crucen, y tirar de una amistad de años es lo más socorrido. Así que buscar venganza por el amigo caído en la lucha será la motivación principal de Batman. Hay que reconocer que, aunque se nota que la intención es juntar a estos dos personajes, más que otra cosa, el retrato de Batman y Bruce Wayne que hace Azzarello no está mal. De Deathblow no puedo hablar, ya que no lo conozco más que por esta historia, pero no me ha suscitado demasiada curiosidad.

DOS PERSONAJES DIFERENTES FUSIONADOS

El personaje de Deathblow es muy parecido al Castigador, de Marvel. Un guerrillero al servicio de lo que cree justo, pero que no me ha ofrecido nada, al menos a mi, que me genere el menor interés para seguir sabiendo de él... o ellos. A Batman lo vemos también en su batcueva, atendido por Alfred en el tono jocoso con el que se le representa algunas veces, y su personalidad está bastante conseguida, con algunos diálogos muy logrados. En mi opinión, a la trama le sobra un poco la agente esa tan mona con look de los años 40, un topicazo como un templo.

PORTADA DE LA NUEVA EDICIÓN, POR LEE BERMEJO

El dibujo de Bermejo es muy bueno, en tonos muy apagados, de manera que casi te da la impresión de que la obra es en blanco y negro, con un corpulento Bruce Wayne, algo que otros dibujantes olvidan que debe ser el aspecto de quien se pone el traje de Batman. También es imponente, como casi siempre en él, su versión de Batman. Muy personal pero diferente a otras obras suyas como Batman: Noel o Joker. A pesar de que no me parece una obra imprescindible, si es un número a tener en cuenta en vuestra colección si no andáis escatimando con los gastos. Si no es el caso, podéis dejarlo para más adelante, o para una oferta que saquen, porque de memorable tiene poco mas allá de un buen dibujo.