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EL ZOMBIE EN EL CINE (IV): LOS AÑOS PARÓDICOS

En 1985, animado por el éxito cosechado con Zombi y las imitaciones surgidas a partir de ésta, George A. Romero estrena El Día de los Muertos, tercera parte de su saga sobre los muertos vivientes. En realidad, se trata de la secuela más floja hasta esa fecha, que no aporta demasiado, aparte de aumentar el listón del número de litros de sangre por fotograma, e incide en
los mismos temas que en las anteriores películas, la irracionalidad del hombre, tomando como modelo en esta ocasión un grupo compuesto por militares y científicos a partes iguales. Existe una cierta desgana en la dirección de esta película que podría deberse a importantes cambios en relación al proyecto original por motivos presupuestarios, con  un argumento de base mucho más próximo a lo que sería la siguiente película de zombies de Romero, La Tierra de los Muertos Vivientes (2005). Como aportación original podríamos señalar la aparición de una cierta inteligencia muy básica en los monstruos, encarnada en esta película en el personaje de Bub, característica que desarrollaría Romero con mayor profundidad en sus siguientes aproximaciones a estos personajes.


LA IMAGEN MAS RECORDADA DE EL DÍA DE LOS MUERTOS

Ese mismo año, se estrenaría otra película de temática zombie, El Regreso de los Muertos Vivientes, de Dan O´Bannon, que alcanzaría mayor repercusión que la del maestro Romero. La mejor baza de esta película se encuentra en su combinación de terror y humor negro, que le hizo conseguir un estupendo rendimiento en taquilla. Este film establece a unos muertos vivientes algo más sibaritas de lo que estábamos acostumbrados a ver, con una dieta que se limita, no ya a cualquier tipo de carne humana, sino a cerebros. De hecho, se pasan gran parte del metraje gritando esta palabra a diestro y siniestro mientras persiguen a los vivos.

EL COMPONENTE HUMORÍSTICO ES MUY MARCADO EN EL REGRESO DE LOS MUERTOS VIVIENTES

Una propuesta como ésta, más o menos válida, sería la desencadenante de una banalización del género, en el que las apariciones de estas criaturas estarían más próximas a la estupidez que al horror. Así, en el clímax de El Regreso de los Muertos Vivientes II (1988), cuando los zombies son atraídos a una central eléctrica para ser electrocutados, se cruza por delante de la pantalla un muerto viviente disfrazado de Michael Jackson imitando los pasos de baile del famoso cantante. Supongo que en la década de los calentadores, las hombreras y los pelos cardados este chiste debía ser lo más, pero visto en perspectiva, da un poco de vergüenza ajena. Otro ejemplo demencial lo tenemos en Guerreros del Más Allá (1986), donde el protagonista crea un arma laser a partir del lector de un reproductor de CD´s (¿?!!) para perseguir y matar a los zombies.

PÓSTER ESPAÑOL DE EL TERROR LLAMA A SU PUERTA, CARNE DE VIDEOCLUB

Afortunadamente, que el que la mayoría del cine zombie de aquellos años tuviera una calidad ínfima, no quita que algunos films consiguieran un buen equilibrio entre el humor negro y el terror. Ahí tenemos a Re-Animator (1985), que integra con atino altas dosis de humor, sangre y erotismo, y El Terror Llama a su Puerta (Night of the Creeps, 1986), con un montón de guiños al cine fantástico de lo más ocurrentes.

EL MÁS ALLÁ, OBRA MAESTRA DEL ESPAGUETI-ZOMBIE

De la primera mitad de la década, en la época del espagueti-zombie, podríamos salvar a aquellas realizadas por Lucio Fulci que componen una trilogía no oficial denominada Puertas del Infierno. En Miedo en la Ciudad de los Muertos Vivientes (1980), El Más Allá (1981) y Aquella Casa al Lado del Cementerio (1981), Fulci juega con el surrealismo, de un modo similar a como lo hizo Don Coscarelli en Phantasma (1979), para conseguir imágenes realmente impactantes y perturbadoras.

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