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NOS4A2 (Nosferatu), Crítica de la Temporada 1

El nombre de Stephen King suena a todo el mundo. El de su hijo, Joe Hill, posiblemente tenga menos resonancia para los no aficionados. Este es precisamente el autor de la novela en la que se basa esta serie de AMC que Amazon Prime ha puesto a disposición de sus suscriptores desde el pasado 21 de abril. Una vez vistos los diez capítulos en los que consiste la primera temporada, nos disponemos a analizar qué nos ha parecido esta nueva propuesta de corte fantástico.


Charlie Manx (Zachary Quinto) es un ser sobrenatural que se dedica a raptar niños para llevarlos a lo que él entiende como su oasis particular, Christmasland. El problema es que él se alimenta de la esencia de estos niños para mantenerse joven y esquivar su verdadera edad, que pasa del centenario. Nadie parece estar pendiente de las acciones de este ser, hasta que Vic McQueen (Ashleigh Cummings), una joven con una sensibilidad especial, se cruza en su camino. 

La serie cruza varias tramas que, si las analizas por separado, podrían ser casi independientes hasta que van convergiendo. El problema es que no hace muy bien esto último. Esta serie es el equivalente a una hamburguesa de cadena de comida rápida. El primer bocado está bueno, pero no resiste un análisis nutricional ni comer varios días seguidos lo mismo. También es efectiva para gustar al gran público sin grandes exigencias.

Por un lado, tenemos mucho protagonismo de Vic McQueen. Para empezar, la actriz elegida no solo tiene bastantes más de los dieciocho años que no paran de repetirnos que tiene. Parece incluso mayor de su edad real, veintisiete. Esto hace caer bastante el creerte lo que ves. Sus relaciones familiares insisten de una manera simplona y superficial en los defectos: que si el padre bebe, que si la madre es la que trabaja, infidelidades absurdas... Plantea dificultades económicas en la familia, pero luego quedan en nada, porque se resuelven con más magia que en Christmastland. Es un defecto en general de la serie, plantea situaciones que luego parece olvidar. Es el caso del admirador de Vic, Drew (Rarmian Newton). Pasamos de repente al anodino amigo de toda la vida, que nada más parece estar para lo que averiguamos al final de la serie. Para ser una serie de corte fantástico que pasa tan poco tiempo mostrando fantasía, debería haber cuidado mucho más este aspecto. Los amigos de Vic y sus relaciones familiares no parecen tener más objetivo que rellenar espacio. 

VIC NO SE QUITA SU CAZADORA CASI BAJO NINGÚN CONCEPTO

Este esquema se repite de alguna manera con Maggie (Jahkara Smith) y su amistad con el sheriff. Su situación familiar es también retratada de forma esquemática y simple, sin tener en cuenta lo poliédrico de las relaciones entre padres e hijos. Tampoco nos queda nada claro de qué come esta chica. Es en cambio Maggie y sus habilidades el personaje más interesante tras Charlie Manx, aunque acaba pecando de poco desarrollo, a pesar de que episodios han tenido de sobra para ello. 

La serie entretiene, pero termina cayendo en la inverosimilitud, y no precisamente por la parte mágica. Está bien pensada la explicación por la que Vic puede acceder al mundo de Charlie, ya que al menos se molestan en pensar una. El problema es que casi todos parecen ser unos héroes, y difícilmente en una situación como la que se encuentran se pueden permitir tanta dedicación y tanto riesgo. 

NOS4A2 ES UN COCHE, NO UN VAMPIRO. Y CON MÁS PERSONALIDAD QUE ALGUNOS PROTAGONISTAS

En cuanto a Bing Partridge (Olafur Darri Olafsson), el necesario cómplice, no me acabo de explicar por qué no está detenido, ni cómo es posible que con su pasado sea conserje en un instituto. Va orbitando de idiota a inteligente según va necesitando la serie.

Si buscáis fantasía, esta serie no os va a dar mucho de eso. Y la verdad es que profundizar en Christmastland habría sido lo mejor que podría haber hecho la serie, y no perder el tiempo con los problemas familiares de Vic. La idea de un Charlie rescatando a niños desatendidos podría haber sido mucho más provechosa, pero se pierde la oportunidad de hacer un personaje con más caras que la de la pura maldad. 


En definitiva, una serie con personajes arquetípicos, donde no falta la inspectora de policía superseria y superprofesional de minoría étnica. Por otro lado, algún momento de tensión que funciona sí que tiene. Todo esto habría sido mucho más disculpable si hubieran tenido la decencia de terminar todo en una temporada. En vez de eso, nos dejan cabos sueltos imperdonables con la única intención de vendernos una segunda tanda de capítulos. En este caso no es que no sea necesaria, es que es directamente una falta de respeto al espectador. Si fácilmente podríamos haber prescindido de algunos episodios, no digamos ya una continuación. Nada hay que lo justifique, más que las ganas de hacer negocio de sus productores. Una pena.

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