Como todos los años, llega la fecha de las listas de lo mejor y lo peor del año. Empezamos por las series, ya que a estas alturas podemos recopilar con tranquilidad las que más alegría nos han dado. Obviamente, dejamos alguna fuera porque hay que seleccionar 10, y no hemos podido ver absolutamente todas las estrenadas. Quizás alguna otra hubiera merecido estar en las 10 elegidas, así que, como siempre, podéis discutir esta lista con vuestras aportaciones y descartes. Empezamos.
Por ser la más exquisita: HOUSE OF CARDS. El que posiblemente ha sido el estreno más ambicioso del año, ha cumplido con creces. Actores y directores de primera línea, una producción excelente y todos los lujos al alcance de la primera serie de producción propia de Netflix. Unos guiones brillantes, y seguramente muy cercanos a lo que se mueve en las altas esferas políticas de cualquier país del mundo, ya que es una adaptación de una serie británica del mismo nombre. No todos los actores de cine que se han pasado a la televisión han tenido la suerte de Kevin Spacey y Robin Wright. La segunda temporada será la última, algo que trae más ventajas que inconvenientes, ya que podrán hacer lo que quieran.
Por ser la más inquietante: UTOPIA. Esta modesta producción británica de tan solo 6 episodios que apenas superaba el 5% de audiencia en Channel 4, tiene el poder de hacerte replantearte toda tu realidad, tu posible futuro, y como te enfrentas a las noticias que nos bombardean continuamente. A eso, añadidle una fotografía fuera de serie y una excelente banda sonora. Aunque en mi opinión no lo necesita, hay planeada una segunda temporada. Veremos si está a la altura de la primera.
Por ser una excelente lección de historia: VIKINGOS. Si nos enseñaran en clase historia como Michael Hirst en sus series, nadie bajaba del sobresaliente. Gracias a Thor a todos nos suenan los dioses nórdicos como Odín o Loki, pero también merecía ser conocido Ragnar Lothbrok. Las licencias las damos por sentadas en este tipo de serie, pero el propio Hirst declaró orgulloso que desde estos mismos países que representa en la serie, le felicitaron con estas palabras: ya era hora de que pudieran ver su propia historia en televisión. Así que ya sabéis, a disfrutar de ella sabiendo que os estáis culturizando con la cultura vikinga.
Por ser la mejor serie de espías de verdad: THE AMERICANS. Ahora que Homeland no es ni la sombra de lo que fue, esta serie viene a demostrar que un gran thriller no necesita darle mil vueltas a la misma idea una y otra vez. Ni siquiera un gran presupuesto. Un gran guión, escrito por un ex-agente de la CIA, Joe Weisberg, nos lleva de la mano a la guerra fría y nos demuestra que cualquier tiempo pasado... también estaba lleno de problemas.
Por su ritmo, originalidad y desenfado: Orphan Black. Propuesta modesta donde las haya, y vaya si ha cumplido. La actriz Tatiana Maslany se enfunda en no se cuantos papeles diferentes para convencernos de que todas sus versiones tienen personalidad distintas. Una serie de ciencia ficción, en la que no han recurrido prácticamente a ningún efecto especial. ¿Una cola cuenta? Episodios trepidantes llenos de misterio, que sin embargo no sabe uno si hubiera sido mejor cerrar la serie en esta temporada, que seguir alargándola. La segunda temporada nos dará la respuesta.
Por ser un producto honesto: The Tomorrow People. Quizás a alguno le sorprenda que aparezca una serie dirigida en principio a adolescentes en nuestra selección del año. Pero de verdad que lo merece. Poco a poco se van esforzando en ofrecer más y más en cada episodio, en alejarse de tramas simples. Incluso, podríamos decir que lo que menos funciona en la serie es el triángulo amoroso de los protagonistas, la esencia de cualquier serie para teens. Sin embargo, es de lo poco, poquísimo que tenemos de ciencia ficción-fantasía en antena.
Por ser una propuesta elitista que funciona: Masters of Sex. Poca gente podía decir quiénes eran los científicos Masters y Johnson. Y complicada la apuesta de contar en una serie lo que suele explicarse en un documental de una hora que, seamos sinceros, ven muy pocos. ¿Van a interesarnos las desventuras de esta pareja investigando capítulo a capítulo, cuando pase la novedad de ver las risitas de unos personajes y otros al poner a las parejas a tener relaciones sexuales? Pues mira, Showtime lo ha conseguido. Pocos canales podrían decir lo mismo.
Por ser la más irreverente: Orange is the New Black. Las cárceles americanas parecen tan mal destino como las de cualquier otro país. Y que sea tan fácil identificarse con la protagonista, Piper, hace que nos sintamos todos un poco prisioneros de esta cárcel en sus intensos episodios. A través de flashbacks, conocemos el pasado de ella, de sus compañeras, sin olvidar cómo le va a su familia fuera de la cárcel. Esta serie, imposible de emitir en abierto por su temática y sus escenitas subidas de tono, ha supuesto otro triunfo para Netflix. Dos de dos. Que siga la racha. Eso si, la intro ganaría a la más fea del año, aunque le viene genial a la serie.
Por ser la mas elegante: HANNIBAL. Que una cadena como la NBC haya emitido una serie tan elegante y exquisita (y no me refiero a los platos que preparaba para ciertas escenas José Andrés, nuestro chef mas internacional y asesor culinario del show) como esta resulta, como poco, insólito. Mas cercana en su estética y temática a una serie de cable que a la de una network, Hannibal ha resultado ser un digno spin-off televisivo de las películas y novelas de Hannibal Lecter. Cada episodio, titulado con el nombre de un ingrediente de la cocina francesa, dejaba con ganas de mas, como los buenos platos, y con una curiosidad insana por ver que atroces y elaborados crímenes era capaz de cometer este asesino en serie tan particular.
Por ser una precuela que si vale la pena: Bates Motel. Otra serie sobre un psicópata cinematográfico... y otro acierto, esta vez de una cadena modesta como es A&E. Pretender ser una secuela del magistral clásico de Alfred Hitchcock y estar ambientada en la actualidad parecía, a priori, difícil de conjugar. Sin embargo, la extraña mezcla funciona, y de que manera. Una galería de personajes fascinantes donde nada ni nadie es lo que parece hacen de esta serie una pequeña joya de la que disfrutar, olvidando las ideas preconcebidas y prejuicios que albergamos muchas veces hacia los remakes y reboots de los clásicos.
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