Ambientada 11 años después de los hechos acaecidos en el film de Steven Spielberg de 2002, Minority Report, de la cadena FOX, pretende relatar que ocurrió con las vidas de los tres precogs tras el abrupto cierre del programa Pre-Crimen. Dash (Stark Sands), es uno de aquellos tres hermanos, el único de ellos que aparentemente no se ha resignado a ignorar sus poderes y continuar permitiendo crímenes que podrían evitarse. Acosado constantemente por sus incompletas visiones, Dash intenta con poco éxito evitar los potenciales crímenes con la ciudad de Washington D.C. como telón de fondo. Tras ser descubierto por la detective Lara Vega (Meagan Good), ambos intentan prevenir que se atente contra el propio alcalde de la ciudad.
Este es el punto de partida de Minority Report, una serie que pretende contarnos que fue del departamento Pre-Crimen tras su cierre, con sus reclusos, liberados tras la cancelación del programa, y con los tres mutantes precognitivos. El show está planteado claramente como un procedimental, con Dash, uno de los gemelos precogs, haciendo equipo con una detective de la policía metropolitana de Washington. En principio, los dos hermanos de Dash, Arthur y Agatha, no tienen gran peso en este primer episodio, pero ya se intuye por algunos asuntos planteados que cobrarán mas relevancia en próximos capítulos. Por cierto, en principio Stark Sands iba a encarnar a los dos gemelos, pero se decidió que un actor distinto interpretara a Arthur, lo cual es un poco extraño si tenemos en cuenta que son gemelos, no mellizos.
La serie intenta recuperar el sabor del film original, en mi opinión uno de los mejores de Spielberg, pero se queda muy atrás en el intento. Ni la fotografía ni los efectos visuales logran impactar lo que debieran, aunque algunos detalles son ciertamente resaltables para una serie de televisión con menor presupuesto que un largometraje. Pero lo que debiera interesarnos de verdad, la historia, se muestra muy pronto como lo que es, un procedimental de esos que tanto gustan a las audiencias norteamericanas, encajado en un marco de ciencia ficción para darle mayor atractivo visual.
ARTHUR, EL HERMANO DE DASH, HA EMPLEADO SU DON EN ACTIVIDADES MAS LUCRATIVAS |
La serie, si olvidamos que está ambientada en el universo de Minority Report, podría llamarse perfectamente C.S.I.: Washington 2065, ciudad y año en el que transcurre la acción. Los compañeros de departamento de la detective Vega, Will Blake (Wilmer Valderrama) y Akeela (Li Jun Li) parecen mas supermodelos que policías, sobre todo la chica asiática, lo que ayuda aun mas a crear la sensación que estamos viendo la típica serie de policías guapetones que tanto abundan en las networks americanas. Si a esto añadimos que la pareja protagonista, Dash y Vega, no pueden ser mas distintos y que de nuevo tenemos el cliché de la típica policía aparentemente sin vida personal mas allá de su trabajo, el resultado final que vemos en este piloto no puede ser mas desangelado. Y no puede faltar el típico científico friki que vive alejado del mundo y que, oh sorpresa, aun tiene en su casa todo un laboratorio con el que salvar el día (¿otro cliché de las series de FOX?).
Pero si obviamos todos los fallos anteriores y la serie nos ofreciera un argumento absorbente, interesante, con un buen cliffhanger al fin del episodio y la promesa de un hilo conductor de fondo que hilvane toda la primera temporada, pues estaríamos ante una serie que merecería la pena ver, pero desgraciadamente no es así. A menos que la cosa cambie en próximos episodios, la trama es de todo menos imaginativa, con una resolución bastante apresurada, previsible, poco elaborada y, como no, políticamente correcta, una dinámica que ofrece pocas sorpresas y giros a un espectador que mira demasiadas veces al reloj.
En definitiva, Minority Report, salvo un gran cambio en próximos episodios, solo gustará a los fans de los procedimentales que puedes ver haciendo otra cosa, como planchar o limpiar el polvo de los muebles, ya que no ofrece excesivas complicaciones. Además, el hecho de que FOX sea muy dada a cancelar series precisamente cuando comienzan a ponerse interesantes (léase Almost Human) hace que engancharse a Minority Report se haga aun mas duro.
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