York a finales del siglo XIX. Una investigación histórica que termina derivando en la caza de un nuevo asesino imitador que empieza a matar del mismo modo en que lo hacía el asesino que actuaba un siglo atrás.
Preston y Child abandonan en esta ocasión la obra en tres
actos de sus dos anteriores novelas en las que presentaba a Pendergast por un
relato estructurado en una serie de capítulos o secuencias, alrededor de nueve,
lo que favorece la agilidad de la narración. Pendergast no se demora y hace
acto de presencia en las primeras páginas para reclutar a la doctora Nora
Kelly. Ya no es un personaje más de una obra coral, la intención de los autores
de convertirlo en personaje principal resulta evidente. No queremos decir con
esto que este peculiar y lleno de recursos agente del FBI no se encuentre bien
acompañado. Repite William Smithback, que ya aparecía tanto en “The Relic” como
en “El Relicario”, manteniendo una relación sentimental con la mencionada
doctora Kelly. No salen en cambio ni el Teniente D’Agosta ni Margo Green,
aunque sí ayudan en la investigación dos personajes que responden a arquetipos similares.
El policía irlandés O’Shaughnessy por un lado y Nora Kelly, una arqueóloga
inteligente y decidida que ya protagonizó su propia novela, “La Ciudad Sagrada”,
de los mismos autores.
UN EJEMPLO DE GABINETE DE CURIOSIDADES |
La historia es profusa en detalles sobre el agente Pendergast. Nos enteramos de que proviene de una familia adinerada cuya fortuna se gestó en la industria farmacéutica. Quizás por eso, a pesar de trabajar para el FBI no parece responder ante ninguna autoridad clara, además de disponer de una tupida red de contactos. Descubrimos que habla chino, aunque no se revela donde lo aprendió. Como ya sabíamos, tiene un apartamento en un importante edificio de Nueva York pero su residencia habitual está en Nueva Orleans, Lousiana. Se nos presenta a su tío abuelo Antoine y su tía abuela Cornelia, aunque no se pueda comentar demasiado sobre ellos sin revelar detalles importantes sobre la trama.
UNA ILUSTRACIÓN INSPIRADA EN ESTA AVENTURA DEL AGENTE PENDERGAST |
Preston y Child, como buenos creadores de best-sellers, manejan referentes que conocemos de sobra. La truculencia de los crímenes, las páginas en las que El Cirujano acecha a los protagonistas en la oscuridad, nos remite a “El Silencio de los Corderos”. Además, el antagonista de Pendergast en esta ocasión sería un candidato perfecto a “monstruo de la semana” de cualquier episodio de Expediente X. La gracia de la novela está en cómo se cuenta. Los hechos están encadenados con fluidez, la tensión diseñada in crescendo. Ni siquiera la tendencia de estos escritores de meter subtramas sobre burócratas arribistas que terminan agravando los problemas resulta molesta. O bien funciona como alivio en las intensas últimas cien páginas o bien constituye parte fundamental de la resolución.
SOLO ALGUIEN COMO PENDERGAST PUEDE TENER UN APARTAMENTO EN EL EDIFICIO DAKOTA. |
La única pega que pondría sería su anodino título en castellano “Los Asesinatos de Manhattan” que oculta uno mucho más sugerente, “El Gabinete de Curiosidades”, en referencia a los antecesores directos de los museos actuales, pero que entiendo necesita de cierta explicación y es decididamente menos efectista. Obviamente, es el libro por el que creo que cualquier lector que quisiera acercarse al personaje del agente Pendergast debería comenzar. Una entretenida novela criminal, que no renuncia a los pequeños elementos fantásticos o sobrenaturales que tan atractivos resultaban en sus anteriores apariciones.
LOS ASESINATOS DE MANHATTAN
Título original: The Cabinet of Curiosities
Autores: Douglas Preston y Lincoln Child
Editorial: DEBOLSILLO
Tapa blanda bolsillo, 528 págs.
ISBN: 9788497931618
Año edición: 2004
PVP: 8,95 €
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