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EL IDIOMA KLINGON: UN VIAJE EN TRES LIBROS. TERCER LIBRO: LA BATALLA DEFINITIVA

Después de ver en la primera entrega los inicios del klingon y en la anterior el primer libro publicado en este idioma, hoy comentaremos el último de nuestro viaje, la novela “La guerra de Worf y Lucien” (Worf-Lucien War, 2011 Pentecostes Books) de Bertrand B. Stradlin, en la que nos encontramos con una Tierra post-apocalíptica en la que las lenguas convencionales han desaparecido y hay una lucha entre dos idiomas por ser el único hablado en el planeta: el klingon y el ya mencionado quenya. La obra, escrita en inglés, no se centra sólo en este enfrentamiento sino que, a pesar de ser ficción, traza un camino entre el mundo que conocemos comenzando con el ataque a las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001 y llegando hasta la guerra que le da título cien años después. No llegamos a conocer el desenlace, porque concluye con el inicio de la contienda, como si el destino de la humanidad no fuera muy halagüeño teniendo en cuenta el motivo del enfrentamiento bélico.
LOS KLINGONS, SEGÚN J,J, ABRAMS
LOS KLINGONS, SEGÚN J,J, ABRAMS
En la novela se explica que un idioma inventado por la clase dirigente al estilo de la Neolengua descrita en la distópica 1984 (George Orwell), está a punto de hacerse con el poder pero el pueblo se rebela ante esa imposición rescatando varias lenguas inventadas del pasado: el klingon, el quenya y el na’avi de Avatar de James Cameron. El na’avi rápidamente es desechado y, una vez derrotado el idioma oficial, la lucha definitiva enfrenta al klingon y el quenya.

Según ha reconocido el autor posteriormente, lo que narra en sus poco más de cuatrocientas páginas era originalmente un ensayo sobre cómo los idiomas convencionales caerían en desuso y las posibilidades que tendrían los idiomas artificiales de alzarse con el poder pero, ante el rechazo que sufrieron sus tesis por la comunidad científica decidió transformarlo en una obra de ficción. 
ALFABETO QUENYA
El gran hallazgo de la obra de Stradlin es conseguir que mientras la leemos no dudemos en ningún momento que los acontecimientos futuros se desarrollarán de la forma descrita. A esto ayuda una trama muy detallada que convierte “La guerra de Worf y Lucien” más en un libro de Historia que en una novela. La sensación, por tanto, con que el lector cierra el volumen es muy cercana al desasosiego ya que nos asalta la posibilidad de que lo leído pueda estar, de algún modo, cercano a nuestro futuro inmediato. Pasados unos días, la sensación se desvanece pero este efecto no deja de ser llamativo.

Como curiosidad, finalizamos comentando que esta novela ha sido noticia recientemente por una pelea callejera que acabó con varios muertos en el que dos grupos de personas, tal como se relata en sus páginas, se pelearon por el klingon y el quenya.
NO, NO SON EL GRUPO FINLANDÉS LORDI, SON KLINGONS
Y el viaje acaba. Si el camino que une realidad y ficción fuera más bien una escalera, estaría compuesta por multitud de escalones. Nos hemos centrado en tres (The Klingon Dictionary, tuch mu’ pagh mu’ y Worf-Lucien War) porque nos han parecido los más significativos.

Así, hemos visto cómo ambos mundos se influyen mutuamente y cómo, a veces, entramos en terrenos donde es difícil separarlos del todo. De esta unión, en principio contra natura, aparece un hijo bastardo que tiene características de ambos progenitores: el klingon. Parece como si esta lengua estuviera destinada a escapar de una existencia plana en su universo ficticio de un modo u otro y, según el último libro que hemos visto, capaz también de sobrevivir a las etapas más oscuras de la humanidad.

Qapla’
ADVERTENCIA AL LECTOR: Todo lo anterior no tiene por qué ser estrictamente real, algo muy fácil de comprobar si echáis mano de, por ejemplo, la Wikipedia. Hombres que vuelan, naves espaciales que viajan a la velocidad de la luz, muertos vivientes, dragones que hablan con acento británico, libros apócrifos escritos en idiomas alienígenas... ¿Y la realidad va a ser un freno? Cesare Perverse cree que no.

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