De todos los estrenos anunciados para esta temporada de otoño 2013, la vuelta de Michael J. Fox era la que más expectación causaba. No hay más que ver los más de 2,8 millones de visitas que tiene el trailer en Youtube, cuando otros estrenos apenas acumulan unos miles de visitas. Con esta comedia familiar el actor, de 52 años y enfermo de Parkinson, pretende volver a protagonizar una comedia de éxito, como Family Ties o Spin City. ¿Lo ha conseguido?
Debo decir que la serie me ha parecido flojita. Estamos ante una típica comedia con personajes estereotipados, aunque Michael aproveche para contarnos lo que ha supuesto para él su enfermedad a través de su personaje, el presentador de informativos retirado Mike Henry. No es difícil imaginar al propio Michael teniendo problemas por la medicación, a todo el mundo recordándole que un familiar también tiene otra enfermedad, o cuánto se le echa de menos en la televisión. Que aparezca como alguien que tiene que lidiar con las consecuencias de su enfermedad, que son evidentes, en sí es admirable. El actor cayó en la bebida cuando supo que tenía Parkinson, hasta que decidió enfrentarlo y convertirse en uno de los mayores activistas para su investigación.
LA FAMILIA REAL DE MICHAEL J. FOX ES TODAVÍA MÁS GRANDE QUE LA TELEVISIVA |
Sin embargo, que este tema sea uno de los que se utilizan para provocar la risa y que aceptemos como Mike su enfermedad y los temblores que padece, no hace que la serie sea buena. Por un lado tira de personajes poco creíbles y estereotipados, como la hermana de Mike, Leigh (Katie Finneran) desesperada por encontrar marido, y por otro nos presenta una familia no demasiado interesante. El niño pequeño, Graham (Jack Gore) apenas da juego con 8 años, la hija adolescente, Eve (Juliette Goglia) tampoco es precisamente lo nunca visto, y el mayor, Ian (Conor Romero) que dejó la universidad por un proyecto informático ridículo, te deja un poco frío. Los diálogos no son precisamente naturales, sino demasiado rebuscados queriendo generar una risa que no llega con mucha frecuencia.
UNA FAMILIA QUE NO LLEGA A CONVENCER DEL TODO |
Ya dejan claro desde el primer episodio que el humor que vamos a tener es blanquito, a pesar de que nos cuenten los problemas que le causa el Parkinson o las críticas al deprimente mundo de los informativos actuales. Al final es una comedia familiar con algo de mala leche concentrada más bien en el ámbito laboral, pero donde todos se quieren mucho al final.
Entretener entretiene, pero no está a la altura de las otras comedias que protagonizó el actor, que seguramente es lo que esperábamos todos. Habrá que ver los próximos capítulos para ver cómo evoluciona. Si se centran en su vida profesional sería lo mejor que pueden hacer, ya que su entregada esposa Annie (Betsy Brand) y sus hijos no dan para mucho. Al menos por ahora.
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