BATMAN: HIJO DE LA FORTUNA. LA CRITICA

Con este título se publica en España este curioso número donde Batman y Robin se enfrentan a un enemigo de lo mas extraño: un artista de rock. Para Batman, el rockero conocido como Izaak Crowe es un criminal que se aprovecha de sus fans para que cometan crímenes. Por el contrario, Robin disfruta mucho con su música y no está para nada de acuerdo con la opinión de Batman.

Batman es un superhéroe versátil como pocos. Te lo puedes llevar a otros mundos, juntarlo con otro héroes, ponerlo a viajar por el tiempo si quieres... pero todo tiene un límite. Y este cómic lo demuestra. El rock no le va a Batman para nada, y si encima me lo pones como un fanático en contra del rock, mientras Robin es un fan del artista, la cosa no hay por dónde cogerla. En cuanto al rockero, el mánager y su novia la groupie, para contarnos esta sarta de tópicos acerca del mundo del rock no me compro un cómic de Batman. Carece de interés tanto lo que cuentan como la forma en la que lo hacen. Los diálogos resultan farragosos, pesados y no llevan a ninguna parte.

ANDA QUE A ESTAS ALTURAS LEER A BATMAN DICIENDO QUE LA MÚSICA ROCK ES MALA...

El dibujo no es que esté especialmente mal, pero no le va a Batman para nada. Las escenas que salen son de día casi siempre y choca mucho ver saltando a Batman y Robin en medio de un parque. La tonalidad elegida tampoco ayuda, es para otro tipo de personajes e historias.

Entiendo que el sentido de este cómic es meter a Batman en el mundo del rock porque se le antojó a Archie Goodwin. Como editor de DC, quiso que se relacionara un trauma infantil de Batman con la música rock, Más que ayudar, se acabó de cargar la historia que ya no había por donde cogerla.

Francamente, es una obra muy prescindible que resulta algo ridícula por momentos. Casi parece una parodia lo que estamos leyendo, solo que sin gracia. Si os llama la atención echadle un vistazo, pero a mi se me ha hecho pesada de leer y más que a Batman y Robin, me ha parecido que este cómic va de dos tipos disfrazados como ellos.

Me gustaría poder decir otra cosa, pero me temo que ni Gerard Jones al guión ni Gene Ha a los lápices han sabido como salir de este encargo que no tenía sentido desde el principio. En fin, el que le quiera echar un vistazo que se lo eche, pero dudo mucho que yo vuelva a releerlo nunca.