Seguimos avanzando en la trama de esta segunda temporada. Parece que la historia de "The Lovers" pasó a mejor vida. Tras el fallido intento de fuga de Kit y Grace, la relación entre estos últimos se intensifica hasta donde es posible, lo cual recae en la enésima a amenaza a su integridad física. Lana Winters se ve tentada por el psiquiatra Oliver Thredson para salir de allí, a cambio de una terapia para abandonar su condición sexual. Seguimos descubriendo más y más secretos, desde el doctor Arden hasta la verdad del internamiendo de Grace.
Ya no hay quien se acuerde de la primera temporada, estamos de lleno en la segunda. A pesar de que Thredson, el personaje de Zachary Quinto, parecía de una mentalidad más avanzada, no puede evitar pertenecer a su época y utilizar métodos propios de la misma.
MENUDO MÉTODO TIENE ESTE PARA "CURAR" LA HOMOSEXUALIDAD |
Un gran giro ha sido la nueva interna y su identidad, Anna Frank, que te hace preguntarte si no sería posible que hubiera sobrevivido. El homenaje a El Cartero Llama dos Veces en el encuentro entre Kit y Grace no pasa tampoco inadvertido. No sólo del cine de terror vive American Horror Story. No es sorprendente, viendo sus modos, los posibles orígenes del doctor Arden, un detalle que la hermana Jude intenta aprovechar para quitárselo de en medio aunque sin resultados de momento. Las dudas de Kit sobre si cometió el o no el crimen tras las agudas conclusiones del doctor Thredson son toda una nueva parodia de la psiquiatría, como en la primera temporada.
En cuanto al crimen cometido por Grace, ya era hora que alguno fuera culpable de algún crimen. No tan justificado como ella cree, pero comprensible. Muy divertidas las fantasías de Lana recogiendo premios por su sufrida experiencia, algo muy propio de la sociedad americana. Veremos si lo consigue. La foto que le da el doctor Thredson de su novia tiene pinta de que le va a traer problemas. Las dudas de Jude ante la coincidencia de las acusaciones al doctor de fuentes diferentes y la técnica de asesinato tan propia de alguien que conoce la medicina, no ayudan a Kit tanto como debiera por culpa de sus dudas plantadas por el susodicho doctor.
El impactante final nos deja con ganas de más y más. La serie es más compleja, tétrica y brutal que la primera. Se recrea todavía más en en las mutilaciones y experimentos genéticos como los que ha sufrido Shelley (Chloe Sevigny) a manos del doctor Arden, llegando a suplicar que la maten como en Alien 4 suplicaban los clones de Ripley. ¿Nuevo homenaje cinéfilo? La canción que suena sin parar, Dominique, volvería loco al más cuerdo que la oyera continuamente. Por cierto, su cantante era una monja belga, Jeanine Deckers, que decidió colgar los hábitos y vivir con su amor, otra monja llamada Anne Pécher. Por desgracia, ambas se suicidaron a la vez sumidas en la ruina y la depresión. ¿O creíais que era casualidad la elección del tema?
Más divertido ha sido el momento de la renovada monja poseída, la hermana Mary, a la que la hermana Jude felicita por su nuevas dotes sádicas al elegir un buen látigo. Ahora si es un digno miembro de la idea de la iglesia de los creadores, Falchuck y Murphy. De momento la serie sigue siendo para no perdérsela.
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