Con enorme alegría he recibido la decisión de ECC Ediciones de publicar una obra que no sólo es que sea de mis favoritas de Batman, sino que es de las primeras que leí del personaje. Además, a diferencia de su primera edición en España, incluye los dos números de Los Titanes que completan la historia y que fueron ignorados en un primer momento. Os relato por qué si este mes (y el siguiente) sólo podéis comprar un cómic, que sea este.
En realidad eso de llamarlo Año Tres viene del éxito que tuvo Frank Miller con su Año Uno. Luego siguió Año Dos, que no seguía propiamente la historia pero venía bien para vender. No se ubica ni mucho menos en el tercer año de Batman. De hecho, dado que se considera que el tercer año de ejercer sus actividades fue cuando apareció Dick Grayson, el primer Robin, se aprovecha para recordar cómo fue su llegada a la vida del murciélago.
La primera parte del tomo se centra en un Batman que ha sufrido la reciente pérdida de Jason Todd a manos del Joker, tras Una Muerte en la Familia. Semejante golpe hace que su comportamiento sea brutal, lo que motiva que Alfred pida ayuda a Dick Grayson ante la deriva autodestructiva de su jefe. Además, un tema importantísimo de su propio pasado vuelve, poniendo tensión a una situación ya de por sí muy complicada.
Ya no se hacen historias como estas. Entiendo que los cómics tengan que evolucionar, y disfruto con lo que se hace actualmente, pero echo de menos las historias que empiezan, terminan y cuidan la personalidad de cada intérprete. Historias que se ramifican y tienen consecuencias que permanecen en las vidas de los personajes. Los personajes que se plantean cosas, que dudan, que sufren, que tienen relaciones complicadas entre ellos y su pasado. Desde el principio nos vemos atrapados en una historia intensísima, donde se nos define perfectamente la difícil relación entre Bruce Wayne y un Dick Grayson ya adulto (mucho más que en su colección actual), líder de Los Titanes e independizado. Empatizamos a la perfección con un Alfred testigo que hace de narrador silencioso y se ve incapaz de intervenir o ayudar como él quisiera. Un caso criminal complicado que se va trufando con recuerdos y momentos del pasado que terminan formando el presente. Una conclusión que ha sido homenajeada en uno de los mejores episodios de Batman: La Serie Animada: Robin's Reckoning. Una auténtica maravilla donde Wolfman demuestra que sabe mejor que nadie quiénes son Batman y Robin. Una pena que para mi, al menos, el dibujo no está a la altura. No es casualidad que nadie recuerde a Pat Broderick. Las caras que dibuja y su dominio de las proporciones deja bastante que desear. La fuerza tan imponente de la historia hace que este defecto quede algo difuminado, pero no deja de ser una pena.
Tras este estupenda historia, tenemos la no menos brillante Un Lugar Solitario Para Morir. La verdadera causa de esta historia estaba en la decisión de DC de que la figura de Robin tenía que volver. Obviamente, la opción más lógica para los ejecutivos tras la muerte de Jason Todd era recuperar a Dick Grayson, líder de Los Titanes. El problema es que este funcionaba muy bien como líder de Los Titanes y como Nightwing. Además, Wolfman tenía debilidad por él, de manera que llegó al acuerdo de proporcionar un nuevo Robin para que todos se quedaran contentos. Sin embargo, aprovecharían para solventar los problemas que tenía el segundo Robin: sería un chico más centrado, más detective y tendría la bendición del primero. De esta manera, nació Tim Drake, el primer Robin que consiguió serie propia.
Saltándonos los datos históricos, y centrándonos en lo que nos ofrece este tomo crucial para entender el mejor Batman, la presentación del chico es brillante. A través de un misterio y de una serie de deducciones, el chico entra en el mundo de Batman a través de Dick, el cual también tiene que lidiar con su origen y solucionar ciertos temas de su pasado. Es complicado comprar la idea de que, tras la muerte de Jason Todd, Batman acepte tener de nuevo a un chico como Robin y no ser chocante para el lector semejante irresponsabilidad. Los Titanes no saben lo que está ocurriendo con su líder, que resulta ser tan reservado como su mentor.
