Sin embargo, todo quedó atrás, con suerte para los fans de la serie de poder ver concluida satisfactoriamente la historia que se nos quería contar. Esta quinta y última temporada, concebida como como si de una película se tratase, deja de lado los "monstruos de la semana" para narrarnos la conclusión de la trama de fondo que envolvía a los misteriosos Observadores y que se había ido dosificando poco a poco durante temporadas anteriores. A la vista de como ha resultado la temporada final, no podía haberse elegido un mejor "mcguffin" para desarrollar la conclusión de la serie.
Durante 13 episodios hemos visto como Walter, Olivia, Peter y Astrid, ayudados por algunos personajes nuevos y no tan nuevos, luchaban por acabar con la tiranía de los Observadores, quienes en esta temporada pasan de ser unos meros vigilantes a ser nuestros opresores. Enclavada la acción 20 años en el futuro, la temporada final es, sin duda, la más intensa de todas, con escasos momentos cómicos, habituales en otras temporadas, y con una gran carga dramática y emotiva. La inquietud por la suerte de los protagonistas nos ha acompañado a lo largo de los 13 episodios, sin darnos ni un respiro hasta el último momento.
Quizás la historia final podría haberse contado en 8 o 10 episodios, pues hay momentos, no demasiados, en los que podría parecer que se rellenan ciertos huecos con elementos irrelevantes. Sin embargo, son esos pequeños momentos a primera vista irrelevantes para la historia los que hacen que hayamos disfrutado todavía más con esta temporada final. Me refiero a los momentos en los que los protagonistas expresan sus sentimientos, como Walter, un inmenso John Noble, que teme volver a ser el hombre sin corazón que era antes de volver a reunirse con su hijo. También está Olivia (Anna Torv), preocupada por la posibilidad de perder a la persona que tanto ama, Peter (Joshua Jackson). Y también están muy presentes los sentimientos de ambos por su hija Henrietta (Georgina Haig), quien desapareció con la llegada de los Observadores y que vuelven a encontrar viva 20 años después. Y están además esos momentos con el Observador Septiembre (Michael Cerveris), con el agente Broyles (Lance Reddick), con Astrid (Jasika Nicole) y otros personajes que han dado una profundidad e intensidad dramática a estos capítulos finales realmente excepcional.
Los últimos episodios han estado plagados de guiños y referencias a anteriores temporadas, "huevos de pascua" escondidos aquí y allá que seguro que han hecho las delicias de los seguidores de la serie. Era la particular manera de despedirse de los creadores del show, Alex Kurtzman, Roberto Orci y J.J. Abrams, de la audiencia fiel que ha seguido la serie desde sus inicios en 2008, una audiencia fiel que no ha evitado que Fringe fuera finalmente cancelada.
Siempre habrá quienes prefieran una temporada sobre otra, o que tengan episodios favoritos, y también es cierto que la serie ha tenido algunos episodios claramente de relleno. Sin embargo, es innegable que Fringe (Al Límite), como aquí se subtituló en España, es una serie que tardará en ser olvidada. Quienes pensamos que pocas cosas se hacen ya verdaderamente originales en cine y televisión, que todo está inventado y que nada puede sorprendernos, afortunadamente nos hemos visto desmentidos por esta serie. La originalidad de Fringe estaba en contarnos historias donde la moderna mitología, la ciencia al límite, sustituía a los extraterrestres, los monstruos y los espíritus, sorprendiéndonos cada semana con sucesos, artefactos e ideas que son o pueden ser una realidad pasado mañana.
Solo un fan de Fringe puede haber llegado a esta temporada final, entendiendo fan como alguien que ha disfrutado la serie en cada episodio, aun a sabiendas de sus muchos altibajos. Quien nunca se haya sentido atraído por este show no entenderá el entusiasmo con el que hablo de Fringe, como tampoco empatizará con mi tristeza por el final de la serie. No es solo pena por el final de unas historias que nos han hecho soñar y comprobar que aun es posible hacer buena ciencia ficción televisiva. Es tristeza por unos personajes que nos han acompañado durante 100 episodios y casi 6 años, actores excepcionales que nunca veremos otra vez reunidos de nuevo.
Quien sabe cuando tendremos la oportunidad de ver otra serie como Fringe. Estamos viviendo una Edad de Oro de la ficción televisiva, es verdad, pero el género de la buena ciencia ficción, salvo excepciones (Fringe, Perdidos, Doctor Who, Galáctica...) no es que esté destacando ni por su abundancia ni por su calidad. Podría poner muchos ejemplos de series que se autodenominan de ciencia ficción pero que, sin embargo, tienen poco o nada de este maravilloso género. Fringe ha marcado una época, usando la manera de hacer televisión de este nuevo siglo combinada con la tradición pulp más tradicional: científicos locos, universos paralelos, artefactos imposibles... Quizás ese haya sido el secreto del ¿éxito? de esta serie. La echaremos de menos.
2 Comentarios
La acabo de terminar de ver, me encantó, y me habría gustado que hubiera más temporadas! Saludos desde Argentina. Franco
ResponderEliminarEra una serie exigente con el espectador. Ya costó que la terminaran, no era rentable para la cadena. Afortunadamente, un alto ejecutivo era muy fan y consiguió un final cerrado.
EliminarGracias por tu comentario
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