Este séptimo episodio de la tercera temporada de The Walking Dead es claramente de transición. Es de esos capítulos en los que, aunque suceden cosas, no lo hacen con la misma intensidad y parecen no tener la misma relevancia que otros de la misma temporada. El título “When the Dead Come Knocking” hacía pensar que estábamos ante otro episodio en el que íbamos a tener alguna que otra muerte impactante, pero no ha sido así. Más bien se ha establecido el escenario para un final de midseason sangriento que va a dejar a los fans deseando que llegue el mes de febrero.
Sin duda, los momentos más tensos del episodio lo protagonizan Maggie y Glenn, ambos siendo sometidos al interrogatorio de Merle y El Gobernador. Glenn no se doblega con facilidad ante las amenazas del hermano de Daryl, incluso es capaz de matar un zombie atado como está a una silla. En la habitación de al lado es Maggie la que sufre oyendo sufrir a su pareja, hasta que llega El Gobernador para hacerla hablar. Este emplea el viejo truco de someter la voluntad de su rehén humillándola, obligándola a quitarse la camiseta y desnudarse. Y aquí me asalta una duda. Estamos en una cadena de cable y el show es extremadamente violento, ¿por qué se evita mostrar los pechos de la actriz Lauren Cohan? ¿Tiene la AMC reparos con la desnudez?
GLENN NO SE ESPERA LA SORPRESA QUE LE TIENE RESERVADA MERLE |
Michonne, tras perder su encanto con los zombies, es rescatada por Rick y Carl in extremis. Como es habitual en Michonne, esta recela del grupo, pero finalmente les revela la ubicación de Woodbury y que Glenn y Maggie se encuentran allí retenidos. Eso sí, se le escapa el detalle de mencionarles el nombre del que la disparó y se llevó a los chicos, Merle Dixon. ¿Un descuido o es algo intencionado? No tiene sentido que tras pasar 8 meses junto a Andrea y compartir muchos recuerdos y vivencias Michonne no sepa lo de Merle. Y mucho menos sentido tiene aun que no le diga a Rick nada de Andrea, cuando Michonne sabe perfectamente que ese es el grupo al que pertenecía su compañera.
MICHONNE CONVENCIENDO A RICK DE QUE ES UNA BUENA ALIADA PARA EL GRUPO |
Sin duda, el momento WTF y raro del episodio es el experimento de Milton, el científico de Woodbury, con el moribundo Sr. Coleman. Milton pretende probar que retazos de memoria de su vida anterior persiste de alguna manera en los caminantes y quiere comprobarlo con un anciano que está moribundo a causa del cáncer. Andrea es la encargada de supervisar que Coleman no dañe a Milton cuando se transforme. Lo más extraño de todo esto es que al parecer Milton nunca ha visto a nadie transformarse, algo que choca a Andrea. La explicación de Milton es que vivía solo cuando todo pasó y que no tiene familia, una argumentación bastante insatisfactoria y poco creíble.
EL VIEJO TRUCO PARA HUIR DEL BISTEC Y EL PERRO, SOLO QUE CON UNA PERSONA Y CON ZOMBIES |
Mientras, el grupo de Rick ha partido con Michonne hacia Woodbury, encontrando en los bosques más caminantes de lo esperado. El grupo ha de refugiarse en una cabaña, pero resulta estar habitada por un hombre trastornado por la soledad y el miedo, teniendo Michonne que acabar con el. La solución de Rick es simple y efectiva: lanza al pobre diablo a los zombies y mientras lo devoran salen por la puerta de atrás de la cabaña. Ya por la noche, Rick y los suyos llegan a los muros de Woodbury.
Como dije al principio, este ha sido un episodio de esos llamados de transición en los que no pasa nada demasiado relevante. Aun así, se mantiene el nivel que estamos disfrutando durante esta tercera temporada, augurando una midseason final el próximo domingo de las que hacen época.
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