Con todo la carga emocional que supone la historia para todos, Wolfman se las apaña para construir un par de casos detectivescos, que al fin y al cabo es a lo que se dedica la batfamilia. Unos casos que inevitablemente se mezclan a la perfección con las vidas personales de los protagonistas, colocando a Wolfman en el podio de los mejores autores de Batman. Y esto sin estridencias ni golpes de efecto que buscan el impacto fácil que a nada lleva. Encima, resulta ser un homenaje inmejorable a la figura de Robin, que tantos desprecios y burlas ha sufrido incluso por algunos seguidores (y autores) del murciélago. Entre la lista de autores que nos describen a un Batman y Robin que podría existir, Wolfman esté bien alto.
El tema del dibujo mejora en esta segunda historia, estando a cargo del imprescindible Jim Aparo, y el expresivo, aunque mucho menos conocido, Tom Grummett. Sin duda, influye la ayuda que tuvo de George Perez. Todo un lujo. Esta segunda historia tiene así un dibujo que va más acorde con la tremenda calidad del guión resultando, en mi opinión, todavía más redonda.
Un tomo para leer y releer cada cierto tiempo, de cuyas páginas se descubren nuevos detalles en cada visita. Poco más se puede pedir en un cómic de superhéroes. Gracias a estas dos historias, que fueron de las primeras que leí de Batman, continúo siguiendo al personaje y su mundo casi 30 años después. No se me ocurre mejor forma de definir lo que este tomo representa para mi y para muchos fieles seguidores del murciélago. Y tras todo este tiempo, no ha envejecido un ápice, sin necesidad de que aparezcan selfies ni se hagan referencias a internet. Un logro difícil de alcanzar.
La primera parte del tomo se centra en un Batman que ha sufrido la reciente pérdida de Jason Todd a manos del Joker, tras Una Muerte en la Familia. Semejante golpe hace que su comportamiento sea brutal, lo que motiva que Alfred pida ayuda a Dick Grayson ante la deriva autodestructiva de su jefe. Además, un tema importantísimo de su propio pasado vuelve, poniendo tensión a una situación ya de por sí muy complicada.
LA LLEGADA DE ROBIN DEFINE EL TERCER AÑO DE LA EXISTENCIA DE BATMAN |
Ya no se hacen historias como estas. Entiendo que los cómics tengan que evolucionar, y disfruto con lo que se hace actualmente, pero echo de menos las historias que empiezan, terminan y cuidan la personalidad de cada intérprete. Historias que se ramifican y tienen consecuencias que permanecen en las vidas de los personajes. Los personajes que se plantean cosas, que dudan, que sufren, que tienen relaciones complicadas entre ellos y su pasado. Desde el principio nos vemos atrapados en una historia intensísima, donde se nos define perfectamente la difícil relación entre Bruce Wayne y un Dick Grayson ya adulto (mucho más que en su colección actual), líder de Los Titanes e independizado. Empatizamos a la perfección con un Alfred testigo que hace de narrador silencioso y se ve incapaz de intervenir o ayudar como él quisiera. Un caso criminal complicado que se va trufando con recuerdos y momentos del pasado que terminan formando el presente. Una conclusión que ha sido homenajeada en uno de los mejores episodios de Batman: La Serie Animada: Robin's Reckoning. Una auténtica maravilla donde Wolfman demuestra que sabe mejor que nadie quiénes son Batman y Robin. Una pena que para mi, al menos, el dibujo no está a la altura. No es casualidad que nadie recuerde a Pat Broderick. Las caras que dibuja y su dominio de las proporciones deja bastante que desear. La fuerza tan imponente de la historia hace que este defecto quede algo difuminado, pero no deja de ser una pena.
