La primera novedad de este cuarto episodio de la segunda temporada de Juego de Tronos es la aparición en los estupendos y cambiantes créditos iniciales de dos nuevos emplazamientos: Harrenhal y Qarth. El primero, la fortaleza semiderruida por el fuego de los extintos dragones, ahora usado por Tywin Lannister para guarecer sus tropas. Qarth es la
maravillosa y opulenta ciudad al este del Mar del Verano, refugio del exiguo grupo de dothrakis que siguen a la Khaleesi Targaryen.
maravillosa y opulenta ciudad al este del Mar del Verano, refugio del exiguo grupo de dothrakis que siguen a la Khaleesi Targaryen.
"Garden of Bones" hace precisamente referencia al desolado erial que rodea la populosa ciudad de Qarth, un desierto sembrado con los huesos de aquellos que les ha sido negado refugio en dicho reino. Tras la llegada de uno de los exploradores enviados por Daenerys (Emilia Clarke) en busca de ayuda, el grupo se dirige a las murallas de Qarth. Allí, la Khaleesi persuadirá al Consejo de los 13, el gobierno de la ciudad, para ser acogidos en su interior. A destacar la magnífica recreación por CGI del interior de la ciudad costera, algo en lo que no parecen haber escatimado presupuesto.
DAENERYS Y SER JORAH ADENTRÁNDOSE EN LA CIUDAD DE QARTH |
El episodio comienza sin embargo, no con Daenerys y su mermado grupo de seguidores, sino con el ataque de las tropas de Robb Stark (Richard Madden) a un campamento Lannister. El ataque del huargo del primogénito de los Stark, Grey Wind, da la señal para la batalla, lucha que no vemos pues es explicada mostrando sus consecuencias, en una elipsis perdonable en esta serie. El habernos mostrado una escena de batalla completa habría ocupado mucho tiempo y presupuesto del episodio, impidiendo hacer avanzar la compleja trama. Lo más reseñable de la escena es ver como Robb Stark queda prendado de una misteriosa chica que ayuda a los heridos de la batalla, una mujer que tendrá gran importancia más adelante.
Las consecuencias del ataque de los Stark no se hacen esperar, despertando la ira del rey Joffrey, el cual pretende dar un escarmiento con su prisionera Sansa (Sophie Turner), la hermana de Robb. Sansa es ultrajada ante la corte de Desembarco del Rey hasta que, providencialmente, es rescatada por Tyrion Lannister (Peter Dinklage), ofreciéndonos otra vez toda una escena memorable, en la que la pequeña Mano del Rey despliega sus mejores dotes de persuasión con su sanguinario sobrino. Joffrey (Jack Gleeson) demuestra en este episodio que es malvado por naturaleza, sin motivo alguno, y ama hacer daño gratuitamente. La escena con las dos prostitutas con que es obsequiado por su tío es de lo más inquietante. Y es inquietante porque vemos como actores tan jóvenes como los que interpretan a Joffrey, Sansa o Arya estén involucrados en el rodaje de escenas tan perturbadoras. Y las que les quedan.
SANSA ES MORTIFICADA DE NUEVO POR EL ODIOSO JOFFREY |
Mientras, la madre de Robb, Catelyn (Michelle Fairley), continúa en el campamento de Renly Baratheon (Gethin Anthony), intentando atraerlo como aliado de su hijo. Renly, por su parte, se reúne con su hermano Stannis (Stephen Dillane) en un encuentro poco fructífero para ambos, pues ambos pretenden poseer los derechos de sucesión al trono. Al campamento de Renly llega Lord Baelish (Aidan Gillen) para traer a Catelyn Stark los restos de su marido, en señal de buena voluntad por parte de los Lannister. Es un intento más por parte de Tyrion por intercambiar las dos hijas de Catelyn por su hermano Jaime, cautivo de Robb.
Las escenas perturbadoras no terminan con la protagonizada por Joffrey. Arya (Maisie Williams) y el grupo que se dirigía a Invernalia, apresados por los hombres de Tywin Lannister (Charles Dance), son conducidos a Harrenhal, el lugar maldito que hasta Lord Baelish despreció al serle ofrecido por Tyrion a cambio de sus servicios. Cada día es elegido un prisionero y es torturado a cambio de información, de una manera más que cruel. Cuando parece que el hijo bastardo del rey Robert, Gendry (Joe Dempsie), va a ser devorado vivo por una rata, es el patriarca de los Lannister el que salva el día, ordenando que los prisioneros sean utilizados como esclavos y no como objeto de tortura. Arya, desenmascarada su condición de chica por el mismísimo Tywin, es reclamada por este para que sea su sirvienta personal.
DAVOS NO PUEDE CREER LO QUE ACABA DE SURGIR DE MELISANDRE |
Hasta ahora, todos o casi todos los elementos sobrenaturales de los libros de George R. R. Martin, no habían sido mostrados de una manera relevante en la serie. El impactante final de la primera temporada con los "hijos" de Daenerys surgiendo con ella de las llamas supuso un punto de inflexión a esta tendencia. Pero es en este episodio cuarto de la nueva temporada cuando asistimos a otro gran momento en el que lo extraño y lo mágico aparecen de nuevo en el show de una manera espectacular. El parto de Melisandre (Carice van Houten), la hechicera y amante del rey Stannis Baratheon, es, de lejos, lo más ajeno a la realidad que hemos visto hasta ahora en la serie. El demonio de humo negro que surge de las entrañas de la bruja ante la atónita mirada de Ser Davos (Liam Cunningham) no puede definirse de otra manera que como muy perturbador. Mi cultura friki me hizo que recordara al verlo aquel parto de la infame película Xtro en la que una de las protagonistas daba a luz a un hombre adulto.
Sobresaliente episodio, en el que se ausentan personajes como Jon Snow, Theon Greyjoy o Bran Stark, pero con la vuelta de otros como Daenerys, siempre agradecida. Sobresalientes también han sido las escenas escabrosas, tanto las violentas como la espectacular escena del parto de Melisandre, algo que, al no haber leído los libros, no me esperaba para nada. El personaje que sigue acaparando la atención es Tyrion Lannister, en contraposición a Daenerys, que centró gran parte de las tramas de la primera temporada y que en estos episodios se ha visto relegada a un segundo plano.
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