Cuando una serie es descrita en algunos medios como la nueva Stranger Things, lo menos que uno puede hacer es echarle un vistazo para ver si es cierto. Y, francamente, los dos primeros capítulos que he sido capaz de aguantar me han llevado a la conclusión de que merece el título de Cosas Extrañas más que la primera. Os explico brevemente a qué se debe esta impresión de la serie.
La razón por la que he visto dos capítulos no es porque el primero me haya conseguido enganchar: ha sido para ver si soy capaz de saber de qué narices va la serie. La única conclusión que he sacado es que va de cómo hacer perder el tiempo al que la ve. Donde muchos ven genialidad por poner títulos de créditos a mitad del capítulo, o por mezclar dioses indios con sueños y castigos divinos, yo veo una serie que no es capaz de ofrecer lo más básico: una historia que enganche. Supongo que algunos dirán que hay que ver la serie entera para poder opinar, como si uno dispusiera de tantas horas para tirarlas alegremente por el desagüe. No dudo que la serie tenga un giro supergenial a última hora, que es de lo que hablan en los titulares de cómo mantuvieron el secreto a salvo de lo que ocurre en la serie. Como si tener un misterio fuera lo único necesario para mantener una serie, sin tener en cuenta cosas como la narrativa, personajes interesantes o tener algo que contar. Ese es en realidad el misterio que seguro no han sabido desvelar.
La razón por la que he visto dos capítulos no es porque el primero me haya conseguido enganchar: ha sido para ver si soy capaz de saber de qué narices va la serie.
The OA nos ¿cuenta? cómo Prairie Johnson (Brit Marling), una chica que desapareció hace 7 años siendo ciega, aparece viendo perfectamente. La impresión que causa en su vecindario y en sus padres adoptivos va creciendo mientras ella va poco a poco desvelando qué es lo que ha sucedido. La protagonista (y creadora, lo que explica el desafortunado casting) interpreta a uno de los personajes más mustios que hayan protagonizado una serie de televisión. La cara de angustia no se la quita ni para dormir, lo que a mi al menos me provoca rechazo. Si pretende ser vulnerable, no lo consigue en absoluto.
Se enredan en contar cosas tanto del pasado como del presente de una manera absurda, que no parece obedecer más que a rellenar horas de metraje sin tener nada que decir. Los capítulos están regados de personajes antipáticos y desagradables, con vidas desastrosas y deprimentes. Ninguno me interesa, y eso que lo he intentado. A ese efecto ayuda a que la lógica en sus actuaciones y decisiones brilla por su ausencia, lo que les aleja aún más del espectador, al menos de mi.
EL TIEMPO QUE NECESITA PRAIRIE PARA CONTAR SU HISTORIA ES EL DOBLE QUE TARDÓ EN VIVIRLA |
Se enredan en contar cosas tanto del pasado como del presente de una manera absurda, que no parece obedecer más que a rellenar horas de metraje sin tener nada que decir. Los capítulos están regados de personajes antipáticos y desagradables, con vidas desastrosas y deprimentes. Ninguno me interesa, y eso que lo he intentado. A ese efecto ayuda a que la lógica en sus actuaciones y decisiones brilla por su ausencia, lo que les aleja aún más del espectador, al menos de mi.
Aparece gente y desaparecen a conveniencia de la historia sin que el sentido común o la credibilidad se tengan en cuenta. Esta claro que cualquier cosa puede pasar, pero que nos entretengan mientras llegamos a ella, no.
Estoy bastante harto de que me quieran convencer de que una serie merece la pena sólo porque hay un giro genial a última hora o porque no te veas venir la explicación a todo. Stranger Things tenía su misterio, pero todos los capítulos tenían su sentido y enganchaba desde el principio sin tener que descansar toda la producción en el desenlace. Espero que se pase esta moda ridícula donde se pretende hacer una serie de donde no hay nada de nada.
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