EL TRAJE DE ROBIN NO PUEDE QUEDAR VACANTE |
Tras este estupenda historia, tenemos la no menos brillante Un Lugar Solitario Para Morir. La verdadera causa de esta historia estaba en la decisión de DC de que la figura de Robin tenía que volver. Obviamente, la opción más lógica para los ejecutivos tras la muerte de Jason Todd era recuperar a Dick Grayson, líder de Los Titanes. El problema es que este funcionaba muy bien como líder de Los Titanes y como Nightwing. Además, Wolfman tenía debilidad por él, de manera que llegó al acuerdo de proporcionar un nuevo Robin para que todos se quedaran contentos. Sin embargo, aprovecharían para solventar los problemas que tenía el segundo Robin: sería un chico más centrado, más detective y tendría la bendición del primero. De esta manera, nació Tim Drake, el primer Robin que consiguió serie propia.
Saltándonos los datos históricos, y centrándonos en lo que nos ofrece este tomo crucial para entender el mejor Batman, la presentación del chico es brillante. A través de un misterio y de una serie de deducciones, el chico entra en el mundo de Batman a través de Dick, el cual también tiene que lidiar con su origen y solucionar ciertos temas de su pasado. Es complicado comprar la idea de que, tras la muerte de Jason Todd, Batman acepte tener de nuevo a un chico como Robin y no ser chocante para el lector semejante irresponsabilidad. Los Titanes no saben lo que está ocurriendo con su líder, que resulta ser tan reservado como su mentor.
Con todo la carga emocional que supone la historia para todos, Wolfman se las apaña para construir un par de casos detectivescos, que al fin y al cabo es a lo que se dedica la batfamilia. Unos casos que inevitablemente se mezclan a la perfección con las vidas personales de los protagonistas, colocando a Wolfman en el podio de los mejores autores de Batman. Y esto sin estridencias ni golpes de efecto que buscan el impacto fácil que a nada lleva. Encima, resulta ser un homenaje inmejorable a la figura de Robin, que tantos desprecios y burlas ha sufrido incluso por algunos seguidores (y autores) del murciélago. Entre la lista de autores que nos describen a un Batman y Robin que podría existir, Wolfman esté bien alto.
El tema del dibujo mejora en esta segunda historia, estando a cargo del imprescindible Jim Aparo, y el expresivo, aunque mucho menos conocido, Tom Grummett. Sin duda, influye la ayuda que tuvo de George Perez. Todo un lujo. Esta segunda historia tiene así un dibujo que va más acorde con la tremenda calidad del guión resultando, en mi opinión, todavía más redonda.
Un tomo para leer y releer cada cierto tiempo, de cuyas páginas se descubren nuevos detalles en cada visita. Poco más se puede pedir en un cómic de superhéroes. Gracias a estas dos historias, que fueron de las primeras que leí de Batman, continúo siguiendo al personaje y su mundo casi 30 años después. No se me ocurre mejor forma de definir lo que este tomo representa para mi y para muchos fieles seguidores del murciélago. Y tras todo este tiempo, no ha envejecido un ápice, sin necesidad de que aparezcan selfies ni se hagan referencias a internet. Un logro difícil de alcanzar.
GRANDES AUTORES DE BATMAN: MARV WOLFMAN – BATMAN: AÑO TRES
ECC Ediciones
Edición original: Batman núms. 436 a 442 USA, New Titans núms. 60 a 61 USA
Guion: George Pérez, Marv Wolfman
Dibujo: George Pérez, Jim Aparo, Pat Broderick, Tom Grummett
Cartoné, 224 págs. A color.
Precio: 22 €
ECC Ediciones
Edición original: Batman núms. 436 a 442 USA, New Titans núms. 60 a 61 USA
Guion: George Pérez, Marv Wolfman
Dibujo: George Pérez, Jim Aparo, Pat Broderick, Tom Grummett
Cartoné, 224 págs. A color.
Precio: 22 €
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