El intento de poner al día todo un clásico como Psicosis, y más si hablamos de una precuela diseñada para la pequeña pantalla, nunca es tarea fácil. Bates Motel, de la cadena A&E, nos narra la juventud de Norman Bates, trasladando la acción a la actualidad. Bates, interpretado por un inspirado Freddie Highmore (Charlie y la Fábrica de Chocolate), es el típico chico sobreprotegido por su madre, Norma (Vera Farmiga). Tras la más que sospechosa muerte de su padre, Norman se traslada a un pequeño pueblo, donde su madre ha adquirido un viejo motel con el cual pretenden reiniciar sus vidas. Sin embargo, la fatalidad hace presa en ellos, provocando una espiral de acontecimientos que desembocarán finalmente en el personaje trastornado que magistralmente interpretara Anthony Perkins en el film de Hitchcock.
La ambiciosa serie, creada por Carlton Cuse (Perdidos) y Kerry Ehrin (Friday Night Lights) es, como sus mismos creadores han dicho, más una inspiración del film de 1960 que un homenaje al mismo. Lo primero que sorprende del show es la elección de ambientarlo en la actualidad, motivada no sabemos si por motivos presupuestarios o narrativos. En un primer momento, esta circunstancia choca, cuando lo lógico y lo que está de moda actualmente en las series USA es volver al pasado (Boardwalk Empire, Mad Men, American Horror Story...). Sin embargo, pasados cinco minutos ya no prestamos atención al marco temporal, muy distinto al original, y nos sumergimos sin problemas en la trama.
Es curioso ver como este Norman Bates adolescente escucha música en su iPod o asiste a fiestas con sus amigas del instituto. Sin duda, es una propuesta arriesgada, pero los creadores del show han sabido mantener ese aire añejo tanto en los deprimentes decorados del motel y la mansión Bates como en el atuendo de los dos protagonistas, con una Vera Farmiga como recién salida de un film de los 50´s con esos vestidos tan "vintage" que tan bien le sientan.
Sobresale la actuación de los dos actores protagonistas, Highmore y Farmiga, quienes nos retratan a una mujer que comienza a mostrar sus primeros ramalazos de madre controladora y opresiva, y un hijo apocado e inocente. Cuesta creer que un chico como el retratado por Highmore vaya a convertirse en el monstruo asesino de la cinta de Hitchcock, como tampoco vemos al personaje de Farmiga como esa madre capaz de transformar a su hijo en un ser tan torturado. Creo que esta es una de las bazas de los creadores del show, el mostrarnos como van cambiando paulatinamente a peor dos personas, en principio, normales.
La interpretación de los actores protagonistas, la fotografía y la producción están muy cuidadas, así como la historia, que se aleja de los típicos procedimentales que plagan la parrilla televisiva americana. La trama consigue enganchar, sobre todo debido a la curiosidad por ver como evolucionan los personajes hacia su espiral de maldad. Sin embargo, la serie tiene tics que no debería tener, tratándose de una cadena de cable como es A&E. Una de las cosas que chirrían del episodio piloto es la manera tan poco natural como Norman se hace amigo de las chicas del instituto. Que un chico solitario recién llegado a un pueblo haga amistades femeninas tan pronto es algo inusual, cuando no increíble, y más si no es un guaperas. Desde mi punto de vista es una manera de hacer avanzar la historia algo artificiosa, poco creíble.
Otro de los fallos de la serie es la propia actuación de Highmore y Farmiga. El joven actor encarna a un Norman Bates demasiado dulce, muy lejos del psicópata asesino en el que se transformará años más tarde. ¿Qué va a ocurrir en la serie para desencadenar semejante transformación? Por otro lado está Vera Farmiga, una actriz de rostro amable muy alejada del aspecto de madre controladora y asfixiante que se le supone a la Sra. Bates. Esperemos que la incredulidad que nos provocan las personalidades de los protagonistas se diluya conforme los guionistas de la serie vayan desarrollando las tramas. A la vista de lo que señalé al principio de esta crítica, Bates Motel puede distanciarse mucho de la historia original, ya que no es ni un homenaje ni una precuela propiamente dicha (está ambientada en la actualidad, no en los 60´s), sino solo una inspiración. Eso si, esperemos que la historia no se diluya tanto que inaugure una nueva moda en Hollywood, la de contar de manera descafeinada los años mozos de nuestros psicópatas favoritos.
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