Tras anunciarla durante varios meses, el canal Neox, propiedad del grupo Antena 3, comenzó el pasado 18 de enero a emitir Torchwood: Miracle Day. Esta serie es el ejemplo paradigmático de cómo un buen producto como es Torchwood puede ser ninguneado y despreciado por las cadenas en abierto. Mientras que los canales de pago generalmente no suelen tardar en
programar los estrenos de series respecto a los Estados Unidos o Gran Bretaña, los aficionados tenemos que soportar cómo series de calidad se guardan en un cajón durante meses obedeciendo a criterios que se nos escapan, mientras que otras bazofias son rápidamente emitidas.
programar los estrenos de series respecto a los Estados Unidos o Gran Bretaña, los aficionados tenemos que soportar cómo series de calidad se guardan en un cajón durante meses obedeciendo a criterios que se nos escapan, mientras que otras bazofias son rápidamente emitidas.
Después de despacharme a gusto con los programadores de esta cadena, pasaré a reseñar qué me ha parecido esta nueva etapa de Torchwood, una serie que ya va por su cuarta temporada. De Miracle Day puede decirse que más que una nueva temporada es la primera de la etapa americana de la serie. Torchwood comenzó a emitirse por la BBC en 2006 y es en esta cuarta temporada cuando salta el Atlántico y se convierte en un serial americano. Porque eso es lo que le ha sucedido a Torchwood después que la BBC se asociara con el canal de cable Starz (Spartacus: Sangre y Arena) para esta temporada.
Como ya os he informado en posts anteriores, Miracle Day cuenta como, a partir de cierto día, la gente deja de morir en todo el mundo, así de sencillo y así de problemático. Lo que en un principio es algo parecido a una bendición, pronto se transforma en una maldición para la humanidad, que ve como en pocos meses la supervivencia se tornará en poco menos que imposible debido a la reciente e imparable superpoblación. Este es básicamente el nuevo reto al que se tendrá que enfrentar Torchwood, pero con la dificultad añadida de que el grupo se ha desintegrado. Gwen Cooper (Eve Myles) se ha ocultado del mundo con su pareja y su bebé, mientras que Jack Harkness (John Barrowman) es más o menos un lobo solitario.
Nada más comenzar apreciamos como la acción de la serie se ha trasladado de los escenarios británicos a los que estábamos acostumbrados a los Estados Unidos. Quizás esa haya sido una de las imposiciones del canal Starz para apoyar el proyecto, americanizar la serie. Sin embargo, a Torchwood no le hacía ninguna falta ser adaptada ni americanizada para resultar interesante, ni creo que sus muchos seguidores estadounidenses necesitaran de dicho cambio de escenarios y (casi) de protagonistas. Y digo cambio de protagonistas porque parecía, tras los catastróficos sucesos de la temporada anterior, que era el momento propicio de renovar el casting.
De temporadas anteriores sólo se mantienen Jack y Gwen, aparte de su pareja Rhys (Kai Owen), introduciéndose nuevos personajes protagonistas como los agentes de la CIA Rex Matheson (Mekhi Phifer) y Esther Drummond (Alexa Havins). Como estrella invitada tenemos a un Bill Pullman interpretando a un asesino y pederasta convicto que se libra de la muerte en su misma ejecución, precisamente la escena que inaugura la temporada.
El capítulo tiene escenas impactantes que revelan cómo el show ha subido algunos peldaños en lo que a presupuesto se refiere: la persecución del helicóptero por la playa, la autopsia del tío que sigue vivo tras reventar en una explosión...Todo ello hace que Torchwood sea más espectacular pero, ¿igual de interesante que antes? Aun es pronto para juzgarlo cuando tenemos todavía nueve episodios por delante, pero la sensación de que el producto podría haberse desnaturalizado está ahí. El episodio es entretenido e interesante, en la línea de los misterios a los que habitualmente se enfrenta el grupo, pero quizás 10 episodios sean demasiado para un solo arco argumental. Tanto la primera como segunda temporadas se componían principalmente de capítulos autoconclusivos con una subtrama de fondo que daba cohesión a a historia. Eso es lo que daba variedad e interés a Torchwood. En Miracle Day, con una trama centrada en la ausencia de muertes y diez episodios para desarrollar la historia, puede que el nivel de acción trepidante y sin tregua al que estábamos acostumbrados se resienta un poco. En otras palabras: a más capítulos, más relleno.
Un comienzo de temporada prometedor, pero con cambios sustanciales que, mal llevados, pueden hacer de Torchwood un sucedáneo de sí misma. Si eso ocurriera sería un claro ejemplo de cómo una serie modesta puede morir a causa de su propio éxito, siendo comprada y adaptada a unos gustos y sensibilidades para los que en un inicio no había sido creada.
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