Nada más reincorporarnos de nuestras merecidas vacaciones hemos salido corriendo a ver Capitán América: El Primer Vengador. Hemos ido con el resquemor aun reciente del fiasco de Green Lantern pero con la mente abierta a gratas sorpresas de última hora. Pues bien, la crítica del Capitán América podría terminarla ahora mismo diciendo que es absolutamente todo lo contrario a Green Lantern y si habéis leido mi crítica sobre esta última entenderéis por qué.
Las dos horas de metraje del Capitán América están perfectamente aprovechadas al segundo, no dando tregua al aburrimiento. La presentación del personaje de Steve Rogers es concisa y certera sin contar más de lo necesario y sentando las bases futuras del personaje, todo un boy scout íntegro y moralmente intachable. Aquí radica la mayor dificultad a la hora de plasmar en cine este personaje. No hay lado oscuro que valga, ni redención, ni venganza, ni evolución (excepto la física, claro), tan sólo un buen chico de Brooklyn. Esta unidimensionalidad del protagonista no desmerece la historia en absoluto sino que se convierte en el leit motiv de la película.
Chris Evans, en su segunda interpretación superheroica, encarna perfectamente al héroe, tanto su imponente aspecto físico como su alma, lejos de su anterior (y gran) interpretación de Johnny Storm en los Cuatro Fantásticos, un personaje engreído e irresponsable. La insistencia que recibió el actor para que aceptara el papel de Steve Rogers se ven plenamente justificadas, pues tras ver la película no nos imaginamos otra persona en la piel del Primer Vengador. Evans consigue mantener durante toda la historia esa inocencia y bondad que le hicieron merecedor del suero del Supersoldado.
Al principio pensábamos que el carisma del supervillano, Cráneo Rojo, superaría con creces al del protagonista, como ocurrió ya con ambos Jokers, en sus respectivas encarnaciones. Hugo Weaving está cómodo en el papel y no se ve forzado ni caricaturesco en ningún momento. A pesar de que durante media película aparece con su rostro de Cráneo Rojo consigue una expresividad que otros acores sin máscara serían incapaces de imprimir a sus personajes. Es un villano a la altura, quizás por encima, del héroe que iguala en fuerza, destreza e inteligencia.
Tommy Lee Jones, en sus apariciones siempre brillantes, se ha reservado las mejores líneas de diálogo aportando siempre algo a su aparición en escena. Jones ofrece también algo muy importante: seriedad y realismo a la cinta, no cayendo en la parodia ni en la sobreactuación, a lo que los papeles militares se prestan tanto. La inevitable chica de la película, de carácter fuerte dada su condición militar, está interpretada por la actriz británica Hayley Atwell, pero a diferencia de otros films su personaje no entorpece la acción ni lastra la historia con romances forzados fuera de contexto que no aportan nada a la película. la historia de amor que podemos ver en el Capitán América es latente casi hasta el final.
Lo que no es latente ni sugerido es la acción desbordante que debe primar en toda película de superhéroes que se precie de serlo. Las escenas de acción no dan tregua al espectador del Capitán América y, a diferencia de otras producciones, aquí si vemos la coreografía de las luchas y las batallas, no un borrón en el que apenas vislumbramos nada. Desde el minuto uno asistimos a las proezas del personaje aún cuando su físico no daba para mucho pues era un auténtico alfeñique. Por cierto, estupendo trabajo del equipo de FX con la caracterización de Evans antes de recibir el suero del supersoldado.
Un acierto importante de la película es haber sido ambientada en un 99% en la II Guerra Mundial, una apuesta personal del director Joe Johnston que ha tenido su rentabilidad artística. El reto de una película enteramente ambientada en los años 40´s no era fácil, ni demasiado comercial ni, obviamente, barato. La película destila un aroma aventurero heredero de la mejores películas del género, pero aportando más realismo a pesar de tratarse de un superhéroe. La película esta salpicada con las dosis justas de humor que, incluso, llegan a provocar la risa en los momentos apropiados, pero sin pasarse.
La historia podría ser perfectamente real y de ello se han cuidado mucho tanto el director como los guionistas, respetando la esencia de un personaje con tantos cómics a sus espaldas. El diseño de producción es espectacular no escatimando escenarios ni situaciones: el viejo Brooklyn, los laboratorios, las factorías de Cráneo Rojo y sus armas, los escenarios naturales...En definitiva 140 millones de dólares muy bien aprovechados que nos hacen pensar cómo otras películas con presupuestos mayores no lucen como el Capitán América.
DE TAL ASTILLA... |
La elección de Joe Jonhston, aunque al principio la tomamos con cautela (vean El Hombre Lobo y entenderán mis recelos) ha resultado más que acertada. La película me recuerda enormemente a la excelente Rocketeer, que convendría revisar y que en su día tanto disfruté. Se nota la seriedad con la que Johnston se ha tomado su tarea y eso se agradece en la película. Otros se habrían tomado el trabajo como un mero encargo alimenticio en el que no estaban implicados ni una mínima parte (¿me oyes, Martin Campbell?).
La película encaja a la perfección en el puzzle del Universo Marvel Cinemático con algunas referencias medio ocultas al espectador no iniciado en los cómics del personaje. Esta película corre el riesgo de ser tachada por su título de patriotera por quienes no conozcan la historia del Capitán América. Nada más lejos de la realidad. El Capitán América es un personaje que suena a la mayoría de la gente pero que es muy poco conocido realmente por lo que mucho público se abstendrá de pisar las salas para ver la película. Esperemos que el boca-oreja haga que la película tenga el éxito que se merece, pues me atrevo a decir que es de los mejores estrenos del año. Y lo que es más importante, que El Capitán América es una película perfectamente disfrutable por quien pase olímpicamente de superhéroes pues casi estamos ante una película de acción pura y dura.
Me alegra comprobar que este último paso hacia la película de Los Vengadores que es el Capitán América haya merecido la pena y sea una película casi redonda. No se me ocurren pegas a esta película y más habiendo asistido al último fiasco verde. Recomendamos ver la película, probablemente lo mejor de la cartelera actual, olvidando prejuicios e ideas preconcebidas sobre el personaje. Olvidemos lo de Capitán América y sustituyámoslo por el nombre que queramos y nos quedará una espléndida película de aventuras clásica y disfrutable tanto por jóvenes como por adultos.
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