Resulta curioso que mientras existen series en las que sus
seguidores aceptan de buen grado que convivan con versiones diferentes de la
misma en otros medios donde, como si de un universo paralelo se tratara, sus
personajes toman decisiones que les llevan a vivir destinos distintos, como sería el
caso de
“Dexter” o
“True Blood”, haya otras, sin embargo, en las que la mínima variación
sobre la obra original son interpretadas como alguna forma de sacrilegio y
justifica furibundas reacciones en su defensa, como ocurre en
“Juego de
Tronos” o
“The Walking Dead”. Cambios con respecto al material base son siempre
recomendables, puesto que los mecanismos que funcionan en un medio no tienen
por qué hacerlo en otro. La cuestión es si esas modificaciones terminan siendo
o no atinadas.
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UN FINAL MUY DISTINTO AL DE LOS CÓMICS PARA EL PERSONAJE DE SHANE |
“The Walking Dead” se esfuerza, sin duda, en su capacidad de
alcanzar a una audiencia mayor, pero no consigue superar al cómic en que se
basa. Si la muerte de Shane sucedió demasiado tarde, la de Lori en cambio fue
precipitada, casi se diría que fue improvisada. Sarah Wayne Callies siempre ha
tenido fama de poseer un carácter difícil, y si me tengo que basar en su
accidentado paso por “Prison Break”, con decapitación y resurrección incluida,
habrá que sospechar que algo de eso hay. Además, su personaje nunca cayó
demasiado simpático, enredado en dramas personales perfectamente normales un
día cualquiera en Wisteria Lane, pero que en el contexto de un apocalipsis
zombi, no hacían más que subrayar su lado “maruja”, en el sentido más negativo
de la palabra. En los pocos capítulos de esta temporada en los que ha
aparecido, su interacción con Rick ha sido prácticamente nula, presuponiéndose
un distanciamiento entre ellos a cuenta de sus problemas conyugales. Se
demostraba así la incapacidad de los guionistas y de los actores por
mostrarnos una relación interesante en la pareja que debía de haber sido el
centro de la serie durante un buen puñado de episodios. Al final, alguien, en algún
punto de la cadena decidió cortar por lo sano.
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RICK Y LORI, UNA RELACIÓN MAL LLEVADA |
Se nos escatima una muerte que debería haber supuesto un
punto de inflexión en la evolución de
Rick, un personaje que pide ser tratado
con mayor cuidado, dado que para bien o para mal, es
“The Walking Dead”. No
hace falta prestar mucha atención para darse cuenta que se nos está contando la
misma historia de forma cíclica. Llegada del grupo a un escenario, conflicto
interno, conflicto externo, procedente de los caminantes y, a veces, de otros
humanos, muertes, nuevas incorporaciones, cambio de escenario y vuelta a
empezar. Es, por tanto, la evolución personal de
Rick Grimes lo que sirve de
esqueleto a la historia y me atrevo a aventurar que el día en que se le de un
final a la serie, supondrá su muerte o un destino final para él.
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JUDITH GRiMES, UN EVIDENTE PROBLEMA PARA LOS GUIONISTAS DE LA SERIE |
Si bien la desaparición de
Lori, cambia de manera
irreversible la relación de
Rick con su hijo
Carl, la divergencia en la
supervivencia de
Judith respecto al cómic se antoja arbitraria, basada más bien
en un afán de diferenciarse del mismo. ¿Por qué a lo largo de la serie siempre
nos encontramos con una situación en la que hay que buscar medicina para alguien?
¿Cuántas expediciones en busca de alimento especial para bebés nos quedan por
presenciar? ¿Qué posibilidades tendría la niña de sobrevivir en medio de un
enjambre zombi? No sabemos si los responsables de la serie se han hecho estas
preguntas, pero sobre todo, no sabemos cómo la han respondido.
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EL GOBERNADOR, UN PERSONAJE DEMASIADO CARISMÁTICO |
La segunda
midseason tiene por delante ciertos desafíos que superar. En
primer lugar, ha quemado demasiados cartuchos en sus primeros ocho episodios.
Si en el tebeo, el arco argumental de la prisión abarcaba seis volúmenes, ya se
han cubierto cuatro de ellos. Poco carrete queda ya y la posibilidad de volver a
tramas intrascendentes está ahí, a pesar del añadido del grupo de
Tyreese que
viene a echar leña al fuego del aspecto ya comentado del conflicto interno. El
final lógico de la temporada debería llegar con el cierre de la historia de
El
Gobernador, pero es un personaje demasiado carismático para dejarlo marchar.
Quizás las diferencias creativas entre los productores y
Mazzara vayan por ahí.
De todas formas, dejar la puerta abierta para una posible vuelta de
Philip sería un
error. Y ya a título personal, me gustaría un incremento de carisma en
Rick,
aunque dado el actor que lo interpreta, quizás eso sería pedir demasiado. Sea
cómo sea, aquí en
“El Solitario de Providence” continuaremos haciendo el
seguimiento de esta adictiva serie.
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